miércoles, 26 de septiembre de 2012

Don Corchito


En materia de coches (y cualquier otra activad que requiera a un hombre de verdad) soy una autentica señora, hecha y derecha. Por eso cuando meto el auto al taller, voy a ciegas. Y esto ocurre generalmente cuando a mi volcho le cuesta horrores arrancar por las mañanas, escupe por el mofe una enorme humareda blanca y mis vecinos se asoman por las ventanas de sus cuartos a mentarme la madre por el escándalo que hago en toda la colonia.

-Qué vergüenza, nunca imaginé transportarme en una carcacha -dice Fiera tapándose la cara.

Los mecánicos son como los doctores. Seres todopoderosos. Sabios. Con solo mirarte tienen el diagnostico. Por eso los envidio, y mucho. Yo cuando abro el capirote del coche pareciera que estuviera en un quirófano, presenciando una operación de corazón abierto. Veo cientos de cables, piezas, mangueritas, todo es tan confuso, si acaso lo único que reconozco es el motor, pero eso, naturalmente, no es ningún mérito, es tan fácil como reconocer el corazón dentro de un cuerpo destripado.           

Cuando voy al taller mecánico tengo el rostro pálido. Quedo en espera de que el mecánico me diga que hay que cambiar sabrá Dios que pieza del motor que cuesta un ojo de la cara cuando en realidad lo único que necesita el coche es un cambio de aceite. Por fortuna esto nunca pasa. Mi mecánico es un hombre bueno.


Quizá el único cambio que necesita el taller es en el nombre, deberían cambiar la “V” por una “F”. Por que mi mecánico, don Corchito, es un señor simple y llanamente feliz. Te saluda con una energía y entusiasmo envidiables. No importa que sean las 7 de la mañana. Palmotea a sus mecánicos y los pone a trabar con una sonrisa. Y cuando te entrega el auto (siempre a la hora acordada) te detalla todo lo que le hizo, y por lo general, se toma la licencia de cambiar cables dañados sin ningún costo. En resumidas cuentas, si don Corchito fuera el director general de un corporativo transnacional, el mundo sería un lugar más eficiente y mejor.

-Que Dios te bendiga -me despide.

Sospecho que don Corchito es cristiano. Nunca le he preguntado si es cristiano porque odio a los cristianos, excepto a él (en el supuesto de que sea cristiano) y a Yuri (por su pasado de puta insaciable del que no se avergüenza).

Si eres una señora como yo a la que le da miedo que la estafen, ya sabes a dónde ir cuando tu coche necesite mantenimiento.




P.D. Mi novela será publicada en los primeros días de diciembre, próximamente daré detalles de cómo y dónde apartarla.

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