Quienes viven en Mérida, cada que pasan por la glorieta de Prolongación Montejo, al entrar a las Farmacias del Ahorro y/o al transitar las principales avenidas de la ciudad, se habrán preguntado al igual que yo, quién diablos es este señor:
La respuesta, una vez más, fue cortesía del YouTube. Jesús Adrián Romero es un cristiano de mediana edad buena onda, o sea, hombre que viste jeans y zapatos Converse, que además, le canta a su esposa en los conciertos, avergonzándola* frente a miles de cristianos buena onda.
A los valientes que llegaron hasta el final del video, espero hayan notado el casto beso que se da la “feliz pareja”. Aunque a mí no me engañan, durante la interminable canción pude ver en los ojos de la esposa un dejo de odio e insatisfacción hacia el cristiano buena onda por relegarla a segundo plano después de Cristo.
P.D. Mientras redactaba el párrafo inyectado de amargura de arriba, la muchacha de la casa se me acercó por la espalda, y muy emocionada me preguntó:
-¿Te gusta Jesús Adrián Romero?
Estupefacto, respondí que sí, no quise herir sus cristianos gustos musicales, o lo que es peor, perder para siempre su maravilloso y enjundioso aseo del hogar.
-Jesús Adrián Romero es lo máximo –dijo la muchacha apretando la escoba con ambas manos-. Mi cuñado le cantó a mi hermana en su boda una canción de él.
* 9 de cada 10 mujeres (cristianas o católicas) califican la peor y/o vergonzosa experiencia de su vida el haber sido musas inspiradoras de los pobres diablos de sus enamorados cuatro ojos que sacaron la guitarra del coche y les cantaron (mirándolas fijamente a los ojos, ya sea una canción de Benny Ibarra, Sin Bandera, Reyli Barba o Jesús Adrián Romero) frente a todas sus amigas.