lunes, 30 de junio de 2008

DON PERRO: El macalacachimba


Fútbol: el deporte del hombre rudo 3


No nos hagamos, todos tenemos a un puto dentro, literal o metafóricamente (y quienes lo tienen metafóricamente, son hombres rudos, bigotudos y machísimos que por las noches tienen perversos sueños de hombres aceitados).

El fútbol es el deporte más gay que existe (bueno, quizás solo superado por la lucha grecoromana y cualquier otro tipo de lucha en tanga). Negarlo sería como negar que la Tierra gira alrededor del Sol. En fin, ya habíamos hecho un par de entradas bastante eróticas acerca del deporte de las patadas (léelas aquí, parte I y parte II), pero esta vez giraremos la perilla de la estufa para calentar aún más las cosas después de estas 3 semanas en las que hemos sido bombardeados con tanto hombre en pantaloncillos cortos gracias a la Eurocopa.

¿Se han preguntado por qué vimos la Euro si no participaba México u otro equipo latinoaméricano? Un mentiroso o un puto metafórico te dirá que porque es el mejor fútbol que se ve en cuatro años. Mentira.

¿Te has preguntado por qué le ibas a Italia? No, no es porque los mexicanos seamos igualitos a los romanos.

He aquí la respuesta:




¿Te has preguntado por qué le ibas a Portugal? No, no es porque jugaban muy bonito.
He aquí la respuesta:









¿Te has preguntado por qué le ibas a Suecia? No, no es porque te guste la mitología escandinava o porque su uniforme tenga los colores del América.

Aquí la respuesta:



¿Te has preguntado por qué le ibas a los españoles en la final? No, no es porque los mexicanos descendamos directamente de ellos y nos hayan heredado su lengua.

He aquí la respuesta:






¿Te has preguntado por qué le ibas a los alemanes en la final? No, no es porque los mexicanos hayamos sido conquistados por los españoles y apoyando a los alemanes creíamos cumplir con una especie de venganza.

He aquí la respuesta:


En fin, todos de pie. Ríndanle un aplauso a la Madre Patria, sobre todo a su entrenador (el viejito de rojo) que es machísimo.

Una llamada más que inoportuna u Ojo, no es una pirámide (parte I)



Este escrito no es un refrito, sino uno nuevecito y recién salidito del horno. La historia que leerán a continuación es la primera parte de una trilogía. La parte II y parte III serán publicadas los dos próximos domingos.


“EL TRABAJO ES EL REFUGIO DE LOS QUE NO TIENEN NADA QUE HACER.”

-Oscar Wilde


Son las 10:00 a.m. Como todo buen escritor que se dé a respetar, estoy en posición horizontal. Por obra y gracia divina, y de un travieso rayo de sol que se filtra por las persianas para impactarse en mi rostro, abro los ojos, pero en realidad sigo dormido. Soy víctima desde hace algunos años de una extraña enfermedad que es una especie de insomnio que padecen los escritores durante el día.

“¿Qué escribiré hoy?”, me pregunto. Mi mente esta en blanco. Pienso. Sin darme cuenta son cuarto para las once. Me dormí mientras pensaba qué escribir. De inmediato, una idea me aborda la mente. ¡Lotería! Salto precipitadamente de la hamaca. Abro mi lap top, la enciendo, la pantalla sigue negra, insulto porque tarda más de la cuenta en encenderse, se enciende, paso mi dedo por el detector de huellas dactilares (esa es la mejor parte de mi día, me hace sentir como James Bond), en la pantalla aparece la leyenda de que mi huella digital no puede ser leída, vuelvo a pasar el dedo índice, el mismo resultado, intento por tercera vez pero es inútil. Escribo mi contraseña en el teclado. “Un momento, por favor”, me dice la computadora en la pantalla. Accedo finalmente a mi carpeta con mis documentos, abro una hoja de Word, voy a teclear la idea para un cuento por el que, de ganar el concurso al cual pienso inscribirme, me pagarían 150 mil pesos, y me relamo solo de imaginarme con el dinero y, cuando voy a teclear, la idea se ha esfumado de mi mente. Maldigo con una serie de palabrotas. Abro los ojos. Estoy despierto. Todo fue un sueño. En parte me alegro porque eso significa que no se me olvidó una gran idea. Sonrío, sin embargo, otra parte de mí se siente culpable; yo echadote en mi hamaca mientras el mundo gira gracias a todos los hombres y mujeres que se rompen el lomo en fábricas y oficinas y minas de carbón y demás oficios horrendos que odian pero que no lo dicen en voz alta para que la gente ganadora como ellos no piense y crea que son unos perdedores porque desprecian sus trabajos.

Finalmente salgo de la hamaca. Me aseo por media hora y otra media hora más la invierto en contemplar mi rostro hinchado por tantas horas de sueño. Mi mamá tiene razón, me estoy quedando calvo. Deprimido, busco renovar ánimos observando mi mostacho y la barbita que me dejé crecer y descubro que mis amigos tienen razón: disto mucho de parecerme a Johnny Depp. Derrotado, voy a la lap top y hago exactamente el mismo procedimiento que en el sueño que tuve hace unos minutos. Los resultados son idénticos que en el sueño. Mi huella dactilar es rechazada tres veces, etcétera. La diferencia entre la realidad y el sueño es que no tengo ni una idea que pueda olvidar. Decido reciclar una novela que empecé a escribir hace ocho años y que no tocaba hace al menos cuatro. “Igual y la convierto en un cuento infantil”, pienso. Tomo un par de capítulos de la novela y descubro dos cosas: uno, que la novela es una porquería; dos, que no sé escribir cuentos infantiles. Intento darme ánimos viendo una pila de libros que jamás leeré porque son de escritores que nadie ha leído (sospecho que ni sus familiares) pero que son y representan un especie de trofeo que me regalaron junto con una hoja que dice que gané Mención Honorífica en un concurso de cuento en el cual participé haciendo trampa, porque el cuento que envié debía ser inédito y yo tomé un artículo viejísimo (y publicado) y en dos horas lo transformé en una especie de cuento que en realidad no era un cuento sino una narración, y que al final terminó confundiendo a los jueces del concurso, tanto, que por eso me mandaron una pila de libros de autores que hablan de la historia del achiote y del perejil y del chile habanero, o eso creo.

