viernes, 29 de febrero de 2008

La dulce Markéta



“Un pobre diablo irlandés y una inmigrante checa se hacen amigos y componen música juntos. No pasa nada más. Parece por todos lados una receta para la aburrición, pero se convierte, no me explico cómo, en una obra maestra. Bueno, tal vez no pase a la historia como un clásico, pero te garantizo que es la película más conmovedora que vas a ver en el año”.

Esa fue la sinopsis que hicimos de la película Once cuando reprodujimos el conteo de las 51 mejores películas de 2007 según los críticos más respetados de Estados Unidos. Según ellos, Once ocupó el lugar número 5, y nosotros no tenemos ninguna objeción. Cuando meses atrás recomendamos ver Once dijimos que era, luego de Zodiac, la mejor película del año. Claro que entonces no habíamos visto There Will Be Blood, No Contry For Old Men y La Escafandra y la Mariposa.

En Pildorita de la Felicidad reiteramos nuestro apoyo a las películas hechas con el corazón y con talento, y Once está hecha precisamente con eso. Por ello, una vez más te invitamos a verla. Porque a una buena película no basta recomendarla una vez.


Aquí una prueba de por qué debes ver Once.
¿Por ganar un Oscar a la mejor canción? Bueno, la verdad es que sí. Si se toma en cuenta que Once es un musical y este año hubo musicales estupendos como Hairspray, Sweney Todd: the Demon Barber of Fleet Street, I´m Not There y Across the Universe. Además sospechamos que la Academia se quedó corta al nominar una única canción de la película, porque francamente todas las demás canciones son estupendas.

Además, la película es humilde, honesta y justa, tal cual como este momento en la premiación cuando Markéta no pudo dar las gracias delante del micrófono y, en un hecho inédito, los organizadores llevaron a la artista de nuevo al escenario para que dijera unas palabras, tal cual se lo merecía. Porque Markéta Irglová es una mujer encantadora. Silenciosa. Dulce. Y con gran corazón. Además, posee un talento impresionante. Y como ayer cumplió veinte años, lo cual nunca hubiéramos sospechado (no porque parezca una mujer de mediana edad sino porque todos los atributos arriba descritos actualmente son difíciles de encontrar en las chicas de su edad, que crecieron creyendo que Britney Spears y Paris Hilton o las putas que salen en programas como Next o cualquier otro de MTV son buenos modelos a imitar), hoy compartimos con ustedes un fragmento de su película, en el que interpreta la hermosa canción Falling slowly.
Un fragmento más, donde Markéta (que entonces tendría unos 17 años) interpreta la canción If you want me.

Nos tomamos la molestia de subtitular el video para que nuestros queridos lectores coreanos puedan conmoverse con nosotros.

jueves, 28 de febrero de 2008

Sr. Libertad



Hoy les vamos a contar la historia de un héroe de verdad, un campeón de la democracia, un psicópata dispuesto a todo para imponer las reglas de su país en cualquier territorio salvaje (como Francia) que tenga la osadía de contemplar otro estilo de vida: Mr. Freedom.

foto 00 (título)

La película, dirigida en 1969 por el fotógrafo de moda William Klein, no debe ser evaluada en los mismos términos que una película convencional pues es, ante todo, un espectáculo visual, y ninguno de los muchos defectos que pueden encontrársele niegan el magnífico trabajo de sus realizadores en ese sentido.


Un típico sheriff del sur de Estados Unidos guarda un secreto tras la enorme bandera que cubre la pared de su habitación: un disfraz de superhéroe, con el que se convierte en...

¡Mr. Freedom! Su primer acto oficial es irrumpir en la cena familiar de unos negritos tirando balazos y cantando su canción tema: "F-R-doble E-D-O-M se deletrea Bang Bang". Lo interrumpe el Dr. Freedom, que le habla con una alarmante noticia:

El Hombre Rojo de China planea convertir Francia en un estado comunista. El superhéroe acude al llamado sin perder tiempo y es recibido por un montón de jóvenes entusiastas de esos que abundaban a finales de los sesentas.

Mr. Freedom visita la embajada americana, que es sospechosamente parecida a un supermercado, donde recibe los detalles de su misión.

