Ni cuando asesinan a un periodista se arma tanto alboroto en el gremio. Miren cómo se indignan los señores que controlan los medios de comunicación cuando se meten con su “vida privada”.
Son igualitos al ejercito gringo: invaden sin miramientos países del tercer mundo, y si por obra y gracia divina uno de sus soldados regresa dentro de una caja víctima de una pedrada o de sífilis, se paran en la ONU a exigir justicia: ¡Malditos salvajes!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario