miércoles, 25 de abril de 2012

Cosas bonitas sucias



Si A better life (Una vida mejor) es una película obligada para la administración de Obama, e incluso Demián Bichir aseguró que enviaron una copia a la Casa Blanca para que el Presidente se metiera en la piel de los inmigrantes latinos que son tratados como animales en Estados Unidos, Dirty pretty things tendría que estar por decreto popular en la sala de televisión de todos los castillos y casas reales de Europa.





AQUÍ  puedes leer un artículo que hicimos sobre la película, titulado La película que las monarquías deberían ver.

viernes, 20 de abril de 2012

El Quadri baile



Se sabe que en la política no hay pudor y vergüenza, pero esto, sí que es el colmo.




sábado, 14 de abril de 2012

¡Nueva sección!




Si cobrara diez pesos a todas las personas que me preguntan qué se siente ser escritor, ahora tendría los huevos en el cálido y hospitalario escroto en vez de estar haciéndole incómoda compañía a las amígdalas. Para dar respuesta a todo los curiosos, pero en especial a todos aquellos que quieren emprender el suicida camino de la escritura, he decido crear una nueva sección en el blog Pildorita LADO B llamada Vida de escritor.

En un futuro (espero no muy lejano), sobornaré a Jotaeme con revelar algún oscuro secreto de su pasado campechano para que acceda a convertir todas las historias de esta nueva sección en caricatura.


AQUÍ la primera historia.

viernes, 6 de abril de 2012

El psicólogo de perros



Este domingo, en el suplemento dominical del periódico El Universal aparecerá un ilustrativo y extenso reportaje que le hice al único psicólogo de perros de Yucatán. Si tienes perros en casa, no te lo puedes perder. En especial si crees que tu perro es tu hijo, como el caso de esta señorita.

Y para finalizar este post informativo, los dejo con un video de mi hija, perdón, con mi perra Mía, quien reclama atención cuando la ignoro por estar tantas horas delante de la computadora.  




jueves, 5 de abril de 2012

Día mundial del perro callejero



Ayer se celebró el Día Internacional del Perro Callejero. Y como era de esperarse la noticia se convirtió en Trending Topic mundial, es decir, fue una de las 10 cosas de las que más habló la gente en Twitter. Sin embargo, al igual que los niños indigentes que vemos en la calle pidiendo limosna, observamos a los desamparados mejores amigos del hombre y decimos, uy, pobrecitos. El corazón se nos estruja y nos seguimos de largo.

Hace dos años hubo alguien que no se siguió de largo y nos recordó una historia desgarradora ocurrida a principios del siglo pasado. El artista multifacético armenio-francés Serge Avédikian nos regaló un cortometraje animado de 15 minutos titulado “Chienne D´Histoire” (Historia de perros), que en el 2010 increíblemente fue ignorado por la Academia en la terna final rumbo al Oscar.




lunes, 2 de abril de 2012

Ave del mal agüero



Por una de tantas casualidades que tiene el Internet, me topo con que en el 2008, exactamente el miércoles 2 de abril, un periódico de Tenerife, isla ibérica donde nació mi bisabuela, publicó un artículo mío (que terminó convirtiendo en una carta al señor director).




Con el pecho rebosante de orgullo, y herido porque nunca me avisaron que me publicaron, investigo sobre el periódico que es auspiciado por el prestigioso periódico El Mundo. La primera nota con la que me topo, es ésta:




Lo escalofriantes de la nota fue leer que apenas a 4 meses de mi publicación comenzó el desmoronamiento.




Al parecer esa es la suerte que le espera a todos los periódicos que se dignan a publicarme.

domingo, 1 de abril de 2012

La viga en nuestros ojos






The Help (Historias Cruzadas) es una película que ahora mismos está en el cine. Éxito de taquilla, de crítica, nominada a varios premios Oscar, etc. O sea, la vio hasta Dios Padre. Si no la has visto (cosa que dudo) recomiendo evites gastar tu dinero en un boleto, pues está en tus manos experimentar algo más extraordinario que el 3D, lo único que tienes que hacer es mirar a la sirvienta de casa. Observarla bien. Si eres muy osado, dirigirle la palabra. Pero no como siempre, que es para encargarle cosas o que limpie aquí o acullá. Pregúntale dónde vive. A cuántos kilómetros de la ciudad está ese pueblo o ranchería de nombre extraño que te ha dicho. Si está casada o vive con sus padres. Si tiene hijos. Cuántos. Si tiene hermanos. Cuántos. Si ha muerto algún integrante de la familia. Cuántos camiones tiene que abordar hasta llegar a su trabajo. Qué grado de estudios alcanzó. Si le parece justo lo que gana por trabajar más de diez horas al día.

Skeeter Phelan es una jovencita sureña que regresa a casa (Mississippi) al graduarse de la universidad. Son los años sesentas. Por eso sus amigas la ven como un bicho raro. En el sur pocas mujeres estudian una carrera, y mucho menos tienen la disparatada idea de querer ser independientes, buscarse un trabajo y soñar con ser escritoras. Skeeter le propone a un periódico de Nueva York hacer un reportaje sobre la vida que llevan las sirvientas, al fin y al cabo hay un agitador de masas llamado Martin Luther King que anda pregonando que es indignante que su país (en teoría el más poderoso del mundo) margine y trate a los negros como a esclavos, peor que a animales.

La señorita Skeeter logra entrevistar a un montón de sirvientas. La mayoría criadas de las amigas de su mamá. Las narraciones son espeluznantes. Por poner un simple ejemplo, las sirvientas no pueden usar el mismo baño que las señoras de casa, tampoco comer de la misma vajilla, pero paradójicamente sí pueden cuidar, mimar y amar a sus hijos pequeños. Niños que al crecer, lejos de conmoverse por el inhumano trato que reciben las mujeres que los criaron, repiten el patrón de mamá y tratan a sus nanas como si fueran seres repugnantes, llenos de infecciones, o sea, una raza inferior.

The Help nos ha conmovido hasta el tuétano. Nos ha hecho avergonzarnos de nosotros mismos. Querer construir una máquina del tiempo y viajar a los años sesenta, específicamente a territorio norteamericano para jalar de las orejas a esos yanquis desalmados. Todo esto pensamos (en un lapso de dos horas y media, que es lo que dura la película) mientras ignoramos a la indígena analfabeta y sin seguro social, que come y bebe en platos y vasos de plástico, que defeca y duerme en el cuarto-bodega al fondo de nuestra casa. El fantasma que nos heredó el acento aporreado del que tanto nos avergonzamos.