Antes de enfrentar al Hombre Rojo de China, Mr. Freedom visita a Mr. Francia, el superhéroe galo, que es un globo inflable custodiado por réplicas de él mismo que se colapsan apenas uno finge dispararles con un arma (apuntándoles con el dedo y diciendo "pum").

Mr. Freedom va al metro a enfrentar al Hombre de China. Ahí se topa con su antítesis comunista, el Hombre Mujik ("mujik" se le llama a los campesinos rusos, creo). No es el hombre que aparece en la imagen; nada más lo puse para aprovechar la captura.

El héroe se enfrenta con el Hombre Mujik (izquierda) y el Hombre Rojo de China (en medio... no Jesús, el dragón inflable). De hecho se enfrentan a palabras, pero cuando Mr. Freedom quiere retirarse se da un golpe en la cabeza con un letrero del metro, y queda inconsciente. Lo capturan.

Mr. Freedom es liberado por una bella chica comunista que se ha enamorado de él (si no mal recuerdo). Lo lleva a la azotea, pero no cuenta con la magnitud del compromiso de nuestro héroe con la libertado. La acribilla y escapa.

No se los había dicho, pero Mr. Freedom tiene un interés amoroso: Marie Madeleine, una agente francesa. Va a visitarla a su casa, donde conoce a un niñito que le tiene miedo y le dice que lo odia por las cosas terribles que hace. Mr. Freedom cae en una terrible depresión al darse cuenta de que el mundo no aprecia las cosas que hace para llevarles democracia, pero Marie Madeleine le ayuda a superarla.

Mujik Man y su ejército realizan un funeral para la compatriota a la que asesinó Mr. Freedom. Están decididos a detenerlo.

Durante todo este tiempo, los jóvenes franceses que le dieron la bienvenida a Mr. Freedom se han estado preparando como un ejército para pelear en su nombre.

El ejército de Mr. Freedom recrudece sus métodos: salen a la calle a destruir cosas y matar gente. Desde las azoteas Mr. Freedom dispara su ametralladora contra las multitudes.

Hasta que un día, el cuartel general de Mr. Freedom recibe la visita de los guerrilleros comunistas. Tras el enfrentamiento le quitan la máscara a uno de los caidos, que resulta ser...

Marie Madeleine. Era una agente doble. Sólo está herida, y alcanza a decirle a Mr. Freedom cuánto lo odia. Furioso, el superhéroe la ahorca. Decidido a establecer su mandato en Francia, el demente interrumpe la señal de televisión para ordenar al país que se rinda, o sufrirán las consecuencias.

La violencia continúa escalando hasta que, finalmente, Mr. Freedom retorna a su cuartel para descubrir que ha sido invadido y todos sus simpatizantes han sido masacrados.

Mr. Freedom hace estallar el edificio. Tras la explosión, recibe una llamada del Dr. Freedom que lo felicita y le explica que así tenían que ser las cosas, pues la gente no va a aceptar sus órdenes tan fácilmente.


En Pildorita de la Felicidad reconocemos una buena secuencia de créditos cuando la vemos. Utilizando nuestra habitual tecnología de punta, reproducimos íntegra la de Mr. Freedom para ustedes.

¿Es o no cierto que un poco de creatividad a la hora de hacer las cosas marca una enorme diferencia?

Top 10 de señoras muy señoras

Los años ochentas y el principio de los noventas estuvieron marcados por muchas indignidades, en especial de quienes decían representar al macho de verdad. En la redacción de Pildorita de la Felicidad decidimos hacer un breve conteo en honor a los machos más machos de aquella sensual época.

Cómo olvidar a todos esos hombrezotes que se las daban de malotes y salvajes, y que hacían que todas las mujeres se derritieran por ellos, cuando en realidad eran todos unas señoras hechas y derechas enfundadas en pantalones de cuero, peinados con base, pistoleados y pintados, plagados de pulseritas, pintarrajeados como unas payasas, etcétera.

A continuación les presentamos un Top 10 de los malotes que en realidad eran (y siguen siendo) unas señoras.

No. 10

KISS, una banda legendaria y adoradora de Satanás, al ver por donde iba la movida en materia musical y de hombres de verdad optaron por dejar de escupir sangre y fuego por la boca y se despojaron del maquillaje que ocultaba sus rostros. El resultado: se convirtieron en unas señoras. Y lo peor de todo es que en unas señoras huirísimas. Traducción: chayísimas, naquísimimas, hijísimas, indísimas, o como quieran decirles.

