Si te gusta leer, concordaremos en que no
hay mayor placer que rozar las narices en las hojas de un libro en mitad de la noche,
poco a poco acercarte a luz de la lamparita del buró para no desenfocar el
universo que se abre ante tus ojos, llenos de personajes e historias
fantásticas, narradas por una persona que no conoces, y que probablemente nunca
conocerás por que el narrador vive en otro país, en otro continente, e incluso
en otra época.
Si te gusta escribir, concordaremos (o
tal vez no, los escritores somos nefastamente impredecibles) en soñar con
escribir un libro que sea capaz de embrujar a una persona en mitad de la noche,
con la nariz pegada a las hojas, acercándose al destello de luz de la lamparita
del buró para no perder detalle de la historia, recostado sobre una cama o
sentado en un sofá, bajo el techo de una casa que fue construida en un país
remoto, separada por un inmenso océano de tu hogar.
Mala
Racha,
mi primera novela, ha sido comprada por un 95% de lectores mexicanos, sin
embargo, la editorial (la única que creyó en la historia que narré) está
ubicada en España. Eso significa que hoy día sólo el 5% de compradores tienen
en sus manos mi novela, personas que viven en un continente que no conozco y
que probablemente nunca llegue a conocer.
Peter Aliseda no lo sabe pero ha cumplido
el sueño de un escritor, y de paso ha evaporado uno de mis más inquietantes y
terribles miedos: ¿entenderá algo de lo que escribo un perfecto extraño que no
haya nacido en México, o mejor dicho, en Campeche?
P.D. Espero el 95% de los compradores mexicanos
me tenga un poco más de paciencia, Mala
Racha en estos momentos está atravesando un inmenso océano para
poder llegar a casa, y eso, como lo experimentó Hernán Cortés, toma más tiempo
de lo previsto.
Excelente trabajo.
ResponderBorrarUn gusto visitarte.
ResponderBorrarmuy buen blog felicidades.
ResponderBorrarme gusta mucho este espacio es muy lucrativo leerte , éxitos.
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