miércoles, 26 de noviembre de 2008

El Psicoanalista



P, que es el encargado de que todo este tinglado rosa funcione, muy consternado por el rating intelectual, me sugirió que es urgente y necesario que los que colaboramos aquí empecemos a hacer críticas de libros, ya saben, para que la gente no crea que nosotros invertimos más tiempo en ver películas y series de televisión que en la lectura.



Esta semana les contaré de que va un libro que terminé de leer hace unos días: El Psicoanalista, de John Katzenbach. Lo sé, los intelectuales dirán que de ninguna manera ese mamotreto de casi 500 páginas debe ser considerado literatura, por lo cual, mi primera critica literaria del año no tiene fundamento literario.

Pues bien, por vez primera, concuerdo con los literatos. El Psicoanalista es de esas historias trepidantes, llenas de acción y acertijos que a todo escritor en sus ratos de puñetas mentales le vienen a la mente, pero que sin embargo, deberían quedarse allí, en la mente del escritor, es decir, nunca llegar al papel.

John Katzenbach logró llevar al papel su idea y vendió millones copias. De hecho, a pesar de que en México leamos menos de un libro al año, lo más probable es que si por obra y gracia divina ves a un ser humano leyendo en el camión o en algún café, el libro que esté entre sus manos sea El Psicoanalista. Es decir, El Psicoanalista se ha convertido en una especie de el nuevo El código Da Vinci.

¿Si de antemano sabía que El Psicoanalista sería una porquería, entonces, por qué lo leí? Respuesta: por que soy un idiota. Un idiota curioso que decidió hacerle caso a todos los que me recomendaron el libro.

A su favor debo reconocer que el libro es interesante en sus primeras 10 páginas. O sea, cuando el psicoanalista recibe una tenebrosa carta el día de su cumpleaños número 53, firmada por un tal Rumpelstiltskin. Este misterioso personaje le dice al psicoanalista que tiene 15 días para descubrir su identidad (le da una pista: doctor, soy hijo de uno de sus ex pacientes), de lo contrario deberá suicidarse o matará a uno de sus familiares (el loco anexa a la carta una larga lista con cada uno de los familiares del psicoanalista, esto para que el doctor vea que el loco es un loco muy bien informado).

Este macabro juego suena de lo más entretenido. Sin embargo, temo desilusionar al que pensaba leer el libro, pues conforme uno avanza en las páginas, la historia se vuelve de lo más chiflada e inverosímil. Lo sé, uno espera que este tipo de libros donde en la portada te advierten que es un thriller fuera de serie, imposible de soltar, sea una novela llena de chifladuras inverosímiles. Sin embargo, la historia es aburrida, esto gracias a que los personajes malos (Rumpelstiltskin tiene a dos secuaces muy malvados) son predecibles. Traducción: cada paso que da nuestro protagonista para dar con el paradero de Rumpelstiltskin, por arte de magia los secuaces malvados lo intuyen y le destruyen los planes al pobrecito del psicoanalista. Fin del la primera parte del libro.

La segunda parte del libro es todavía más infumable. El psicoanalista finge su muerte (ups, perdón si les arruiné esta obra maestra) y le roba a un vagabundo moribundo su identidad. Encubierto con otro nombre el psicoanalista decide cobrar venganza. Pero, ¿qué hacer para vengarse de un loco que parece ser el Big Brother? Respuesta: leer libros de asesinos seriales e inscribirse a un club de armas.

Desenlace: nuestro valiente psicoanalista se convierte de la noche a la mañana (es decir, en un año) en una especie de Rambo y cobra venganza. Fin.

Que me perdonen todos los que me recomendaron este libro, en especial mi hermano (que es testigo de que le confesé que me gustaron las primeras páginas), pero el libro es una mierda. Una mierda bien grandota y pestilente que se muere de ganas por invadir la pantalla grande.

Anticipándome a lo inevitable, mi humilde sugerencia es que contraten al viejo ridículo de Harrison Ford en el papel del psicoanalista. Nada como un viejo sexy con cara de señor bueno, pero que, cuando se meten con él bien puede tirarte unos certeros karatazos como en aquella película de El Avión Presidencial. “Get off my plane”, diría de nuevo Harrison Ford antes de matar al malo (Gary Oldman sería un buen Rumpelstiltskin).



P.D. Para que vean que no somos malos, aquí les recomendamos que lean otra obra maestra:



Al parecer a alguien le gusta que en las portadas de sus libros aparezcan los ojos de un zombi como los de Exterminio.



7 comentarios:

Lus dijo...

Mi querido y adorado Rodrigo:
A pesar de lo mucho que te adoro en este cso no estoy de acuerdo contigo... El psicoanalista es un excelente libro, no podré decir que es mi favorito numero 1 pero es muy bueno. En efecto 500 hojas tienden a dejar al lector en un limbo extraño desde la pagina 200 hasta la 350 pero es bueno.
Y haciandole publicidad al autor acaba de sacar dos libros nuevos. Se ven muy interesantes.

Anónimo dijo...

rodrigo, eres un héroe, no se como aguantaste 500 páginas, también a mi me lo recomendaron, le di una hojeada en una libreria, le di a las primeras 15 páginas y saltitos cada 50 a ver que tal, como bien lo dices, el buen planteamiento del principio se desmorona... porque escritores y editoriales no piensan en:

1.-la gente
a pocos les dan ganas de entrarle a un tabique de 500 páginas, sea una novela, la seccion amarilla o el libro de quimica de Chang. No cualquiera es Dostoevsky.

2.-Ecologia, me da una rabia terrible imaginar la cantidad de madera, tinta y quimicos contaminantes, recursos energéticos que se destinan para producir estas porquerías, ya suficiente se llevan estupidamente el Hola, tvnotas, sensacional de... ya suficientemente insultante es el catalogo de literatura de Sangrons..

cosme fulanito

Rodrigo Solís dijo...

Lus: adoro cuando me dices que me adoras. Mi mundo se ilumina y soy feliz. Tus palabras (pero sobre todo tu belleza) me hacen ser mejor persona (bueno, eso quizás no), pero sí me obligan en un impulso amoroso a ir por esos dos nuevos libros de John Katzenbach y leérmelos de cabo a rabo. Los dos. Por que te quiero.

Cosme fulanito: gracias por reconocer que soy un héroe. No muchas personas tienen el arrojo de imputarme ese calificativo. Por lo general me dicen que soy un imbécil.
P.D. Tienes razón, alguien debería pensar en los arbolitos (y no precisamente los de navidad).

eriko dijo...

No macayu, me he vuelto adicto a las lineas de este blog, me evitan chutarme inefables horas de perdida de tiempo en semejantes aberraciones. Por otro lado debo agradecer haberlos encontrado y proporcionarme sano divertimento. Saludos!!

Anónimo dijo...

La pildorita causa adicción. De acuerdo con tu post."Se muere de ganas por invadir la pantalla grande" jajajajaja... genial, genial, genial.

Checate "Opio en las nubes" de Chaparro Madiedo. Después quedaras en coma.
Meme...

Rodrigo Solís dijo...

Anamnetik: cuidado, este blog es más peligroso que la cocaína.

Anónimo: apenas tenga oportunidad lo leeré. Gracias por la recomendación, aunque te advierto que yo vivo en un coma profundo. Un abrazo.

Anónimo dijo...

acabo de terminarlo y creo que mi mundo se ha ido a la real mierda!!! no se si ha muerto !!! ahora no podré dormir! no me jodas como puede ser tan bueno si nos dejan asi? estoooooo es una locura.... no me mola nada.