No. 9

Brett Michaels, vocalista de la banda Posion era una doña de sociedad, vestida como debe vestir toda señora que se respete: con sombrero de ala ancha y toda la parafernalia para ir a desayunar con sus amigas a Tiffany´s.

Ricky Rockett, el baterista, de plano era una mujer, con lo que queda claro que las chicas de los años ochentas eran todas unas lesbianas, pues según entiendo y recuerdo los integrantes de Poison eran los que más éxito tenían con las damas.

Y por cierto, ¿quién dijo que los roqueros vivían nada más de sexo, drogas y rock and roll? No señor, si hasta su mensaje tiene el video. Nótese al final cómo la chica que tenía los sueños de convertirse en una famosa y aclamada actriz de Hollywood recapacita y llama a su mamá para que vaya a rescatarla en una motocicleta.

No. 8

Deff Leppard era una de las bandas más exitosas del Reino Unido y del resto del mundo. Los noventas llegaron y ocurrieron dos cosas: Rick Allen (baterista) perdió el brazo izquierdo y Joe Elliott (vocalista) se convirtió en una señora muy parecida a Kate Winslet.

No. 7

Jon Bon Jovi era una especie de la Bestia que protagonizaba con la ex esposa lesbiana de James Cameron (Linda Hamilton) la serie de televisión “La Bella y la Bestia”, pero en una versión más pistoleada y aseñorada.

¿Dónde compraba sus pantalones? Sospechamos que a algún luchador de la WWF.

Video extra

David Lee Roth era una señora cachetona pero sin embargo atlética. Y ahora ya saben a quien le robó Britney Spears sus pantalones para hacer el video I’m a slave 4u.

No. 6

Mmm… creo que todos sabemos qué le atrae a Raphael de Acapulcuoooooooo, y no son precisamente las chicas esquiando.

Raphael, como buena señora que es, le temía a los botes y al mar, por eso se fue a filmar su video delante de la pantalla de un cine.

No 5

Vince Neil, vocalista de la banda Motley Crüe era idéntico a Bette Midler, y el resto de los integrantes de la banda son igualitos a las hermanas solteronas de mi papá. Igualitas.

No. 4

Emmanuel nunca fue un roquero y mucho menos un galán, pero él se creía que lo era, y ambas cosas. Los años pasaron y su fama se fue a pique convirtiéndolo como diría su profética canción en un “pobre diablo”. Ah, y en una señora también. A decir verdad, más bien se convirtió en una viejita, en una viejita lesbiana con peinado de periquito australiano.

No. 3

Sospechamos que no hay mucho que decir después de ver este video.

Axl Rose en realidad no era una señora, sino una perra pelirroja rabiosa y callejera. Lo mejor que le pudo pasar fue convertirse en una gorda ridícula. Axl también era el amo y maestro de las licras. No dudo que Slash u otro de los integrantes de Guns and Roses en una sobre dosis de alcohol y/o otras drogas más poderosas hayan confundido a Axl con una de las tantas suripantas que atestaban sus camerinos, y ¿saben algo? No los culpo, incluso con dos cervezas ya se empieza a ver guapa la Axl.

Es increíble que a las mujeres les pareciera varonil esta zorra pelirroja, no después de escuchar esos gemidos de actriz porno.

Video extra

Lo sentimos, pero fue irresistible no poner de nuevo a KISS; este video es una obra de arte.

El Apocalipsis ha llegado. Los únicos sobrevivientes son una horda de suripantas ardientes dispuestas a poblar de nuevo la Tierra. Por desgracia quienes pueden realizar el trabajo de preñar a las casquivanas resultaron ser cuatro señoras con botas de peluche de leopardo. La raza humana está condenada a extinguirse.

No. 2

Este es un video que quizás muchos de ustedes han olvidado, o quizás no, porque no habían nacido cuando se filmó. No cabe duda que el pasado nos persigue, y Bono, que tan formal se ve hoy día, seguramente si en sus manos estuviera quemaría esta joya de video.

Aquí podemos ver que en sus principios Bono era una mezcla entre Lolita Cortes, el fauno de Las Crónicas de Narnia y el vocalista de Green Day. Eso sí, en una versión muy jota. Miren nada más esos pasos tan sensuales, y ni qué decir de los pantalones de cuero. En conjunto, Bono es una señora.

