Sólo recuerdo a dos campechanos que han merecido la portada del periódico Reforma: Wilberth Palomo, por convertirse en el primer expulsado en la historia del torneo de futbol del Vaticano y el gobernador Fernando Ortega Bernés, por haberse “colado” en una foto junto a los presidentes de México y Guatemala.
Este martes, el flamante gobernador de Campeche apareció en más medios de los que imaginó su equipo de Comunicación Social. La noticia del PhotoShop que hizo posible su presencia detrás de Felipe Calderón y Álvaro Colom no sólo ocupó la portada del diario capitalino, sino que fue reproducida por una veintena de sitios en la red. Así sucede en la política: los mandatarios destinan algunos millones de pesos en salir en periódicos y en televisoras locales y es apenas necesaria una metida de pata para lograr los reflectores a nivel nacional.
¿En qué cabeza cupo -me refiero: en la cabeza de qué funcionario se concibió- que dado que el gobernador no salía en las imágenes oficiales sería buena idea insertarlo a través de un programa de edición? ¿No estamos ya habituados -con tanto Facebook- a desconfiar de todas las fotografías, porque ya cualquier idiota puede hacerse acompañar por las conejitas de la mansión Playboy, a través de un básico truco de diseño?
Aunque a estas horas, algún pobre trabajador de nivel bajo se ha quedado ya sin empleo por confeccionar –con las peores artes, por cierto- la “aparición” de Ortega Bernés en aquella célebre foto, sería bueno preguntarnos qué clase de política ejemplifica una acción de este tipo. Si hacemos memoria, hace poco más de un año, el alcalde de Toluca, Juan Rodolfo Sánchez, se promovió en espectaculares a través de una imagen trucada de sí mismo, a fin de burlar la ley que le prohibía salir en la publicidad gubernamental. “Soy más guapo que mi clon”, dijo en aquella ocasión el edil toluqueño para tratar de explicar que no era la misma persona que aparecía en la propaganda. Ahora Ortega Bernés buscó eludir no una legislación sino la mismísima realidad, para aparecer en segunda fila durante la gira presidencial de Calderón y lo único que alcanzó a decir fue: “lo siento, pero no sabía”.
Si el gobernador aparece donde no estuvo y no sabe lo que debería saber, eso me hace dudar si al menos sabe dónde está, o si sólo vive pensando en dónde querría estar. Porque algo es cierto: todo político hace un trabajo en función del escalafón siguiente, es decir, se encuentra en un sitio, pero sueña con otro. Por eso, nuestros gobernadores y alcaldes necesitan tantas fotos y notas periodísticas que corroboren sus acciones. Como son propensos a olvidarlo todo, su departamento de Comunicación Social es su memoria. Y si en otro tiempo dicho departamento servía para recordarle al mandatario que había asistido al asilo de ancianos, prometido 100 casas en las zonas pobres, o firmado un convenio de colaboración con la Iniciativa Privada, ahora gracias al PhotoShop, es Comunicación Social el encargado de avalar como verdaderas cosas que el gobernador supone que le sucedieron. Sigue siendo la memoria, pero la memoria de un viejo (¿el PRI?) que gusta de inventar historias.
EL ÁLBUM DEL GOBER
El periódico Reforma, a través de Mario Netas ha dado a conocer una entrevista exclusiva donde el gobernador de Campeche, en un afán para limpiar su nombre, muestra algunas otras fotos de su álbum (la entrevista puede escucharse AQUÍ):
En el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001.
En el incendio del dirigible Hindenburg.
En la llegada del hombre a la Luna.
1 comentario:
Pobre purux, ahora sí que lo trajeron de su puerquito
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