Se llama Blacky. Y me eligió como su amo y señor todopoderoso cuando su ama y señora todopoderosa emigró a la gran ciudad en busca de fama, fortuna y reflectores. Es el perro más cariñoso que he conocido jamás. Si entrara un ladrón a casa de mamá, no dudaría en darle la bienvenida con cabriolas. Sería el perro perfecto, de no ser, por que cuando sale a la calle se vuelve loco.
Pone mirada de Jack Nicholson en El resplandor cuando me descubre que estoy yendo por su correa. Blacky ama la calle tanto como un negro. Se emociona muchísimo, a tal grado que es el único perro en el mundo (o que yo haya visto) que hace su recorrido rebotando en dos patas, como un canguro pequeño.
Durante varias semanas intenté seguir todos los consejos de Cesar Millan, alias, el encantador de perros. Fracasé. Veía tan emocionado a Blacky que no tenía corazón para ahorcarlo con su correa de castigo. Por eso le compré una pechera. Para no partirle el cuello y para que fuera precisamente mi mascota quien me paseara a mí. Dejé que Blacky eligiera su camino. Que me guiara por donde su olfato y deseos caninos le apetecieran. Y su ruta en dos patas saltarinas irremediablemente me conducía a un único destino:
Confieso que me da gracia que todas las tardes mi perro elija ir a la sede de NEURÓTICOS ANÓNIMOS A.C. Grupo: SERENIDAD ES BINESTAR. En un principio pensé que se trataba de una señal divina. Con el tiempo descubrí la verdad: a Blacky poco le importa tener un amo y señor todopoderosos neurótico, él es un perro sabio: ve el bosque completo y no solo los árboles que tiene enfrente.
Como ustedes saben, ser neurótico es cosa seria. Significa ir al trabajo y contar hasta diez para evitar ahorcar con el cable del teléfono al explotador de tu jefe; llegar a casa y contar hasta diez para no acuchillar a la gorda y fodonga de tu mujer que ve las telenovelas; contar hasta diez para no romperle el hocico a la zorra de tu hija que ya le salieron las tetitas y se las presume al novio desde su Webcam; contar hasta diez para no partirle la boca a tu vecino que se estacionó en la entrada de tu cochera; contar hasta diez para no atropellar a los transeúntes que se atraviesan por la calle; contar hasta diez y respirar profundo antes de bajarte del coche para que otros neuróticos crean que eres una persona sana, normal, el moderador de las sesiones; y finalmente (esta es la prueba de fuego) contar hasta diez para no pegar de gritos y mentar madres como el demente que en efecto eres y mostrar tu verdadero y horrible rostro al pisar un pedazo de miarda de perro en la entrada de NEURÓTICOS ANÓNIMOS A.C. Grupo: SERENIDAD ES BINESTAR.
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