miércoles, 12 de noviembre de 2008

¡Mamma Mia, qué osote!



Mamma Mia es una película indispensable de ver sí o sí en compañía (advertencia: pegadito a nosotros) de un cubo bien grandote para el agua, o en su defecto, de un enorme bote para la basura. ¿Por qué? Por que no queremos manchar todo el piso de casa con nuestro vómito.




Les dije que no mentía con lo del cubo para el agua, que en este caso tendría que ser llamado cubo para nuestro vómito.

Ahora bien, entremos en materia. Mamma Mia es un musical del cual no esperaba nada en absoluto. Sin embargo, admito que me sorprendió: es la película que más pena ajena me ha provocado en muchos años. Escena tras escena, Meryl Streep (y todos los involucrados) se esmeraron para darme escalofríos y una incomodidad tal, que nunca pude permanecer en una misma postura por más de veinte segundos en mi asiento.

La culpable: Phyllida Lloyd. Sí, sólo una mujer debutando como directora en cine podía tener ese tacto y ese sexto sentido para poner delante de nuestros ojos algo tan desagradable y repulsivo como ver a nuestras mamás y tías comportándose, bailando y coqueteando como unas adolescentes con jovencitos y viejos ridículos que se sienten unos jovenazos.

Aquí la historia:

La hija de Meryl Streep se nos casa.




Así es, montada en un burro, por ello, para este magno evento necesita que su papá la lleve hasta el altar como dictan las tradiciones del buen gusto. Sin embargo, ella no tiene papá, o mejor dicho, su mamá nunca le dijo quién era su padre.



“Jijiji, ahora sí sabré quién es mi papi, robé el diario de mamá”.



“¡Oh, miren cuántos hombres!”



“Ay, que puta eras mami”.


Y como la misión de encontrar a su papá no era tan fácil como creía, nuestra rubia bastarda decide invitar a su boda a todos los hombres que regaron su semen dentro de la vagina de su casquivana progenitora.



“Snif, snif, odio esta isla griega, todavía no inventan el Internet aquí”.



Por fortuna el correo postal sigue siendo muy eficiente.




Mientras tanto, en otra parte de la isla, ocurre lo siguiente:





Sí, mamá y sus amigas travestis se lo pasan bomba.



“¿Unas vestidas, nosotros?”



Bueno, para ser sinceros, la mayoría de las amigas de nuestras mamás parecen travestis. En fin, regresando con nuestra rubia bastarda, ella intenta descubrir quién es su desnaturalizado padre.



“Uy, que alivio, ni uno de mis posibles papis es negro o indio”.


Mientras tanto, del otro lado de la isla, donde la vida es un musical, ocurren cosas sensacionales, como por ejemplo, cabezas flotantes cantantes:


Jóvenes de color danzarines:


Y lo más excitante, viejas ridículas:





Esto no lo mencionamos antes, pero los posibles padres de la rubia bastarda no saben el verdadero motivo por el que están en la isla, por eso todo el tiempo parecen estar muy contentos y con caras de imbéciles.




Incluso James Bond no sospecha que se volverá a enamorar





Ni tampoco Meryl lo sospecha, aunque ella tiene otras prioridades en qué pensar:


“Ay, chicas, ¿recuerdan que divertido era cuando nos colgaba un salami entre las piernas?”




Total que al final la chica llega al altar y decide que no quiere casarse.




“Mami, creo que tú deberías casarte”.



“¿De verdad lo crees, mi querida bastarda?”





Y que se nos casa la Meryl y todo es alegría y música.



FIN


Como vieron, una película altamente recomendable para todas las señoras que quieren revivir (sólo en su mente) la pasión de su juventud. Así que ya lo saben, si quieren hacer felices a sus santas mamacitas, réntenle esta peli, aunque a estas alturas, dudo que no la hayan visto ya, pues créanlo o no, Mamma Mia es una de las 10 películas más taquilleras del 2008.

Incluso, pese a que James Bond es el peor cantante que se haya visto jamás en la pantalla grande, chequen nada más que bello canto de jilguero.



Qué oso, aunque claro, vendería mi alma al diablo por ser un viejo ridículo tan apuesto como James Bond. Ahora entiendo el éxito de Mamma Mia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta pinche película es para viejas ridículas cuarentonas y para homosexuales. Tengo unos conocidos homosexuales (descarados y locas) que hablan maravillas de este engendro de película.

Anónimo dijo...

Pinche Rodrigo, hacía rato que no me cagaba de risa en mitad de la oficina. Que oso, todos voltearon a verme.

La película es una mierda, pero la música es excelente (lástima del canto de Pierce Brosnan).

Anónimo dijo...

Para viejas ridículas y para putos, pero también para hombres que podrían matarnos con sus propias manos (y luego comernos):
http://blog.wired.com/geekdad/2008/11/the-softer-side.html

Rodrigo Solís dijo...

P (sospecho que eres P): Jajaja buenísimo el link.

Anónimo dijo...

A mi si me gusto mucho lapelicula :)