jueves, 8 de julio de 2010

Rohayhu Paraguay


A nadie en absoluto le importaba o robaba el sueño (literalmente) cada que la selección de Paraguay salía al campo en Sudáfrica, incluso muchos ni siquiera sabían de la existencia de este país pequeñito enclavado en el corazón de Sudamérica. La mayoría, si acaso, vieron a este equipo rojiblanco como una mera curiosidad, una escuadra que jugaba con el uniforme del Atlético de Madrid y cuyos jugadores en vez de hablar la castilla se comunicaban los unos a los otros en un idioma indescifrable (muy parecido al coreano) a pesar de ser latinoamericanos. Y finalmente, otros menos avezados tanto en geografía como en materia futbolística, pensaban que Paraguay en realidad era la selección B de Uruguay, así como Eslovaquia era el equipo de reservas de Eslovenia y Sudáfrica un estado al sur de un país llamado África.

Sin embargo, toda esta ignorancia que envolvía a Paraguay despareció cuando una mujer de nombre Larissa y de apellido Riquelme salió a la luz y dijo:


“Si Paraguay califica a las semis me empeloto en la Plaza de Asunción”



Dicho esto, todos consultaron la guía del Mundial en el apartado donde venía el rol de juego de los paraguayos, luego entraron a Wikipedia y descubrieron que Paraguay es un país bilingüe donde se habla el español y el guaraní; su bandera es de color rojo, blanco y azul, además de ser la única en el mundo que tiene dos escudos, uno en cada cara de la bandera; su capital se llama Asunción y colinda al sur, sudeste y sudoeste con Argentina, al este con Brasil y al noroeste con Bolivia; y, oh sorpresa, su presidente es un sacerdote picha loca que embaraza a toda las ciudadanas que se le acercan a pedirle la confesión o algún favor.

Frente al televisor todos vimos los insufribles partidos de este país pequeñito de 7 millones de habitantes con la esperanza de que los camarógrafos apuntaran a las tribunas y nos deleitaran con el verdadero espectáculo.



De ahí en adelante, no hubo vuelta atrás. Nos transformamos todos en paraguayos. Las alegrías de Larissa eran nuestras alegrías.



Sus sueños de grandeza también.



Su éxtasis, ni qué decir.




Su angustia, igual.




Nos cominos las uñas juntos.




Sus mentadas de madre al árbitro también salían de nuestra boca.




Igual los goles.




Las palabras de la señorita Riquelme retumbaban distorsionadas, tergiversadas en nuestras calenturientas cabezas: “Empelotas”. “Paraguay”. “Desnuda”. “Tetas”. “Viva Paraguay”. “Métemela”. “Te la chupo”. “Arriba Paraguay”.




Acto seguido, traicionamos, vendimos el juego bonito. Poco nos importó España, la Madre Patria, el espectáculo. Todas nuestras ardientes, lascivas y erectas vibraciones fueron a parar con los paraguayos.

Por desgracia, todos sabemos que el fútbol es un deporte injusto. Nunca premia a quien lo merece y los paraguayos fueron eliminados por un gol cardiaco de los españoles que resquebrajó nuestros más húmedos sueños e hiniestas ilusiones.

Hasta que…


Olvidamos un pequeño detalle. Larissa Riquelme es latinoamericana, y como buena hija de la conquista española, sabe ser flexible, cariñosa, querendona, al mal tiempo buena cara, nada como dejar la puerta entreabierta a la posibilidad de empelotarse sin importar que tu selección fracasara.

A partir de estas declaraciones, todos nos frotamos las manos y supimos que era cuestión de tiempo.

“Larissa posó para el diario Popular, que en su edición impresa ofrece un poster desplegable con la modelo desnuda posando sobre la bandera de Paraguay”, nos informa SPORT.es






Si algo aprendimos en esta Copa del Mundo de Sudáfrica es que en el mero corazón de Sudamérica existe un país tricolor y bilingüe llamado Larissa Riquelme.

2 comentarios:

Eduardo Huchín dijo...

Iba a subir la exclusiva al Zorro, pero no he tenido internet en casa y ha sido un horror. Creo que retomaré tu post para ponerlo ahí.

Rodrigo Solís dijo...

Va que va máster.