El extraño mundo lleno de mierda de Jack

No sé ustedes pero yo ya estoy hasta la madre de Jack. Sí, el personaje de “El extraño mundo de Jack”. La mercadotecnia de este personaje, en los últimos 10 años ha sido grotescamente titánica. Muchos se vuelcan a comprar los muñequitos de este personaje de “Disney”, y no sólo eso, sino camisas, llaveros, tazas, tollas íntimas, condones y supositorios con la cabeza de Jack.

Este personaje dio a luz, en el lejano 1993, y causó revuelo años más tarde (sí, nadie la vio, aunque algunos críticos decían que era medianamente buena, una idea fresca). Esta película, musical, dibujo animado, o como lo quieran llamar, hubiera pasado con poca pena y un poco de gloria, si no fuera por la fuerte tendencia Dark, y la naciente moda (o estupidez) Emo. Los productos de Jack empezaron a consumirse, tanto así, que Disney lanzó una versión remasterizada de la película en 3-D en el 2006.

Es tanto el marketing, que se ha convertido en el Kitty americano con ventas traducidas en millones de dólares (por no decir trillones), para Disney.
Pero lejos de lo medianamente buena que pueda ser catalogada la película The Nightmare Before Christmas, la gente se vuelca y compra todo lo que tenga la cara de dicho personaje, sólo para demostrar su fanatismo.

Jack se erige como la garra flácida, el brazo muerto, el cáncer del capitalismo, que tanto odia el socialismo bien entendido.

Este personaje pesa la balanza para mal, cuando se convierte en el trabajo más reconocido de Tim Burton (cuando en realidad sólo fungió como productor de dicha película, ya que está basada en obras escritas de Burton, mas no la dirigió), dejando de lado obras como Edward Scissorhands y la genial Mars attack!, o hasta las, muchas veces criticadas, otras alabadas Batman y Batman returns.

Es evidente que la corriente Emo (si definimos “corriente” como flatulencia) ha sido la culpable (en este caso y en otros tantos) en mayor medida de la popularidad de Jack. Vacío fanatismo, como vacío el ideal. Muchos se escudan en su raquítico artilugio neardenthal adjudicándole a la obra, elementos históricos e ideológicos, que no tiene, o que si los hay, no son el objetivo de la obra. Es muy parecido a la moda “Ché Guevara”, en donde muchos mozalbetes se compran su camisa con la cara del revolucionario y hasta comparten ideales, sin tener una idea de quién es y porqué ideal luchaba.

No hay que ser magos, ni sabios para entender por dónde masca la iguana. Skinner se reiría y nos diría que todo está inducido por los medio. Probablemente tenga razón. Pero en un mundo en donde cada quién jala para su cada cual, y en donde el individualismo está rigiendo cada poro social, es increíble ver cómo la ignorancia se vuelve tan evidente, así como el desarme moral.

La jerga de la que se vale determinado individuo es sustentado por el deseo del prójimo, y la globalización está ahí para brindarle la posibilidad. Así se hacen los grupos. Uno compra, otro ve y quiere comprar. Jack es uno más de los grandes rezagos e impurezas que eructa el capitalismo. Y es el precio que se tiene que pagar para gozar de la libertad que brinda.

Sin dejar de lado al autor, hay que mencionar un aspecto. En esta sociedad, uno crea sus propios personajes. Así como mencionó Borges, uno es el que escribe y otro es el que vive; un Burton es el que vive, otro es el inflado por la globalización, otro muy diferente es el que dirige, y otro el que escribe. Los que mucho adoran, carecen de una crítica que se pueda debatir. Existe una cerrazón que impide un libre y justo debate. Son los más cercanos a la religión y a la ignominia. Odio al Burton que todos aman*, y la razón es porque sus bases no sustentan algún mérito que, por lo menos merezca respeto.

Dentro de los malos parámetros y de los intentos de coherencia (el ideal objetivismo), mi precaria pero creo que valiosa opinión (que es mucho más importante que el de los fanáticos sin huesos), es que Tim Burton es un buen director, con muy buenas películas, pero que lamentablemente está siendo tragado por el grosero producto de Jack. Y en las inmediaciones de la consagración, Burton será recordado como aquel buen director creador de la mierda de Jack.

Por eso, se ha vuelto tan popular el dicho (si se puede hacer “más” popular) el clásico “uno cosecha lo que siembra”, y si se conjuga con el asesinato de la intimidad e este siglo, tenemos una sociedad con menos jumentos y más perros ladrando por la pradera. Adelante perros, ha defender a su amo.

*Un agradecimiento a JM por la frase que muy fervientemente robé, y manipulé, al describir mi sentir ante tal aversión de marketing.