“Igual y logro confundir también a estos jueces y me dan los 150 mil pesos”, pienso y empiezo a maquillar y decorar los dos capítulos de la novela que no leía hace cuatro años. Escribo y reescribo. Incluso me emociono y descubro que bien pueden morder el anzuelo los jueces. Me viene una idea fantástica para ponerle de final al cuento. Se me eriza la piel. Tecleo a mil por hora y mi celular suena. Por instinto contesto. Es una voz que no conozco. “¿Quién habla?”, pregunto. “Tu tocayo”, dice la voz. “Disculpa, tengo muchos tocayos”, digo. “Que grosero soy, déjame presentarme”, dice mi tocayo, que me explica ser el hermano mayor de uno de mis ex alumnos de la universidad. “¿Qué ex alumno?”, le pregunto, tuve muchos ex alumnos, tantos, que muchos se enfadan cuando no los reconozco y los saludo en los bares. Mi tocayo me dice el nombre del ex alumno; luego menciona su apellido. Al decirme el nombre y el apellido de mi ex alumno lo recuerdo al instante, cómo olvidarlo, nunca iba a clases. Mi tocayo habla con elocuencia y en dos minutos y treinta segundos me ha contado su vida y obra y me dice que es mi lector asiduo y que admira mi trabajo y que por eso me ha llamado, porque me tiene una oferta de trabajo a la cual no podré resistirme y que quiere verme hoy mismo, es decir, ahora mismo. Al instante me excuso diciéndole que soy un hombre con muchas responsabilidades y trabajo. “Hoy, imposible”, le digo. “Anda, tú puedes, solo vine a Campeche a cerrar unos negocios y a platicar contigo”, me dice mi tocayo. Yo me asusto y me siento moralmente comprometido. “Me marcho en dos horas, Campeche es pequeñito, seguro llegas en cinco minutos”, me dice mi tocayo. Silencio. Cavilo la situación. Como soy un caballero y nunca puedo decir que no de frente, le digo que lo veo en dos horas en el Vips, lugar, cabe aclarar, donde mi tocayo está cerrando sus tratos empresariales. “Excelente”, me dice mi tocayo. “Nos vemos al rato”, le digo y cuelgo. Sé que no voy a ir a la cita.

Regreso a la computadora y descubro que he olvidado la idea para ponerle de final al cuento. Maldigo a mi tocayo y a toda su maldita ascendencia y futura descendencia. Maldigo también a mi ex alumno, que según mi tocayo habló mil maravillas de mi persona. Me levanto de la silla y vuelvo a la hamaca. “Mmm, ¿será que vaya?”, pienso cerrando los ojos. Faltando media hora para la cita le mando un mensaje a mi tocayo donde le digo que me surgió una junta inesperada con unos ejecutivos finlandeses del trabajo. Caigo dormido y pienso en todos las personas que me han hablado y escrito estos últimos años diciendo que soy el mejor escritor que han leído y que por ello quieren ofrecerme trabajo y que escriba para sus revistas que son y serán las mejores revistas de la historia; y también recuerdo a todos los editores que me publican con o sin mi consentimiento tomando mis escritos de mi blog y que prometen que me van pagar por mi trabajo siempre y cuando sus revistas, periódicos y páginas web se establezcan en el mercado, y luego cuando navego por Internet o caminando por cafeterías y supermercados y veo sus revistas, descubro con horror que todos mis escritos que tanto alabaron y dijeron eran perfectos aparecen ante mis cuatro ojos con comas, puntos suspensivos, puntos y aparte, puntos y seguido, cursivas, acentos, etcétera donde no debían ir al igual que con la omisión de palabras e incluso párrafos enteros que rompen con todo el sentido de las ideas que yo escribo y en realidad quiero decir.

domingo, 29 de junio de 2008

Como juegas vives



“TODO CUANTO SÉ CON MAYOR CERTEZA SOBRE LA MORAL Y LAS OBLIGACIONES DE LOS HOMBRES, SE LO DEBO AL FÚTBOL.”

- Albert Camus


Para los dos o tres insurrectos que aún gozan de paciencia para seguir esta columna, evito, y lo saben bien, tocar temas deportivos. Así que, para ustedes, una disculpa. No les mentiré: este escrito de principio a fin habla del deporte de las patadas y los escupitajos.

Hoy es la final de la Eurocopa: buenas noticias para los que odian el fútbol y se verán librados (¡finalmente!) del tormento de encender el televisor (sea la hora que sea) y toparte en pantalla con hombres en pantaloncillos cortos, ya sea rascándose la entrepierna, sacándose los mocos de las fosas nasales como torpedos y/o escupiendo sobre el césped cual camellos con un grave problema de reflujo salival; también, buenas noticias para los que gustan ver Fútbol (así, con mayúscula, no se espanten), porque independientemente del resultado entre los equipos finalistas, en términos generales podemos afirmar que estas últimas tres semanas hemos estado en presencia (gracias, Europa) de un espectáculo a la premier monde.

Al fútbol, si se le ve bien (o sea, por cualquier ángulo que se le vea), es el vivo reflejo de la organización y maneras de comportarse de una nación, o mejor dicho, de un grupo de naciones; en este caso, Europa y Latinoamérica. Si uno presencia un partido de fútbol latinoamericano pareciera que juegan bajo otro tipo de reglamento; incluso hasta el aficionado más experimentado llega a preguntarse al ver el partido entre Santos y Cruz Azul si se trata del mismo deporte que juegan Chelsea y Manchester United, porque en México, al igual que en el resto del continente, pareciera que los jugadores serán amonestados por el árbitro si se atreven a rebasar cierto límite de velocidad al correr, o bien, que serán expulsados si cada que los roza un rival no salen catapultados por los aires como si hubiesen pisado una mina terrestre, para luego gesticular, retorcerse y gritar en el césped como si los 7 demonios que se le metieron a Rosemary los tuviesen ellos dentro. Ah, y luego tienen que mentarle la madre al árbitro en cuatro diferentes lenguas autóctonas por no haber marcado la criminal falta.

A continuación presentaré unos ejemplos entre los dos continentes que bien son el reflejo de una y otra sociedad:

En Europa los estadios parecen naves espaciales, y sus palcos hoteles de cinco estrellas. En Latinoamérica los estadios parecen ruinas prehispánicas, y sus palcos (si es que los tienen) cuartitos como los cubículos de maestros de escuela pública.

