Como todos
sabemos, los políticos son físicamente horrendos (salvo deshonrosas excepciones). Por ello, se valen del Photoshop
para darse un zarpazo de tigre. Véase los siguientes dos ilustrativos casos; curiosamente,
ambos del PRI:
Sin embargo,
hay políticos que no le temen a su fealdad. Tal es el caso de Manuel Carrillo,
candidato al V distrito de la ciudad de Mérida (mi distrito).
A pesar de que
su fealdad es casi tan abominable como la de Cuauhtémoc Blanco, los niños no parecen tenerle miedo.
Claro que,
tonto no es. Sabe que los niños no
pueden votar. Así que en los carteles de su campaña es el único candidato en el
mundo que pone la fotografía de su suplente, es decir, del muñecón de Zahoulander.