jueves, 22 de noviembre de 2012

Zombis en el Costco



Nada más piso el Costco y mi sentido zombi se enciende. No lo puedo evitar, es una enfermedad tan arraigada en mí como sufrir una erección cada que veo reaparecer a Fey en la televisión (no importa que cada día se parezca más a Jacobo Zabludovsky). Cierto, mi sentido zombi se dispara cada que salgo a la calle, cuando estoy en una plaza, en el cine, en una boda, etc., pero cuando estoy en el Costco, la cosa es seria, dejo de ser yo, camino como un muerto viviente, con la mente perdida, imaginando las posibles rutas de escape que tendría que tomar si se desatara un holocausto zombi.




¿Cómo es posible que ningún director de cine haya hecho una película de zombis dentro de un Costco? Digo, si ya han hecho hasta lo inimaginable en materia de muertos vivientes, no veo por qué no explotar el Costco.

El Costco tiene un potencial infinito en materia zombi. Si no fuera un cobarde y me animara a escribir un guión cinematográfico o una novela zombi, comenzaría con un sujeto tomado de la mano de su mujer.

-¿Qué te pasa? –le preguntaría la mujer a nuestro héroe-. Estás en la luna, mi amor. Tranquilo, ya verás que saldremos adelante, pronto encontraras trabajo y dejaré de endeudarme con mis tarjetas de crédito para poder comer.

-Gracias –dirá nuestro héroe con la mirada perdida en los anaqueles superiores de la tienda.
 



Nuestro héroe, en realidad, será un antihéroe, es decir, un escritor. Un escritor fracasado que por misterios que solo ocurren en las películas (o tal vez no) tiene por mujer a una chica de tetas descomunales. El escritor debería sentirse culpable por ser un mantenido, y lo está, hasta que entra al Costco, donde su psique toma un pequeño descanso del autoflagelamiento emocional y lo transporta en automático a su mayor terror, un ataque zombi. 

De ahí que no sea de extrañar que nuestro héroe recorra los pasillos con la mirada perdida en las zonas altas de la tienda, imaginando que trepa sobre los congeladores de comida, poniendo a salvo a su mujer, mientras los demás consumidores son devorados por una horda zombi.
 



-¿Oíste eso? –pregunta aterrorizada la mujer de nuestro héroe.

Nuestro héroe, en automático, como si hubiera nacido para ello, sin importarle que toda la gente se le quede viendo raro, como si fuera un loco (incluida su mujer), trepa a uno de los anaqueles de la tienda.

-Más vale que me des la mano –le dice nuestro héroe a su chica.

Y se desata el infierno.

Nuestro héroe y su chica viven gracias a la comida que hay almacenada en los estantes superiores, hasta que ésta empieza a escasear.

-Pero queda un montón de comida –dice la mujer de nuestro héroe.

-Tenemos que irnos –dice nuestro héroe.

La única forma de escapar es por el ducto del aire acondicionado.
 

 
Naturalmente la película o novela no tratará sobre zombis. Películas y novelas de zombis hay para regalar. Los zombis solo serán un telón de fondo. La verdadera historia tratará sobre la venganza. Sobre dos hermanos que desde pequeños se juraron lealtad y protección mutua, que crecieron viendo todas las películas de George Romero, imaginando que algún día tendrían que sobrevivir al Fin del Mundo. Hermanos que por esas cosas que tiene la vida, al crecer, toman caminos distintos.
-Estoy seguro que mi hermano está vivo –dice nuestro héroe.
-No me jodas –explota la mujer de nuestro héroe-, no puedo creer que quieras ir a reunirte con el hijo de puta que te robó la herencia de tus papás.
-Por eso quiero ir a buscarlo –dice nuestro héroe pensativo, mirando desde el techo del Costco todo el vecindario infestado de zombis-, para romperle las piernas y tirarlo en mitad de la calle.
 


4 comentarios:

Anónimo dijo...

1. Yo leería alegremente tu novela zombi.
2. Sí, hay muchas novelas así: hace poco leí Orgullo, prejuicio y zombie.
3. De niña, mi sueño era pasearme por los ductos de aire de ese tipo de tiendas. Así se me iba todo el rato del mandado.
4. Eso de que los zombis no sean la historia central es de profecionales, y se agradece.

5. ¿Nunca escribiste de cómo conociste a Fiera?
6. Siempre e querido tener los pelos de negra que tú te cargabas.

7. Si pedí mi Mala Racha el 15 de noviembre, ¿me llegará en diciembre, igual que al resto?

Rodrigo Solís dijo...

Sí, en el otro blog, en pildorita Lado B escribí cómo conocí a Fiera, de hecho, el próximo año publico la novela de Fiera.
Sí, te llegará la novela en diciembre igual que a todos los demás.
P.D. ¿A nombre de quién pediste la novela?

Anónimo dijo...

Melina Alfaro.

Bien, lo buscaré ahí. Y el otro año también compramos la novela.

Rodrigo Solís dijo...

Melina, no te tengo registrada. ¿Recuerdas en qué fecha compraste la novela y por que medio, es decir, por PayPal o le depositaste en el banco a Fiera?
Abrazo.