En Europa tienen una liga de campeones que se llama Liga de Campeones, y haciendo honor a su nombre, participan los campeones y subcampeones de todos los países del continente. En Latinoamérica también tenemos una liga de campeones, excepto que los equipos participantes son los que batallan por el descenso, o dicho en castellano, participan los equipos que fueron campeones hace un lustro y que ahora son los últimos lugares en sus respectivas ligas. Otro dato curioso es que el nombre del torneo era Copa Libertadores de América, ahora no, ahora tiene el nombre de un banco español, y antes tuvo el nombre de una marca de automóviles japonés, y tengo la ligera sospecha que dentro de un par de años su nuevo nombre será Liga Facebook Santander Toyota y Helados la Brocha Loca Libertadores de América S.A. de C.V.

En Europa los dueños de los clubes son concientes que los espectadores son seres humanos, por eso en sus estadios existen las butacas, mismas que están numeradas. En Latinoamérica los dueños de los clubes son concientes que los espectadores son animales salvajes, por eso las gradas son hileras de concreto y el campo esta cercado por rejas con púas como los zoológicos del tercer mundo. Desafortunadamente el campo es tan grande que no lo pueden cercar con una cúpula de hierro como la que salía en la película de Mad Max, y siempre hay jugadores descalabrados por algún proyectil punzocortante arrojado desde las tribunas.

En Europa existe un Presidente por cada club, que es elegido democráticamente mediante elecciones por un consejo de expertos, socios y/o accionistas. En Latinoamérica el dueño es un señor de vientre tan amplio como su cuenta bancaria pero de estrecho conocimiento en todo lo relacionado en materia futbolística, por eso, él mismo se autoproclama Presidente y Vicepresidente del club como ciertos dictadores de ciertos países del continente.

En Europa los torneos están perfectamente calendarizados. En Latinoamérica también, por eso hay fines de semana en que un mismo equipo tiene que jugar dos partidos a la misma hora pero en diferente ciudad o país.

En Europa existen casos de corrupción, o sea, partidos arreglados por casas de apuestas. En Latinoamérica están prohibidas las casas de apuestas, no hacen falta, una misma persona pueda ser dueño de dos, tres, cuatro o el número de equipos que quiera y le alcance para mantener dentro de una misma liga.

En Europa, cuando sus mejores jugadores se vuelven viejos y ya no pueden competir al más alto nivel, son vendidos a los equipos adinerados de Latinoamérica. En Latinoamérica los jugadores más talentosos y que juegan más bonito se van a Europa porque les pagan más plata.

Un día fui a entrenar con un equipo profesional. “¿Estás loco, muchacho? Tranquilo, es solo un entrenamiento”, me regañaron los jugadores e incluido también el entrenador. Nunca entrené en Europa, pero sospecho que de haberlo hecho, el entrenador y los jugadores también me hubieran regañado: “Oye, tú, no seas marica, si quieres jugar aquí mete más fuerte la pierna.”

Acaba de comenzar la final, con su permiso, me voy a ver Fútbol con mayúscula.

sábado, 28 de junio de 2008

Próximamente en Pildorita de la Felicidad ¡Muy pronto!

DON PERRO: La vida submarina

Calores que matan 2


En la primera parte de Calores que matan pudimos ver mucha piel. En esta segunda parte, (obvio) también. Es verano y es la oportunidad perfecta de descamisarse y enseñar el físico griego.

Aquí los protagonistas de esta sudorosa y pegosteada secuela:





hola soy un chiko k gusta de hacer amistades y ser sincero y pasarmela super ..



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no olviden que el verdadero amor no exige, no duda, no esconde, no
desaparece solo existe.. unas palabras para reflexionar besos, la verdad soy orijinario de tabasco pero radico en escarcega campeche por ahi nos vemos besos para todos(GUSTAVO)


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soy un chico buena onda alegre me gustaria conocer gente de otros lugares hacer amigos me gusta jugar fut y dibujar





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Les recomendamos apresurarse a contactar estos galanes antes de que alguien se los gane, como por ejemplo, la rubia platino de Campeche:




Soy una persona muy sencilla, alegre , me gusta salir con mis amigos, ir al cine, bailar de todo un poco.. aa y me encantan los gatitoss jajajaa



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viernes, 27 de junio de 2008

Próximamente en Pildorita de la Felicidad

La vida no es fácil 2: mamadas de altura


No, la vida no es fácil. Sobre todo si tu trabajo es a varios miles de pies de altura, sobre un diminuto pasillo alfombrado, enfundada en bikini y a centímetros de las caras de hombres libidinosos y mujeres envidiosas, que, en ambos casos, bien pueden nalguearte o estrangularte sin que ninguna autoridad los detenga*.




Desde luego, esto solo ocurre en el tercer mundo, porque en el primer mundo (donde la vida no es tan difícil) tienen todo bien orquestado y organizado.




La aerolínea Ryanair cumplirá finalmente el sueño de todo viajero. Una mamada de altura. Eso sí, el presidente de la aerolínea no especificó si las mujeres tendrán derecho a recibir el servicio.

Si deseas viajar por Ryanair, da clic aquí.



Más información sobre la nota en El Universal.



*Por el momento los policías aéreos no han finalizado su curso de entrenamiento para arrestar gente a cien mil metros de altura.

jueves, 26 de junio de 2008

La vida no es fácil


Bien dicen que ganarse la vida hoy día no es fácil. Sobre todo para quienes dependen de su físico y de coordinar el pie izquierdo y el pie derecho a la hora de andar sobre una pasarela.




La cosa se complica aún un poco más cuando para ganarte la vida tienes que caminar sobre una pasarela fabricada con el mismo elemento químico que contienen todos los jabones del mundo, o sea, el elemento que hace que los jabones se nos escurran de las manos cada que nos bañamos.





Estas pistas de pasarela son fáciles de encontrar en los desfiles de moda de travestis y señoras en el Perú.

Sin embargo, los especialistas de la moda dicen que la culpa de que la vida de las modelos sea tan caótica y peligrosa no es de la pasarela, sino de los zapatos que les obligan usar los diseñadores.





Este es un problema tan grave que incluso en los noticieros hay que comentarlo.





Otro oficio realmente complicado y peligroso, incluso más que el modelaje, es el de los concursos de belleza. Al parecer los encargados del enmoquetado del escenario son los mismos que fabrican las pasarelas enjabonadas en el Perú.





Como pudieron notar (lo digo por los chiflidos), el certamen se realizó en México. El público, naturalmente, silbó y gritó una serie de peladeces y majaderías al ver que los jueces calificaron a la concursante de Estados Unidos hasta las finales, muestra ineludible de nuestra indignación, buena educación y exquisto paladar para saber qué clavado merece llegar o no a la final. Si la gringa hubiera caído de panzazo les garantizamos que en vez de chiflidos (y otras lindezas) hubieran escuchado atronadores aplausos.