Adam Clayton (bajista), para quien no lo notó, tiene una coliflor en la cabeza. Es la clásica cincuentona que todos confunden en el supermercado con una adorable abuelita.

Lo mejor que le pudo pasar a The Edge (guitarrista) fue quedarse calvo, pues era la única forma en la que podía dejar de parecer una señora de mediana edad.

El único que se salva es Larry Mullen, Jr (el baterista), y eso sólo gracias a la cara de desquiciado que tiene, además de que parece que le están metiendo un palo en culo durante todo el video.

En resumidas cuentas, como pudieron apreciar en su video de dos pesos, en sus inicios U2 no era muy diferente al coro de la UFIA.

No. 1

Fher es la campeona de las señoras. Para colmo, una señora gorda, fodonga, sucia y muy pero muy caliente. También es coqueta: “Ay, mana, mira como me revuelvo le cabello”.

Por si fuera poco y para mi desgracia Fher tiene unos pantalones como los que usaba mi mamá en su juventud. Es decir, de ahora en adelante cada que vea las fotos de mi señora madre no podré pensar en otra señora más que en Fher, con “h”, de Maná.

Noten los pasitos que hace Fher, sin duda es un campeón del baile, y luego luego se nota la influencia de Luis Miguel, tanto en lo musical como en la bailada, sobre todo cuando levanta la pierna.

Fher parece una ex integrante de Garibaldi en el video de “La Bolita”, ya saben, en el que salían unas golfas rabiosas y todavía no cirugiadas cantando “yo tengo una bolita que me sube y me baja, ay, que me sube y me baja…”, así como las bolitas estampadas en la blusa de Fher.

En fin, si alguna conclusión se puede sacar de todo esto es que los metrosexuales de hoy día no son tan mariquitas ni tan innovadores después de todo. En nuestra época estaba peor la cosa. Eso es un hecho.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Slugs, muerte viscosa



¿Quién no disfrutaba, cuando era pequeño, de echarle una pizca de sal a una babosa y observar cómo la repugnante criatura se disolvía lentamente? Además de ser un asco, estos bichos (moluscos gasterópodos, para los que saben) protagonizaron las peores pesadillas de todo niño de los ochentas que hubiera visto Cuenta conmigo, así que nuestra crueldad para con ellos estaba más que justificada. Sin embargo, estoy seguro de que de haber visto la película que hoy les voy a relatar nos lo hubiésemos pensado dos veces antes de torturar a esas horrendas alimañas.



Slugs, muerte viscosa está basada en la novela homónima de Shaun Hutson (así es: está basada en una novela) y es una coproducción española y estadounidense dirigida en 1988 por Juan Piquer Simón (para los españoles) o J.P. Simon (para los estadounidenses). Es una película de miedo como tantas que se estrenaron durante los ochentas, que fue para el cine de espantos lo que la Ilustración fue para la razón humana; ni mala, ni buena; con una cantidad aceptable de muerte pero un marcado déficit de chuchos.
Como hoy nos sentimos muy conceptuales, se las contamos sin revelar el rostro de los personajes (¿Será un comentario acerca de la bidimensionalidad de los mismos, que los hace intercambiables y vuelve irrelevante su imagen individual? ¿Será que a la hora de hacer las capturas no nos dimos cuenta de que no estábamos incluyendo las caras de los personajes?):



Una noche como cualquier otra, un borrachín allana una casa abandonada para acostarse a dormir. Al día siguiente, la policía encuentra sus restos. No sospechan de las babosas.

Un inspector de sanidad descubre que sospechosos y horribles pedazos de carne están obstruyendo las cañerías.

La segunda y tercera víctimas de las babosas son un señor y su esposa. ¿Cómo lograron unos bichos incendiar una casa? Retrocedamos en el tiempo un par de minutos:

El señor de la casa (todavía no) incendiada se pone sus guantes de jardinería sin sospechar que dentro de ellos hay una babosa. El señor se espanta al sentir la mordida del bicho, y como no puede quitarse en guante se pone a correr como un loco por su invernadero, causando toda suerte de destrozos que culminan con la explosión de la residencia. Si me preguntan, las babosas son inocentes.

