domingo, 21 de diciembre de 2008

La pregunta secreta / Se busca

Una de las mayores peculiaridades de Flor de Anda es que no sabes qué esperar de ella. Sus cancelaciones de última hora son ya una marca registrada, pero por fortuna sus escritos no se someten a esa lógica impulsiva que todo lo deja al estado de ánimo. Como lector privilegiado de sus relatos (los he conocido antes de que cualquier editor salvaje les eche el colmillo) puedo decirles que todavía viene lo mejor. Mientras tanto, una probadita de su labor como articulista. Con ustedes, ladies and gentlemen, Flor.

LA PREGUNTA SECRETA / SE BUSCA
Por Flor de Anda



Advertencia: Si van a usar el nombre de algún ex amante o ex pareja como pregunta secreta para recuperar una contraseña, al menos asegúrense de que haya sido importante.

Ayer fue un lindo día para la nostalgia. No es que nuestro otoño sea de hojas marrones tapizando los pasillos de los parques, pero es lo más cercano que tenemos algunos a una inyección de melancolía. Así que lo disfruto placenteramente más que ninguna otra estación del año.

Esta vez tuve un arranque. Uno más para mi archivo personal de impulsos no contenidos, que ya ha de rebasar las mil páginas. Decidí regresar a ese lugar de ciberespacio que hace muchos años decidí abandonar bajo los efectos de otro arranque: Mi antigua cuenta de correo. Sí, aquella en la que se podía leer mi nombre en diminutivo y que fungió como primer bastión para esconderme detrás de una computadora.

Ahí rompí corazones y me los rompieron. Conocí gente loca y enloquecí yo misma. Descubrí nuevas perversiones para añadirlas a las que yo ya sabía. Comprendí el poder de la tipografía y sus efectos manipuladores sobre ciertas personas. Me enviaron correos alegres, groseros, emotivos, obscenos, falsos, serios, estúpidos y curiosos. Y ayer decidí efectuar un retorno que resultó, una vez más y como cientos de retornos anteriores, fallido.

Confieso: soy una mujer perfecta, lo tengo claro. Pero el amor es mi criptonita y soy muy débil dentro de su radio. Por eso no me sorprendió que ante el olvido de la contraseña y el enfrentamiento inminente con la pregunta secreta, ésta se presentara en la siguiente frase: Amo a…

Qué situación tan incómoda aquella que te confronta con tus fantasmas. Qué situación tan patéticamente cursi descubrir que tu pregunta secreta es “amo a…”. Ni hablar, yo decidí regresar y ahora tenía que aguantar vara hasta lograr el cometido inicial. Me dispuse a tomar en serio los designios de mi signo zodiacal – que me atribuye un “temperamento melancólico” – y recordé que a lo largo de mi corta vida sólo he amado dos personas. En sus nombres tenía mis dos posibles respuestas.

“La respuesta escrita no coincide con la proporcionada anteriormente. Vuelva a intentarlo”. Agotados los seres amados carnalmente, pasé a los familiares, que tampoco dieron resultado. Después opté por los seres carnales no amados, pero sí queridos o que al menos produjeron algún destello de pasión. Respuesta incorrecta. Me decidí por los amigos en quienes uno cultiva ese tipo de amor fraternal que siempre regala buenos momentos. Tampoco ahí estaba lo que buscaba.

En plena desesperación escribí a los inalcanzables, pero doble o triplemente amados. Así llegaron leyendas de la música - Madonna, Morrissey, Anneke -, leyendas religiosas – Dios, Cristo - y leyendas hechas a pura letra – Cristina Peri Rossi, Clarice Lispector -. Ninguno de ellos satisfizo a ese campo en blanco que me retaba.

Cuando la pantalla se cansó de esperar a que yo escribiera algo, tuve la ocurrencia de teclear una a una las letras de mi nombre en todas sus vertientes, Flor, Flor Marjorie, Marjorie, Flor Marjorie De anda y otras combinaciones, para tristemente descubrir que ni el amor a mí misma conseguía rebasar a aquel amor que hoy no recordaba y al cual le había dedicado mi pregunta secreta.

Por eso hoy te extiendo una atenta invitación a ti, ex pareja o ex amante extraviado, alza la mano y di presente. Quien sabe, quizá podamos salir por un café y recordar viejos tiempos o simplemente remarcar las razones por las cuales te olvidé.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

flor, me pareció bastante entretenido tu relato, hace a uno pasar un momento agradable..
sólo ten cuidado, si encuentras el nombre correcto podrías destapar la caja de pandora...

pd.-intentaste con "wilberth"?

pd2.- y con "chabelo"?


el karate pig

Rodrigo Solís dijo...

presente