No es secreto para nadie que en el tercer mundo los gobernantes y encargados de salvaguardar a los ciudadanos son unos próceres, personas iluminadas, unas blancas palomas.
En Perú, el ministro de defensa y el heroico cuerpo militar, por las noches constantemente se levantan pegando de gritos y con el rostro aperlado de sudor luego de ver en sus peores pesadillas cómo los poderosos ejércitos de Chile y Ecuador invaden Machu Pichu; por eso, para mantener a raya a sus peligrosísimos enemigos, tomaron medidas drásticas, o sea, hicieron lo siguiente:
Pero no sólo en Perú tienen a los más brillantes hombres en material de defensa. En Yucatán, el hombre encargado de salvaguardar la seguridad de los yucatecos, o mejor dicho, la seguridad de su pequeño retoño, es este paladín de la lengua española, que sin lugar a dudas nos hace sentir muy seguros:
Por ello, no es de extrañar que todos los latinoamericanos renieguen de su patria y quieran ser tan finos, galantes y primer mundistas como el bueno del señor Houston Texas.
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