Cuando dije "la mordida del bicho" hablaba en serio: un policía (amigo del inspector de sanidad) descubre que las babosas de su patio son enormes y tienen dientes. Captura una y la lleva al laboratorio para analizarla.

La esposa de un hombre de negocios (amigo del policía y el inspector de sanidad) cocina para él una ensalada, sin darse cuenta de que en la lechuga hay una babosa mutante.

En el laboratorio descubren que la babosa dentada puede comerse sin problemas a un hámster (pobrecito, lo mataron de verdad).

Una pareja de jóvenes disfruta de una buena sesión de sexo, sin sospechar que el cuarto está llenándose de babosas que salen del inodoro.

Cuando ella pone un pie fuera de la cama se topa con que el suelo está alfombrado de babosas carnívoras. Él intenta huir, pero corre con la misma suerte.

¿Se acuerdan del hombre de negocios que comió la ensalada? La escena de su muerte es tan buena que amerita romper nuestro voto de no mostrar rostros humanos.

En el laboratorio descubren una sustancia que puede acabar con las babosas mutantes (y por favor, noten lo bonita que me quedó la captura).

El policía y el inspector de sanidad bajan a las cañerías a acabar con las babosas. En una escena tomada directamente de Pepito y Chabelo detectives, intentan arrojar un señuelo a las babosas que les permita cruzar un foso pero, a diferencia de Pepito y Chabelo, no lo hacen bien. La esposa del inspector de sanidad es ahora viuda.

Finalmente logran detonar el químico incendiario, y matan a todas las babosas.

¡Salvo a una!


Fin.

Sucedió en Campeche

Dos máximas de una buena mercadotecnia: saber lo que tus clientes quieren y, si no quieren nada, crearles una necesidad.



He aquí un ejemplo, aunque en el caso del Minisúper “El Vampiro” aplica una tercera máxima: tentar a tus clientes, no importa que tu producto sea nocivo y/o fatídico para ellos y para las personas que los rodean, entiéndase familiares, vecinos, transeúntes, etcétera.

Nada mejor para después de una reunión de alcohólicos anónimos y unas caguamas Carta Blanca bien frías como una orden de pollo en Church´s Chicken Campeche.

-Buenas tardes, Church´s Chicken Campeche, ¿cuál va a ser su orden, señor?

-Robotina, quiero una bolsa de pollo bien calientita.


-Señor, no tiene que bajarse de su auto para ordenar.

-Cállese y meta en la bolsa un six de Carta Blanca.

Comprados los sagrados alimentos, una parada en la gasolinera y a casita, a dormir.


-Hip. Que buena peda. Le voy a llevar a los niños su cajita feliz… hip, y a la puta de mi vieja una madriza cuando llegue.



Esa noche una señora campechana pudo dormir placidamente como no lo hacía en años. Su esposo no llegó a casa a dormir.



A pocas cuadras donde dormía tranquilamente una señora, un borracho estrelló su automóvil contra un poste de luz. “Oficial, se los juro por la virgencita, se me travesó un poste en el camino”, dijo el conductor. De inmediato los oficiales remitieron al conductor a Kobén, la cárcel, por daños a propiedad del Estado y por conducir bajo los influjos del alcohol.



Por vez primera en la historia se cumplió la máxima de que los borrachos y los niños dicen la verdad. Lástima que nadie le creyó a nuestro adorable borracho.



Fotografías cortesía de Agustín, alias, el Paisa.

martes, 26 de febrero de 2008

El Pequeño Otik



Comenzamos el proceso de desviolización y revalorización de la mujer en nuestra sección de cine con una película en la que las únicas que son violentadas son las leyes de Dios y de los hombres, y que demuestra de una vez por todas que las mujeres son capaces de todo con tal de ser madres. Les digo, todavía hay un camino muy largo por recorrer. Estaba seguro de haber elegido una cinta totalmente inocua, y me vengo a dar cuenta de que casi todo puede convertirse en motivo de controversia.



