XXIII Poema postneoestructuralista

He poemado a los pendejos,
a la chaqueta y cuanta madre,
también a los poetos,
que tanto gustan poemamar,
(o poemamársela solitos)
y a los ensayistos
que tanto les gusta mamar
(y mamarse entre sí).
Le he poementado la madre
a los jipsters bucousquianos
y otros pájaros nalgones,
especialmente intelectuales,
gaeletos y artistos conceptuales
No fue un desperdicio hacerlo,
era justo y necesario
poementarle la madre
a tanto tanto putete

Hoy poemo a las reinas,
las dueñas del oro nalga.
Ese oro es un tesoro
más valioso que cualquier otro
Por eso todo dinero.
que no sea gastado en las reinas
es dinero mal gastado.
No es gastar, es inversión.
El país es una mierda
y si hubiera orgullo de algo
sólo sería de sus reinas.
Las mejores obras de arte,
las mejores novelas
y las mejores telenovelas
son gracias a las reinas.
Sin reinas,
la civilización habría fenecido.
Una película sin reinas,
es documental.
La televisión sin reinas.
sería peor que la muerte de dios.

Reina, hoy te poemo
con ganas de poemamarte.
Por eso en este poema
no hay metáfora, sólo netáfora.
Por eso ahora confirmo
ésta, la mayor de las netas:
que la vida de todo hombre
sólo es marcada por reinas;
lo demás, son anécdotas;
las demás, son accidentes.

Te odian las feministas
y las intelectuales
(también los putos intelectuales)
Te envidian las no reinas.
Te echan de habladas todas,
te dicen que eres pendeja
por no saber de historia o geografía
Te dicen que eres pendeja
por no saber literatura ni biología
Sabes bien que eso no es ser pendeja,
que estar gorda y no bajar
eso sí es ser pendeja.
Que traer los pinches pelos erizados,
sin peinar (pinches pelambres).
eso sí es ser pendeja.
O traer los pinches cortes
de mesera de Vips
(sin ser mesera de Vips)
eso sí es ser pendeja.
Más pendejas son sus vidas:
solteronas o malcomidas
que se quedan para siempre jodidas.

No le pones con quien puedes
sino con quien quieres puedes.
Le pones cada que quieres
y con todos los que quieres,
sea con uno, con tres o con cien.
Contigo sí le echan ganas,
pa durar y echarse varios.
Con las no reinas, en cambio,
nomás pa sacar el veneno.
Por eso los hombres te miran
y las mujeres te envidían,
como dice Megan Fox.

Ya con esta me despido
para poemar en otra ocasión.
Por último sólo apelo
a los deberes hacia las reinas:
su protección, defensa y fomento
es nuestra obligación.
La de ellas, seguir siendo reinas.