Y para finalizar, otro ejemplo más del Perú.





Sí, la vida hoy día no es nada fácil, sobre todo cuando eres adolescente y tu trabajo es mostrar mucha piel.

Mona celosa

Profesor Eduardo José Can Poot: SE BUSCA


PILDORITA DE LA FELICIDAD AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

Como saben, a este blog de vez en cuando le da por dejar a un lado lo superficial y bonito de la vida y centrarse en labores sociales y/o altruistas.

Siendo este un blog visitado principalmente por los personajes más insospechados, de todos los géneros, transgéneros, oficios, latitudes y edades, decidimos publicar el siguiente inusual y conmovedor anuncio (cortesía de JM, que raudo y veloz robó el periódico y nos lo trajo) donde Lourdes Rejón le desea un feliz Día del Padre al desnaturalizado de su papá, Eduardo José Can Poot, que en el apellido lleva la fama. Bien por ella, nosotros la apoyamos, y a diferencia del periódico que cobra 6 mil pesos por anuncios de ese tamaño, aquí lo hacemos gratuitamente, todo en pos de que alguno de ustedes, fieles lectores, de con el paradero del profesor Eduardo José Can Poot y le diga que no sea un hijo de la gran puta y controle los gastos de su retoño no reconocido.


Aclaración: el viejo horrendo de la foto de arriba no es el profesor Can.

miércoles, 25 de junio de 2008

En Brujas



En Brujas no es una película para irte de espaldas, pero bien, tienes que aferrarte al descansabrazos de la silla (al menos un par de veces) para no caer redondito de espaldas. Igual y la ves y resulta que te vas de espaldas porque te quedaste dormido a los veinte minutos. Qué le vamos a hacer, yo suelo disfrutar como un puerco en la inmundicia cuando una película va de mafiosos ruines y despiadados que tienen atisbos (como todo mafioso profesional que se de a respetar) de integridad y nobleza. Entro al saco. Enterito.

Ray y Ken llegan a Brujas. O sea, Colin Farell y el grandioso Brendan Gleeson. Por instrucciones de su jefe se hospedan en un mismo cuarto hotel. El hotel es bonito y pequeñito, al igual que su cuarto, que posee una ventana que da una vista espectacular a un río cercado por casas. Ray es un matón joven y novato en el oficio; también un ignorante, por eso no deja de criticar todos los museos e iglesias que ve a su paso cuan larga es la película. “Brujas es una mierda”, dice. Ken es matón profesional, de toda la vida, veterano y muy culto, por eso arrastra a su amigo Ray a las iglesias y a los museos para contarle la historia de cada lugar que visitan. “Brujas es una mierda”, repite una vez más Ray sin dejarse convencer por la belleza que aparece ante sus ojos.

Eso es todo, el paseo de dos matones en plan turistas por Brujas. Donde todo es como en un cuento de hadas (por el paisaje y porque no pasa nada) hasta que aparece el rostro de Ralph Fiennes que sostiene un teléfono desde Inglaterra.




Ralph Fiennes es un monstruo, digo, como actor. Solo de verlo actuar (elige la película que quieras, incluso interpretando a Lord Voldemort en Harry Potter) dan ganas de pararse y aplaudirle. Esta no es la excepción. Interpreta a un mafioso; uno que pasaría por respetable hombre de familia, pulcro y elegante (lo que es), de esos por los que uno le reza en las noches a Dios o Satanás para que nunca te los ponga en el camino, ya sea en callejón oscuro o a plena luz del día en el pasillo del supermercado.

O para que nunca te ponga en los zapatos de este gordo bravucón.

Ah, sí, también sale un enano (mostrando piel). Digo, para los amantes de los enanos.

No veas el corto (te cuentan toda la película)



