Bajar de peso, buscar novia, dejar de fumar, asistir a Neuróticos Anónimos, bajar de peso, conseguir trabajo, tramitar la solicitud de beca, entrar a clases de inglés, volvernos fanáticos de un equipo de fútbol, hacer acrobacias en la máquina de baile, bajar de peso, manejar un volcho, aprender a hablar en público, enfermarnos menos, leer más, terminar el libro que hemos empezado diez veces, comprar un televisor con pantalla LCD, ojear más catálogos de lencería, ordenar nuestro cuarto, bajar de peso, llorar por cosas que valgan la pena, pensar menos en la ex novia, descargar nuestra ira cuando no haya nadie cerca, caminar sin rumbo fijo, escribir en el celular sin tanta “k”, coleccionar instantes, sentarse en el parque a ver gente, iniciar un programa de ejercicios, escribir lo que pensamos, hacer acoplados de música, ver la trilogía de El señor de los anillos en un solo día, estudiar fuera, comer cuscús, aprender a tocar batería, escribir una novela.
No hacer demasiados propósitos, atender ese pequeño dolor de espalda, aprender Kick Boxing, no comer tan aprisa, viajar, decir nuestro nombre en lenguaje sordomudo, comprar libros por intuición, oler a nuestra pareja, dormir en lugares públicos, bajar de peso, caminar junto a un amigo sin decirle nada, reunir a tu grupo de rock, reconciliarnos con lo que no pudimos ser, lavar nuestra ropa, salir del clóset, amanecer en la playa, subir al techo por las tardes, encontrar algo que decir en las encuestas, bailar con la quinceañera, mirarnos en los retrovisores, releer las fotocopias que aún se guardan, recuperar sueños a la mañana siguiente, embriagarse por amor, ya no seguir embriagándonos por amor, ser puntuales, tomar por asalto el springbreak de Cancún, ir a Cuba, participar en una liga de softbol llanero.
Opinar cuando una mujer nos pregunta ¿qué tal me queda esto?, asistir a un concierto de ska, ir a una función de lucha libre, devolverle la sonrisa a un extraño, quejarnos de menos cosas, formar un dreamteam para el Rock Band, bajar de peso, escribir para la revista de una universidad jesuita, visitar a los amigos recién casados, enrolarnos en una excursión, actualizar la credencial de elector, recuperar cosas prestadas, agendar todos los compromisos, comer platillos impronunciables, ser un poco menos neandertales a la hora de sentarnos a la mesa, estar solos cuando sea necesario, aprender a cocinar, aprender a planchar las camisas de vestir, buscar cassettes perdidos, escribir más en el blog, ir con el odontólogo, leer con detenimiento los papeles que firmamos, bajar de peso, pensar menos en sexo (de acuerdo: maximizar los momentos en que pensamos en sexo), iniciar una cadena idiota de Internet, mentarle la madre de frente a un funcionario público, no sentirnos culpables en exceso, rebelarnos de vez en cuando, aprender a decir “no”, ahorrar más, pensar en el futuro, no pensar tanto en el futuro.
Ser algo de lo que éramos antes de tener pareja, hacer regalos sin motivo alguno, componer una melodía aunque sea a silbidos, mandar a limpiar la computadora, decir sólo las mentiras necesarias, bañar con regularidad al perro, robarle un beso a un amor imposible, atenuar nuestros malos humores, guardar más silencios oportunos, bajar de peso, asumir las consecuencias de nuestras decisiones, tener un poco menos de solemnidad a la hora de vivir, elaborar el currículo, no culpar a los otros de nuestros problemas, reiniciar proyectos abandonados, pasar de los cuartos de final y las menciones honoríficas, recuperar garabatos de la infancia, extraviarnos de vez en cuando, declarar a tiempo en Hacienda, dejar mensajes sobre el polvo de los automóviles, atravesarnos mientras toman una fotografía, bailar a mitad de la calle, besar a alguien bajo la lluvia, apuntarnos como donadores voluntarios, leer libros infantiles en las escuelas, volvernos vegetarianos y sólo comer carne los viernes de cuaresma, dar caricias inesperadas, descubrir las pequeñas coincidencias que provocan los encuentros amorosos, bajar de peso, volver a casa.
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