Ha nacido una Doña

Si para el Doctor Simi Thea Christensen es "la Nicole Kidman del siglo XXI" (sin importar que la Nicole Kidman del siglo XX siga viva y siga siendo Nicole Kidman), para los editores de espectáculos del diario Tabasco Hoy Martha Higareda, la máxima encueratriz/churrera del cine mexicano contemporáneo, es "la nueva María Félix".

No estoy diciendo que Higareda carezca de la belleza o el talento necesarios para convertirse en una gran estrella del cine mundial (dado que actualmente no se necesita tanto "talento" como "determinación" para convertirse en una estrella, y que de esta última Martita tiene de sobra), sino que de verdad quisiera saber en qué se basaron los buenos señores del periódico tabasqueño para compararla con la máxima diva en la historia de nuestro cine.

Después de todo, no es lo mismo compartir la pantalla con Keanu Reeves (en Street Kings, la primera "gran" película hollywoodense de Martha, que está teniendo críticas más bien malas) que ser inmortalizada en cintas de Luis Buñuel, Jean Renoir y Emilio "Indio" Fernández (con quien María Félix colaboró en cinco ocasiones), canciones de Agustín Lara y Juan Gabriel (¿qué? El pueblo lo ama) y pinturas de Diego Rivera y Leonora Carrington; o ser vestida y cubierta de joyas por Dior, Balenciaga, Hermès y Cartier.

No tengo nada malo que decir en contra de esta joven actriz mexicana, cuyos pícaros chuchos (tan ávidos de fama como la propia Martha) han hecho casi soportables películas del calibre de Niñas mal y son lo único digno de mención en otras tan francamente abominables como Amar te duele, o la heredera gatera, y nadie puede negar que pasar de co-estelarizar un churro con Yahir a co-estelarizar otro churro con Forest Whitaker es un enorme salto en la dirección correcta, pero antes de sobrevaluar cualquier exportación de nuestro cine nacional debemos recordar que el cine mexicano es, salvo por un puñado de honrosísimas excepciones, inmundo.

Así como cada actriz mexicana que comienza a hacer algo de ruido en el ámbito internacional es llamada una "nueva María Félix", cada nuevo director sueco que logra el éxito es aclamado como un "nuevo Ingmar Bergman" y todo grupo de rock inglés que destaca de entre el montón es rápidamente bautizado como los "nuevos Beatles" (sigo esperando el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de Oasis). Supongo que esto obedece al mismo principio que obliga a los estudios de cine a hacer tantas secuelas, remakes y adaptaciones de programas de televisión.

¿Por qué habrían de luchar tanto los jóvenes talentos para hacerse de un nombre, si apenas lo logren lo primero que van a hacer los medios es quitárselo? Y si de todas formas van a hacerlo, ¿qué les cuesta tener un poquito de sentido común y guardar las proporciones? Llamar a la nueva starlet del cine mexicano una "nueva Salma Hayek" hubiera sido aventurado, pero no una completa chifladura. A "La zorra feliz" (como apodan a Martha en la utilísima página Tvputas) le falta un largo trecho por recorrer para convertirse en otra "Doña".