martes, 24 de junio de 2008

Simpatía por los débiles


Para Rodrigo, Wil y Flor

Lo mejor que tiene el futbol es su capacidad para retratar la vida. Eso y las aficionadas suecas. Eso y la capacidad para reencontrarte con tu país en un estadio lejos de casa y descubrir que después de todo “Cielito Lindo” no era una canción tan mala.
La presente Eurocopa de naciones nos ha enseñado entre otras cosas que los jugadores que pasan más tiempo en el spa que en los entrenamientos tienden a desaparecer en el campo de juego. La derrota no de Portugal sino de Cristiano Ronaldo redimió a cientos de miles de gordos televidentes a quienes les incomodaba ver a sus esposas celebrando las victorias lusas como si la patria de Pessoa les hubiera dado más felicidades que un hombre guapo seguido a detalle por el camarógrafo.
Los partidos internacionales tienen un especial sabor en México. En los mundiales, ocultamos la pasión por la corrección política: le vamos a la Selección Nacional aún cuando empiece a alinear a cuatro naturalizados y esté dirigida por un serbio. Llorar y sufrir junto a la oncena mexicana es una forma de apostarle al país a pesar de los números adversos y la historia. Es nuestra metáfora de la vida que nos ha tocado. En los torneos europeos tenemos otras preferencias. Es la oportunidad de irle a un equipo sin sentirse obligado por el acta de nacimiento.
Uno de los grandes momentos de mi infancia viene del mundial de Italia 90. Camerún derrota al campeón Argentina uno a cero, una buena parte del partido jugando con diez hombres y al final con nueve. Fue una de esas lecciones de heroísmo que uno obtiene mientras devora frituras. En ese momento, las familias mexicanas supieron a quién irle en un torneo donde la Selección nacional no asistió.
Cada que David vence a Goliat algo se compone en el mundo. Una simpatía profunda albergan los equipos que van abajo en las apuestas, como si sus victorias alcanzaran para todos. Cuando el supuesto débil vence al favorito podemos pensar que a veces el azar suele jugar de local en la guerra, el amor y las copas de futbol. La enseñanza que dan estas gestas contra la estadística es que si nada ha sido escrito todavía, vale la pena disputar cada partido.
Esta copa tuvo dos agradables sorpresas: Turquía venció a Croacia y Rusia a la espectacular Holanda, a quien muchos ya veían campeona de Europa. Holanda parece jugar un estilo de ensueño, pero la magia no siempre perfora la red en el momento necesario. Como ha escrito Juan Villoro recordando la historia de la Naranja Mecánica: “Se diría que la gran Holanda de 1974 y 1978 no llegó al triunfo mundialista precisamente porque lo tenía todo para ganar, y una secreta ley de las compensaciones exige que los campeones tengan raspaduras”.
El placer de las jugadas bien ejecutadas termina finalmente eclipsado por el cúmulo de emociones que despiertan las victorias épicas. Si 300 espartanos contienen a un enorme ejército persa eso es Historia (o una película, usted decida); si los persas logran la victoria de una manera fácil, eso es un dato más en los libros. En el lado del futbol, que ganara Holanda hubiera sido cumplir los pronósticos; cuando Rusia metió su tercer gol estaba devolviendo a la fanaticada el amor por las proezas.
Ignoro por qué los equipos en desventaja nos despiertan tantas alegrías. Esos turcos de los que no confiarías si te estuvieran ofreciendo una tarjeta de crédito obraron tres milagros consecutivos, como diciendo “los vientos del estadio juegan a nuestro favor”. Primero dejaron al anfitrión Suiza fuera de la copa; después dieron la vuelta al marcador contra la República Checa en los últimos cinco minutos del partido y finalmente echaron de la copa a Croacia, en una fase de penales que vino a demostrar que México no es el único país cuyos jugadores confunden el tiro a la portería con el despeje de media cancha.
No hay heroicidad más celebrada que remontar el marcador adverso. Turquía lo hizo en sus tres victorias, quizás por eso ha despertado el furor en tantos televidentes. Son un equipo que necesita verse en problemas para sacar la casta, para hacer aflorar el futbol. Su lección es la de la oncena a contracorriente: son capaces de llegar a semifinales en una copa disputadísima después de estar en el lugar 21 del ranking de la FIFA. Para darnos una idea de lo que eso significa, México ocupa el lugar 17.
Desde una patria, como la nuestra, cuya Selección sólo se luce con países que no sabíamos que jugaban al futbol, las victorias de equipos como Turquía llegan incluso a pertenecernos. Y eso no sólo porque sus jugadores se parecen a todos tus amigos yucatecos sino porque en cada triunfo recuperan la terquedad que suele animar a los héroes. Porque quienes no tenemos ni técnica ni talento con un balón, necesitamos de historias hechas a base de puro arrojo y azar. Es un poco la filosofía detrás del “Sí se puede” de la porra mexicana.
Mañana los turcos se verán las caras con una potente Alemania, el país que ha sabido como nadie convertir la tragedia en marcadores favorables (no por nada es la misma tierra de Wagner y Beckenbauer). Baste recordar lo dicho por Gary Lineker: “El futbol es un juego sencillo en que 22 jugadores disputan un balón y al final siempre gana Alemania”. Turquía reporta nueve bajas y posiblemente alinee a su tercer portero como jugador en la cancha. Más que nunca tiene las probabilidades en contra, pero también más que nunca cuenta con nuestras simpatías a favor. Mañana sabremos de qué estuvieron hechas esas ilusiones.

Voy a cortarte el Internet, mamá

Dedicado a los inagotables navegadores del YouTube, que siempre pescan en sus redes los más suculentos videos: Tigre, Jebus, Kasetini y muy en especial Natalia, que es la directa responsable de la presente entrada. Y claro, también a Eduardo, quien espero no se molestará de que me apropie del título de su genial artículo.

No sé si lo recuerden, pero hace unos meses subimos esta gloria de video (cortesía del Tigre; si deseas ver la crónica, has clic aquí):



Quién se hubiera imaginado que en este mundo tan moderno y tan virtual, papá encontraría a su media naranja:



Ella se llama Diana Campanella y es un monstruo del baile, y lo digo en serio, pues en mi vida había visto a un ser humano (sea hombre, mujer o quimera) poseer en su alma un repertorio tan vasto e interminable de pasos vomitivos para cada canción que suene en las bocinas, y cuando digo cada canción me refiero a los 356 canciones con su respectivo video que ha subido al You Tube (si quiere ver todos sus videos, da clic aquí).

Naturalmente, pues tenemos una vida que vivir, no pudimos ver los 356 videos; al menos no completos. Simplemente escogimos al azar un puñado de ellos, y subimos los que pudimos, porque la gran mayoría de ellos están bloqueados. Una lástima, porque son una gloria (por lo mismo les insisto en que visiten su página, pues muchos de los mejores videos no podemos compartirlos con ustedes).

Bananarama (Venus)



Motley Crue (Looks That Kill)



Ricky Martin (Livin' La Vida Loca)



Rolling Stones (Gimme Shelter)



Annette Strean from "Venus Hum" (I Feel Love)



B52's (Love Shack)



CeCe Peniston (Shame Shame Shame)



Deee-Lite (Groove Is In The Heart goof-off)



The Supermen Lovers (Starlight)



ELO (Don't Bring Me Down)



Ghostbusters



La pregunta que debemos hacernos luego de ver menudo espectáculo, es la siguiente: ¿acaso Diana Campanella es una subnormal? Tal vez sí, pero solo porque decidió subirse a la red para que la veamos millones de personas haciendo indignidad y media. De lo contrario sería una mujer de mediana edad (pasadita) perfectamente normal, o sea, una vieja ridícula como todas las viejas ridículas con las que uno se topa en la disco, sacándole brillo a la pista de baile y alentando a sus hijas a que sean una putizorras como ellas, claro está, en vez de educarlas como es debido.

P.D. Esta pregunta es para los campechanos y/o para las personas no campechanas que viven en Campeche. ¿A qué funcionario público campechano se parece el nuevo novio de Diana Campanella? Vean bien el video, y para que no digan que soy malvado, les dejo una pista: uno de mis escritos más controversiales (el que publicaron en la revista Tierra Adentro).


Para contactar a Diana Campanella da clic aquí.

lunes, 23 de junio de 2008

No sabes quién fue



“POR SEVERO QUE SEA UN PADRE JUZGANDO A SU HIJO, NUNCA ES TAN SEVERO COMO UN HIJO JUZGANDO A SU PADRE.”

- Enrique Jardiel Poncela


Uno que es nostálgico de corazón, como era de esperarse, termina por sucumbir a la nostalgia. Ni manera. Es lo que hay. Incluso cayendo (mi memoria impidió que cayera) en la ridiculez de escribir de papá precisamente el Día del Padre, ese día que inventaron los fenicios modernos (al igual que el Día de la Sonrisa, el Día del Borrego Cimarrón, el Día del Fantasma Bubulín, etcétera) para que corramos a sus tiendas a comprar baratija y media para que no se nos ofendan los imbéciles que tienden a ofenderse si no les regalas algo en su día, pues no hay que olvidar que en este mundo tan moderno, el tamaño o costo del presente que uno entrega es sinónimo del cariño y/o afecto que se siente por el festejado.

El punto es que este escrito lo tenía reservado para publicarlo el Día del Padre, pero, ¡oh, sorpresa!, el domingo pasado cuando mi tío (que también es mi padrino, y ha fungido más de la cuenta con la definición de esa hermosa palabra) se me quedó observando raro cuando lo saludé sin el mayor aspaviento para seguir jugando con mi primo Pepe a ver quien era el primero en encontrarle parecido a la mayor cantidad de jugadores de la selección de Turquía de fútbol con amigos y/o conocidos de la infancia y la actualidad, descubrí con horror que el Día del Padre no se celebraba el último domingo del mes como yo pensaba: “Doctor, le llama su sobrino Lalo de Mérida para felicitarlo por el Día del Padre”, le informaron.

En otras circunstancias me hubiera avergonzado de mi falta de memoria y/o consideración. Sin embargo, en esta sociedad tan políticamente correcta, a uno le pasan por alto este tipo de deslices, al menos si eres huérfano de padre como yo. Uy, pobrecito, su papá se murió, el pobre infeliz, para no sufrir al tener que regalar pañuelos, calcetines y rastrillos para rasurar, se autobloquea olvidando que el Día del Padre se celebra el tercer domingo del mes de junio (como todo el mundo sabe) y no el último domingo del mes, siempre y cuando, ojo al dato, sea año bisiesto y una noche antes haya habido luna en cuarto menguante con la osa mayor apuntando con la cola al suroeste.

En lo personal, me cuadra perfecto que se compadezcan de mí, sobre todo la gente que apenas conozco, que pone cara de confusión cuando me preguntan a qué oficio se dedica mi papá y yo les respondo que a picar piedras en el Infierno porque mi papá se murió hace años, y luego disfruto como cerdo con mazorca verlos poner su mejor cara de tristeza al estilo Fernando Colunga en telenovela de Televisa cuando me dicen que lo sienten mucho, aunque en realidad no sea así porque nunca conocieron a mi papá ni tampoco qué tipo de persona fue en vida.

A decir verdad, ni siquiera yo sé quién fue mi papá. “Tú no sabes quién fue papá”, me dice mi hermano con un dejo de resentimiento en la voz. “Tú no sabes quién fue tu papá”, me dice mamá con los ojos tristes. “Me hubiera gustado conocer más a papá”, me dice con ternura mi hermana menor. “Muchacho, no sabes que clase de persona fue tu papá”, me dijo un hombre que en mi vida había visto, de aspecto rudo y manos callosas de mecánico, al estrechar mi mano a la salida del funeral de mi papá. Supongo que papá fue muchos hombres en la vida, como todos. Alguien que le heredó una empresa en números rojos a su hijo mayor. Alguien que nunca se dio por enterado de que se sacó la lotería al casarse con una mujer con dentadura de caballo. Alguien que le rompió el corazón a una niña que estaba enamorada de él. Alguien quien le salvó el pellejo a un hombre que viajó sabrá Dios cuantos kilómetros para decirme en persona que no sé quien fue mi papá.

domingo, 22 de junio de 2008

La venganza de el FULUI




Durante una boda que se celebraba en la ciudad de Cancún, Sean Tracy, intrépido turista irlandés, decidió que era un buen momento apostar con un amigo 20 dólares a que tenía las pelotas bien grandes para aventarse a nadar en la laguna de Nichupté.

La apuesta marchaba de las mil maravillas hasta que el cocodrilo Arnulfo (de más de dos metros de altura y recatados modales) decidió darle la bienvenida al extranjero de una forma muy particular con que suelen hacerlo los cocodrilos que se den a respetar en estos casos: lo sujetó del tórax y le destrozó parte del brazo izquierdo.

Por fortuna todo quedó en un mal entendido cuando los asistentes a la boda, horrizados, le dijeron a Arnulfo que soltara a su amigo, pues esas no eran maneras humanas de tratar a los visitantes.

Tracy por el momento permanece con un pulmón perforado en el hospital y el pronóstico es reservado.

Estas fueron las declaraciones de Arnulfo* cuando se le cuestionó si tenía algún nexo con el FULUI.


"Soy culpable, espero me castiguen con todo el peso de la ley. PEMEX debería seguir construyendo pozos de exploración en nuestro hábitat, pues monstruos como nosotros no merecemos vivir."



Se informó que en los últimos años se han producido casos similares, como el ataque que sufrieron un pescado y un joven americano (ambos en estado de ebriedad).


*Aquí en Pildorita de la Felicidad sospechamos que puede tratarse de un impostor.



Más información en El Universal.

El Horror (directo desde Coyoacán)

Hay un nuevo campeón del asco: Coyoacán Joe. ¿No es lo más espeluznante que hayan visto en su vida?

Los Inquebrantables

PILDORITA DE LA FELICIDAD AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD


Esta entrada es breve y únicamente de interés para personas inteligentes que vivan en Campeche. Si has pasado enfrente del Cine Teatro Joaquín Lanz (o sea, el de la Universidad)) y notaste que la película de este fin de semana se llama Los Inquebrantables, seguramente te preguntarás qué mierda de película será esa. Del mismo modo si viste en el centro de la ciudad este póster:





Bien, lo genios encargados de ponerle nombre a las películas extranjeras en México lo volvieron a hacer, y muy bien. Nunca nos defraudan con sus títulos disparatados e igualmente chiflados.

Los Inquebrantables (¿cómo habrán llegado a la conclusión de que ese debía ser el título?) es la penúltima película del genial Woody Allen, cuyo título original es Cassandra´s Dream.





Las funciones comenzaron desde ayer viernes, así que si la quieres ver, a menos que tengas una máquina del tiempo, puedes ir a verla hoy sábado o mañana domingo.

Funciones 6:00 p.m. y 9:00 p.m.

La película es… de Woody Allen. No hay que decir más. Tienes que verla. Si alguna campechana quiere llevarme a verla, con gusto la repito, de preferencia si es modelo y/o edecán.

Hasta cuándo



Hoy es domingo, así que toca refrito (siempre con su manita de gato). Este escrito es tan viejo que incluso en la foto se puede ver la dirección de nuestro antiguo blog. Y, una vez más, dedicado a Mario Ernesto, que de antemano sé lo malinterpretará. Breve homenaje para la revista que, aunque no lo parezca, ha sido mi formadora como escritor, a la cual siempre seré fiel cual esposa abnegada, golpeada y adicta al Prozac, por culpa de un desgraciado infeliz que la tiene en la más vil miseria.


