En la década
pasada, antes que reventara en todo su esplendor el Facebook y Twitter, los
blogs eran el medio de esparcimiento más socorrido por quienes delante de los
monitores de computadoras, intentaban disipar de sus cabezas la tentadora idea de
arrojarse a La Ría con una piedra atada a los pies, al ver cómo sus sueños
se diluían por vivir al servicio de un trabajo y un jefe que aborrecían.
Sin ánimo de
pedantería, puedo afirmar que este blog era uno de los más visitados. Tanto,
que quien escribe estas líneas, tuvo que salir huyendo de Campeche por las
constantes amenazas de muerte que recibió de algunos políticos y/o orgullosos
ciudadanos campechanos quienes se sintieron agraviados al ver que en el
ciberespacio se “ridiculizaba” a la ciudad más pintoresca del mundo.
Me alegra que
la estafeta la haya tomado otro medio,
quien hace un par de días nos recordó para qué vinimos a este mundo (hablo en
plural, Pildorita no es solo mía),
ahora que somos unos treintañeros con sobrepeso y principios de alopecia,
refundidos en trabajos que constantemente nos tientan a meternos un balazo en
la cabeza.
P.D. Buenas
noticias a todos los seguidores de Campechanidades,
en España publicaron una novela
que describe e inmortaliza a un Campeche que la civilización está empeñada en
asesinar a punta de franquicias, casinos y centros comerciales.
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