Ignoro si en España u otras partes del mundo (como
Argentina, por ejemplo) se celebra el Día de Muertos,
así es, llámenme ignorante, ahora lo único que me importa es que mis lectores
mexicanos saquen el culo del sofá (hoy es día de asueto) y me compren una
novela, de lo contrario, Fiera me castigará embarazándose, obligándome a
casarnos por la iglesia y luego sembrándome un cuchillo cebollero en la cabeza
(en ese riguroso orden).
Pasando a noticias más intelectuales (no olviden que
soy un escritor con casi 40 ejemplares vendidos), estoy leyendo la última
novela de Michael Houellebecq y me topo con una agradable sorpresa entre sus
páginas (que no por ello signifique que el libro me esté pareciendo hasta el
momento el 1% de bueno que me resultaron Partículas elementales y Ampliación
del campo de batalla).
Se nota que el best-seller francés es hombre, y muy
resentido, porque lo que son las mujeres, estoy seguro que cuando ven al
anciano de cara extenuada y ligeramente abotagada (actualmente el hombre más
rico del planeta), o mejor dicho, cuando miran los infinitos dígitos de su cuenta
bancaria, se apoderan de ellas los famosos orgasmos múltiples de los que tanto
habla la revista Cosmopolitan.
P.D. Compren MalaRacha, no deseo que mi mujer descubra los orgasmos múltiples gracias a un
hombre más repugnante que yo.
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