“ESTABAN TODOS LO QUE TENÍAN QUE ESTAR: ES DECIR, LAS 20 PERSONAS QUE PRESTAN CADA MES SUS ROSTROS PARA TODAS LAS FOTOS DEL MAGAZINE UNIVERSITARIO.”


- Eduardo Huchín


Hay dos cosas en la vida, al menos para mí, que no tienen explicación: que la gente ampare su fe en un Dios que aparece en un mamotreto que jamás han leído excepto por el Génesis, el Éxodo y el Apocalipsis (y eso porque se los leyó la maestra de catecismo o se los contaron en una película), y que Magazine Universitario tenga un éxito desmedido en la ciudad de Campeche.

Lo primero puedo entenderlo; lo segundo, por Dios y por sus arcángeles de espadas flamígeras que no.

-Cuando aparezca en Campeche una revista que se tome en serio su trabajo, te acordarás de mis palabras, Ernesto –le digo a Mario Ernesto.

-Lo dudo. Cinco años, mañana –me desarma Mario Ernesto, el creador de la revista más leída (o mejor dicho, vista) de Campeche, al tiempo que con ojos vivaces mira a sus dos eternos colaboradores: Eduardo y yo.

Eduardo por un momento pareciera mantenerse ajeno a la charla, limitándose a sorber a intervalos regulares su café y a observar atento, pues bien sabe hacia qué rumbos sinuosos dirijo la conversación, ya que a fuerza de ser sincero he de confesarles que antes de que llegara Mario Ernesto, Eduardo y yo llevábamos media docena de cafés y Coca-Colas encima, urdiendo un plan de cómo podíamos cobrarle de una maldita vez al Rey Midas de las revistas basura por nuestros años de leal y fiel servicio.

-Aquí están sus invitaciones, colegas –nos dice Mario Ernesto con una sonrisa lobuna igualita a la del sinvergüenza Lucas Corso de El Club Dumas. “¿Colegas?”, nos atraviesa el mismo pensamiento a Eduardo y a mí, y antes de que podamos intercambiar miradas de desconcierto, Mario Ernesto nos da la primicia de que a partir de la semana próxima comenzará a colaborar con una columna en el periódico donde trabaja Eduardo.

Supongo que Eduardo tuvo que asirse con fuerza de la mesa tanto o más fuerte como yo lo hice para no irme de espaldas; una cosa es que un dentista logre colocar una revista de cotilleo en la cúspide y otra muy distinta que se aventure a publicar una columna semanal en el periódico y tenga la osadía de llamarnos colegas de oficio, teniendo en consideración que Mario Ernesto es tan bueno escribiendo (artículos o lo que sea) como nosotros extirpando muelas del juicio (o cualquier diente).

-Ernesto, ¿sabes qué le caería de perlas a la revista? –le digo a Mario Ernesto-. Un par de editores.

-¿Por qué dices eso? –pregunta sorprendido el dentista literario como si le acabara de diagnosticar cáncer en las encías.

-Por nada, mera ocurrencia nuestra –le digo a Mario Ernesto.

En el acto Eduardo le extiende el último ejemplar de Magazine Universitario que anuncia con bombos y platillos la celebración de la magna fiesta del quinto aniversario de la revista con una fecha que pasó hace un par de semanas.

-Bah, error de imprenta –dice Mario Ernesto.

-Deberías cambiar de imprenta –apunta finalmente Eduardo-, al parecer toda la revista esta llena de errores, incluso mi artículo.

Mario Ernesto finge no escuchar a Eduardo y mira la portada de la revista meticulosamente y dice:

-No es para tanto, ¿a poco no les parece pintoresca la portada? Es bonita, miren cuantos colores y fotos, muy ad hoc con el Carnaval.

-Preciosa –le digo a Mario Ernesto-. ¿Alguna vez has revisado tu carta editorial?

-¿Qué hay con ella? –pregunta Mario Ernesto abriendo los ojos y posándolos en la primera página de la publicación.

-Nada, una belleza –comenta Eduardo.

-Tan bella como el diputado que se te ocurrió poner en la portada en lugar de las guapas jovencitas universitarias que siempre pones –le digo.

Mario Ernesto finge nuevamente no haber escuchado y clava los ojos en su carta editorial como si la estuviese leyendo en silencio, luego se aclara la voz carraspeando la garganta y dice:

-Voy a leérselas para que vean lo equivocados que están.

Eduardo y yo nos miramos incrédulos, como si de repente estuviésemos en algún programete de Jorge Ortiz de Pinedo donde insertan risas enlatadas de fondo cuando el personaje chusco va a hacer alguna indignidad. Por fortuna Mario Ernesto no puede llegar ni a la segunda línea de su propia carta editorial sin trabarse leyendo como un niño de kinder, luego nuestro nuevo colega suelta una risotada y nos dice:

-Chinga, suena extraño.

¡Aleluya!, pensamos. Finalmente Mario Ernesto reconocerá que la gente que sabe escribir puede servir para algo en las revistas. Eduardo y yo empezamos a hacer cuentas mentales en la cabeza. ¿Cuánto sería bueno cobrarle por exorcizar de una vez por todas las aberraciones semánticas, sintácticas y ortográficas con los que carga mes con mes la revista?

-Mi suegra me dijo que ella me ayuda a corregir esos errores –dice Mario Ernesto-. Desde luego, rechacé su oferta. Por si no lo habían notado, el éxito de la revista radica en ese concepto.

-¡¿Concepto?! –exclamamos escandalizados Eduardo y yo al unísono.

-Sí –responde Mario Ernesto inflamando el pecho lleno de orgullo-. El concepto de la revista está fríamente calculado.

Dos horas después de que Mario Ernesto se ha marchado, Eduardo y yo llegamos a la conclusión de que el concepto fríamente calculado de la revista es creer que las comillas, los signos de puntuación, las citas, y las cursivas son viles caprichos del autor, los cuales bien vale la pena omitir con tal de que el anuncio de una peluquería o bisutería o la propaganda de un político alcance en la página.