El Pequeño Otik (Otesanek, 2000) es una película de fantasía dirigida por el célebre animador checo Jan Svankmajer, quien explica que la película "explora nuestras interrupciones de los procesos naturales, nuestro deseo de lo imposible, nuestra hambre infinita, el lado oscuro de la niñez, y nuestra arrogancia de creer que podemos controlar los misterios de la vida". Está basada en un cuento infantil local, así que no debe sorprendernos que esté llena de violencia, locura, infanticidio, traición, y todos esos malos ejemplos que constituyen nuestro primer acercamiento con el mundo del entretenimiento (por lo menos para los de mi generación, a los que todavía nos tocó una abuelita que contaba cuentos en lugar de ponernos a ver una novela).



Todo comienza cuando el Sr. y la Sra. Horák descubren que no pueden tener hijos. Durante un viaje al campo, el Sr. Horák desentierra un tronco que parece un niño, le da una arregladita y se lo da a su esposa sin sospechar el efecto que tendría en ella: inmediatamente empieza a actuar como si el tronco fuera un niño de verdad.

"¿Qué van a decir los vecinos si llegamos con un niño? ¡Van a pensar que lo robamos!". El Sr. Horak convence a la loca de no adoptar al tronco... todavía. A ella se le ocurre el brillante plan de fingir un embarazo para, una vez concluido éste, adoptar la raíz como su hijo.

Todo sale de acuerdo al plan: la Sra. Horák finge estar embarazada durante nueve meses y, cuando llega el gran día, ocurre algo mágico: el tronco cobra vida. Es un bebé de verdad.

Bueno, un monstruo del infierno con un apetito insaciable. Por obvias razones, los orgullosos padres prefieren mantenerlo oculto. Lo llaman Otik, como su abuelo.

Los Horák no pudieron engañar a la hija de sus vecinos, Alzbetka, una gordita sumamente inteligente y sagaz; ella sabe que pasa algo extraño en el departamento de enfrente.

Alzbetka descubre en uno de sus libros la historia de una pareja que no puede tener hijos, así que adoptan a un tronco viviente que eventualmente se los come a ellos, a sus vecinos y al resto del pueblo, hasta que se topa con una viejita en un huerto de coles que, para impedir que robe su cosecha, le abre la panza con un azadón.

La voracidad de Otik es demasiado grande. Sus padres le dan toneladas de comida pero no es suficiente, y un buen día el gato de la familia comete el error de meterse en su cuna. "Sólo era un gato. Además, tenía 14 años; iba a morir pronto", lo justifica la Sra. Horak.

Desafortunadamente el cartero no era un gato. Era un viejito encantador que le caía bien a todo el edificio, que tuvo la mala suerte de tocar a la puerta un día en que no estaban los Sres. Horák. La policía comienza a investigar la desaparición.

Una vieja chismosa acecha en la carriola de la Sra. Horák mientras ésta hace una compras y descubre que en ella lleva una muñeca. Preocupada por el paradero del bebé, le avisa a las autoridades, que envían a una trabajadora social a casa de la familia.

Al ver que son incapaces de controlar a Otik, el Sr. Horák lo amarra mientras duerme, lo mete en un baúl y lo lleva al sótano del edificio para que muera de hambre. Alzbetka lo descubre y lo libera. "Tus papás son los que deberían estar aquí", le dice. La niña empieza a robar comida en su casa para alimentar al monstruo, gasta sus ahorros en embutidos para alimentarlo, pero no es suficiente...

Alzbetka decide mediante un sorteo a cuál de los habitantes del edificio debe llevar al sótano para alimentar a su amigo. El ganador es le Sr. Zlabek, un viejito puerquísimo que cada vez que la ve intenta agarrarle la cola, sin importarle que apenas sea una niñita.

Al descubrir que el Sr. Zlabek también ha muerto, el Sr. Horák decide ponerle fin al reinado del terror del chonto, así que agarra su sierra eléctrica y se dirige al sótano. Sin embargo, cuando descubre que Otik ha aprendido a lavarse las manos antes de comer y que éste ya puede hablar (le dice "papá"), no puede hacerle daño y, por el contrario, deja que se lo coma. La Sra. Horák baja tras él, y a ella también se la come.

Pese a las advertencias de Alzbetka, que le dijo que no se comiera las coles del jardín del edificio porque lo enfermarían del estómago, Otik no puede aguantarse el hambre y se come todo el huerto.

La cuidadora del edificio, una viejita por demás ruda, sabe qué es lo que tiene que hacer, y ningún ruego de Alzbetka va a poder detenerla.


Fin.