sábado, 3 de octubre de 2009


Porque las palabras son más personas que uno mismo, por ello, prefiero que hablen ellas y no yo.
Esta revista es quizá la última (espero realmente que así sea) porque, no hay peor ciclo que aquel que se pudre en no terminar. Sucede que el tiempo nos ganó y ya no era factible continuar; fue la razón por la que dejó de existir y ahora vuelve después de unos cuantos años en la espera. Ya estaba muerta, enterrada ¿por qué invocarla de nuevo y pedirle que baile? Eso a mi parecer es indigno. Aun así, entiendo las buenas voluntades.
Quizá alguno estará escuchando y no se sentirá cómodo con esto, y se le saltará la vena de la frente al oír mis palabras. Tiene derecho a despotricar y patalear contra las frases que encuentre virulentas, pero debe entender que no existe verdad, si no se encuentra sustentada por la más imparcial de las sinceridades.

Diálogos Postmodernos, significó una parte importante en mi vida literaria, y no porque llegase a publicar ahí, o por el espacio que representaba una hoja en la revista, pues ese era sólo un pretexto, y así lo entendí; fue importante por las personas que hacían la revista. Diálogos me dio la oportunidad de conocer personas valiosas, que en ciertas circunstancias se atravesaron en mi vida y me dieron pautas y puentes. Eso es todo, es suficiente y es redituable.
Mi reflexión sobre lo que significa la revista, está basada en las condenas de la amistad. Era una revista con buena intención. A pesar del nombre que en ese momento, y aun ahora, se me figura pretencioso. Era un nido incongruente y sin directrices, que confluían en un núcleo no del todo sustentable y estaba plagada de una visión un poco copiosa. En otras palabras, era igual a las líneas anteriores: I N E N T E N D I B L E.
Acaso un puñado de seres humanos comprendía lo que aguardaba en la revista, y todo por la pretensión a la que estamos destinados los latinoamericanos, y más, los campechanos que creemos saber leer. Un compendio de palabras rebuscadas y snobs, un lenguaje intelectualoíde casi críptico eran las características que describían la publicación. El 70 % daba hueva, porque era más un discurso divagante que una revista, rayando en panfleto “Postmoderno”. Lo cito con sinceridad, en una ocasión un par de compañeros me lo reprocharon y yo honestamente respondí “es verdad” e intentaba justificar la revista con un “pero”, porque eran escritos de amigos, camaradas y conocidos. Grave error. Ahora no busco “peros”, lo digo honestamente y no hay vergüenza en admitirlo: la mitad era de hueva, ese fue el punto. Incluso lo poco que pude publicar en algún momento (dos o tres cuentos en un par de números) era nefasto. De esa época lo único que puedo rescatar, con cierta gracia, es ser responsable del nombre de “Las potrancas”.
“Pinche revista elitista” me dijo en son de broma otra persona algún tiempo atrás. Reí porque tenía razón y no, porque no era elitista, sino pretenciosa. No podía ser elitista, no porque no fuera dirigido a los intelectuales, sino porque no hay intelectuales en Campeche, sino muchos intelectualoídes y poetas borrachos.
La revista era de alguna manera una farsa, ya que el término “Postmoderno” nos era ajeno, nadie podía (ni aún ahora) responder el significado de la palabra “postmodernismo”. Porque sólo era una excusa para transformar nuestras aspiraciones en papel impreso, desde donde cada quien ponía sus visiones y sus juegos; así teníamos una revista que rayaba en ser “ideológica” por una parte y en ser estética por otra. Salíamos, entonces, con la pendejada de que eso era ser “postmoderno”. Pero nada fue equilibrado. Nada era circular, era más bien un zizag que al final se puso interesante. Creo firmemente que los últimos dos números que salieron (sin contar esta bastarda) fueron los más interesantes y valiosos. Por lo menos, ya no saltábamos hojas para leerla.
Las cosas terminaron ahí, no hubo aplausos, ni sermones, ni despedida. Y los que queríamos seguir escribiendo nos arrimamos a la sombra de la web, porque la tecnología es más rápida y barata o porque Campeche no permite revistas. Éstas tienen una fecha de caducidad, aun antes de ser escritas.
Hoy se abre por la fuerza un ciclo que ya estaba cerrado y se presenta el último número (Dios lo quiera así) de esta parodia. Acuden los compañeros, los camaradas porque el fin está ahí, la esencia está ahí: la amistad de un grupo de personas, más bien tristes, que jugaban a ser escritores, editores, redactores, diseñadores, dibujantes, fotógrafos y poetas. Ahora cada quien se sujeta a su propia brújula y se pierde en cosas diferentes, que tantas veces se reflejaron en las páginas del pasado. Algunos, con la misma pretensión, otros, con la misma terquedad.
Compañeros, hoy les digo: ¡Que chingue su madre el gobierno!, pero también que chingue su madre Diálogos Postmodernos, porque es el mejor adiós que le podemos dar ahora. Fue divertido mientras duró. Sobra hacer una conferencia para decirlo. Se tiene y en silencio. Traer de nuevo a la vida esta revista muerta, es tomar a la fuerza un recuerdo y frotarlo desesperadamente en la pared queriendo que quede tatuado en concreto. Es antinatural y sobre todo es innecesario.
Primero Postmodernos, luego la mafia de Huchín, ahora Pildoritos, convergentes, los que se juntan el martes en las puertas, los del 40, las potrancas, un puñado de seres humanos ciegos en un baile de máscaras, porque al final de cuentas, lo que queremos es una etiqueta, una generación, un poco en broma y en tono de seriedad y terminar el día con una sonrisa y mañana platicar de otra pendejada.
Yo debería estar diciendo esto y no, quise, peleé por ello y no se pudo. Y no fue por mí, simplemente la lógica jugó en mi contra.
Agradezco en el alma al camarada que me prestó su voz y su espacio para entonar estas letras y sobre todo a los que escucharon, porque la amistad es lo mejor que nos queda cuando sintetizamos a un hombre.

Wilberth Herrera
Champotón, 2 de octubre del 2009

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4 comentarios:

wilberth herrera dijo...

jajaja, pinche foto, ¿cuando me la sacaste? Muchas gracias pinche juanito. Te quedó poca madre. Cuando publique mi libro te contrataré para que me hagas la portada y la solapa donde irá mi biografía.

Quedé enculado. Pero tengo que decir que la ayudadita que le diste al escrito fue lo mejor.

Anónimo dijo...

Cof cof... ya cierren este blog. Puras pendejadas suben.

Rodrigo Solís dijo...

Gran foto JM, una joya, yo igual te voy a contratar.
Y sí, ya cierren este blog de miarda.

Anónimo dijo...

jajaja... el del "cof, cof, cof" es del blog postmoderno... es más... su apallido comienza con "M" y termina con "Anzanilla"...

Ardido... no acepta la verdad.