-Al menos pagó la cuenta… –dice Eduardo, aventando un Magazine Universitario donde aparece en portada una coqueta y guapísima chica que me conoce de hace años pero finge no conocerme cuando me ve en la disco y pasa de largo sin siquiera dignarse a decirme “hola”- Sin lugar a dudas, un avance en nuestra carrera literaria.

sábado, 21 de junio de 2008

Campechano machísimo busca hembra campechana



niño weno, trabajador me gusta ir a misa (jaja ni yo la crei)bailar, vagar, rolar, etc..la neta espontaneo desmadoroso pss ai ustedes diran mejor acepten y ya jajajajaj..ninias acepten..amm gays ni lo intenten(no soi homofoico solo precavido jajajja)


Ustedes saben que nuestro respeto y devoción por ustedes, queridos lectores, no conoce límites, pero hay una única palabra que puede describir al que deje pasar la oportunidad de contactar a este magnífico ejemplar: ¡Tontota!

Todo en él grita elegancia, peligro, seducción... desde el pelo de mango chupado hasta el rostro de mango podrido que hace imposible adivinar su edad (¿16? ¿44? ¿27?), es el tipo de hombre que todo hombre quisiera para sí.

...oh, no había leido bien. ¿Nada de gays? ¿Es en serio? Perdón, me confundí. Pensé que su "amm gays" era la forma en que los chavos de hoy escriben "mmmh... gays", ya saben, como cuando quien piensa en algo delicioso y se relame por dentro. Mil disculpas pero, ¿qué otra cosa podía pensar? ¿A cuantos no-gays conocen que se describan como "niños wenos" y usen tanto "jajaja"?*

Lo sentimos por ustedes, apreciables lectores homosexuales que ya estaban haciendo cola para conocer a nuestro garañón de la semana. No hubo pesca hoy. Este pez gato va para ustedes, chicas:

No lo dejen escapar. Dice ser un hombre "precavido" y le creemos, porque vale por dos: es un indio Y es putísimo, y francamente no podemos descifrar cuál de los dos calificativos sería el predominante a la hora de describirlo. Todas ustedes se mueren por andar con un indio putísimo, ¿no? ¡Entonces qué están esperando! ¡Contáctenlo hoy mismo!


* La verdad es que sí conozco a varios.

De obispo a Presidente

El domingo pasado, en un hecho insólito, Fernando Lugo ganó la elección presidencial del Paraguay, convirtiéndose (creo, porque la verdad no lo investigué) en el primer ex-obispo en coronarse como Presidente de un país de Latinoamérica.

Ahora, la pregunta del millón: ¿quién es Fernando Lugo?

Aquí una respuesta cortesía del periódico español El Mundo:


“Nadie sabe quién es realmente el nuevo gobernante de Paraguay: Unos lo consideran un santo que en sus funciones de obispo de San Pedro, compartía el pan de los pobres y los ayudaba a defender sus derechos. Otros lo asocian con el grupo extremista que en 2005 secuestró y ejecutó a Cecilia Cubas, la hija del ex presidente Raúl Cubas”.


Ver nota completa aquí.








En Pildorita de la Felicidad, un blog muy latinoamericano y muy educativo en materia de mandatarios, les contamos nuestra versión de la historia de un hombre común y corriente, que al igual que Forrest Gump, por azares del destino se convirtió en alguien importante.

Todo comenzó así:




Mamá siempre dijo que el Paraguay es como un perro chiquitito y pulgoso, donde todos los sueños se pueden volver realidad. Sobre todo el sueño de ser sacerdote.

- Señor Wojtila, gracias por enseñarme todo lo que tenía que saber y aprender de los pobres e ignorantes.
- Recuerda la palabra clave, hijo mío: ig-no-ran-tes.



En nombre de Dios cuelgo los hábitos para ser el próximo Presidente y ayudar a los pobres e ignorantes.

Ajajajajajajajajajajaja.

¡Paraguay, voten por mí, que estoy loco como ustedes!

¡Viva, arriba el obispo loco!

Mamá siempre dijo que el Paraguay es como un perro chiquitito y pulgoso donde todos los sueños se pueden volver realidad: aprender otros idiomas y hacer locuras.

Felicidades, señol Felnando, ahola que aplobó el culso básico de gaulaní podlá comunicalse con todos los pobles del país.

Jijijiji. Soy el vaquero samurai.

Mamá siempre dijo que el Paraguay es como un perro chiquitito y pulgoso donde todos los sueños se pueden volver realidad: conocer a personajes famosos.

¡Bendito seas, Stan Lee!

Bendito seas, Hugo.



Mamá siempre dijo que el Paraguay es como un perro chiquitito y pulgoso donde todos los sueños se pueden volver realidad: comer banderas.

Auc, no es tan rica como pensé.


Y básicamente esa fue la bella historia de Fernandín Lugo, un hombre lleno de sueños como cualquier hombre común y corriente, que a diferencia de los hombres comunes y corrientes sí realizó cada uno de sus sueños.

En exclusiva les presentamos su primera acción como mandatario: su gabinete presidencial.


Al dente, como le gustan a los padrecitos.

Mejor conocidos como “Carne fresca de primera” o “Los Monkys del Paraguay”.



Y la pregunta de la semana es:

¿Usted piensa que alguien que cree que es posible meter dos animales de cada especie en un arca o que existe un ser todopoderoso que envía seres alados con espadas flamígeras a matar primogénitos egipcios y a violar y preñar a adolescentes vírgenes, entre un millón de otras pendejadas, pueda sacar de la pobreza y la ignorancia a un pueblo pobre e ignorante?

1) NO son pendejadas; son la VERDAD, y tú eres el único pendejo. DIOS SÍ EXISTE, y es la cochina ciencia la que no tiene sentido.

2) Lugo va a ser el mejor presidente en la historia de Latinoamérica, porque Dios va a guiarlo y a aconsejarle qué hacer todo el tiempo (es como Condolezza Rice, pero hombre y blanco).

3) No tengo nada en contra de que un religioso sea Presidente. Es más, todos los países funcionarían mejor si fueran teocracias. ¿A poco no te gustaría que nos pareciéramos un poco más a Irán?

4) El hecho de que sea religioso no necesariamente tiene que influir en sus decisiones como mandatario. Además me he dado cuenta de que "arriba" es en realidad "abajo", y que si te lavas las manos cada diez minutos evitas que te pasen cosas malas, muy malas.

5) Tal vez una persona cuya mente está nublada por tantas fantasías no sea la ideal para decidir sensata e imparcialmente cuál debe ser el rumbo que debe tomar una nación.

6) De cualquier manera no puede ser peor que los políticos regulares, ¿o sí?