miércoles, 2 de julio de 2008

Olé, matador


Héctor Villareal es un chingón. Por eso lo envidio. Y lo envidio mucho más que a cualquier escritor de los que envidio por que a él lo conozco. O sea, lo conozco en vivo y a todo color. También envidio su hígado. Qué manera de tomar. Pero no vaya a usted a pensar que Héctor es un borracho. No. Él es uno de esos bebedores sociales y amables que no paran de tomar y luego al final de la noche lo miras y está entero, el muy cabrón. “¿Acaso es usted japonés?”, te dice. Bueno, así me dijo al ver que no soltaba la cámara para tomarle fotos como un maldito turista japonés a todos los edificios, iglesias, hoteles y casas de Guanajuato (y también a las ensayistas del encuentro de escritores).

En fin, ya he escrito de él y de su estupendo blog Odio los blogs en este espacio rosa. Pero es inevitable no volver a recomendarlo. Al menos, de cajón, todos tienen que leer estos dos escritos que recién publicó hace unos días.




¡Héctor para Presidente!

1 comentario:

Eduardo Huchin dijo...

Lo mejor de Villarreal es que es como el Dr Jekyll y Mr Hyde. Por un lado puede sacar cosas tan sesudas y serias como su libro "La asignación de recursos públicos a la educación" y por otro sacar posts como el siguiente:

alguien
en algún lugar
en este momento
se está haciendo pendejo

lo sabemos
estamos seguros
y no lo hemos visto
y nadie nos dijo

**
alguien
alguna vez
trató de hacernos pendejos
y no pudo

no lo dejamos
no se lo permitimos
qué ojete lo que quiso hacer
y el que lo quiso hacer

***
alguien
alguna vez
nos hizo pendejos
(o pendeja a ti y pendejo a mí)

sólo hasta después
nos dimos cuenta
qué ojete, qué pinche ojete
el o la que lo hizo

****
es vergonzoso
no lo digas a nadie
será nuestro secreto
para siempre

desea que se chingue
quien nos lo hizo
ojalá que pronto
alguien lo haga pendejo

*****
alguien
en algún lugar
en este momento
está haciendo pendejo a alguien

lo sabemos
estamos seguros
y no lo hemos visto
y nadie nos lo dijo