lunes, 1 de junio de 2009

Una gran semana (dos de tres)



No mentiré, tuve toda suerte de pesadillas y malestares en la madrugada del domingo, cortesía de los Venados, que erraban uno tras otro penales y por los siglos de los siglos se quedaban en esa división infame y pulguienta que es la división de ascenso. Y cuando mi corazón se oprimía con más fuerza contra mi pecho y luego subía hasta mi garganta asfixiándome, mi celular sonó. Desperté y al leer el mensaje de texto que tenía supe que el mes de mayo culminaría de una forma gloriosa y única (por partida doble).

“Estas viendo el tenis? Le están metiendo la verga al re puto de Nadal”.

Oh sí, mi querido hermano dándome las buenas nuevas. Encendí el televisor y ahí estaba la zorra, sacándose como es su costumbre, los calzones de hilo dental del culo. Eso sí, sólo con una pequeña diferencia. Su rostro no era el del sodomita feliz que acostumbra escarbarse su cavernoso ano, sino el de un sodomita sudoroso que sabía estaba a un set de ser históricamente eliminado.




De inmediato apagué el televisor. Me pellizqué las mejillas para asegurarme de que no se trataba de un sueño feliz.

Sí, hoy será un gran día, pensé. Decidí dormir el resto de la mañana y gran parte de la tarde cual lirón feliz. Olvidarme del mundo. Dejar que la vida siguiera su cause. Y mientras dormía súbitamente me invadió una terrible pesadilla: Nadal le daba vuelta al partido, y por millonésima vez, gritaba como una hembra sumamente salvaje y poseída.




Desperté pegando un alarido. Me sequé el sudor con el dorso de la mano y me dije, no, el rostro de Nadal era el de un hombre derrotado. Su mirada era transparente. Encendí el televisor y allí estaba, derrotado. El milagro se había consumado.


Llegó la noche. Los Pumas saltaron a la cancha y el resto fue historia. Bernal nos salvó y luego se comió aquel gol de tiro libre, y luego me llegaron mensajes de distintos puntos del país recordándome que Bernal es un pendejo, el mismo pendejo que siempre ha sido, y yo me limité a responder a todos los hombres de poca fe el mismo mensaje: “vamos a ganar”.

Una respuesta demoledora. Segura de si misma. Avasallante. Incluso al redactarla me sorprendí a mi mismo de sentirme tan seguro. ¿Y cómo no podía sentirme así si cuando las cámaras enfocaron el rostro de Bernal luego de tragarse el gol era el rostro de un hombre que lleva 20 años cometiendo errores? Bernal se puso de pie, con toda parsimonia sacó el balón del fondo de la red como si fuera un entrenamiento y no la final, y a sus defensas no les quedó más que pensar, coño, eso es ser un capitán, si se hunde el barco nos hundimos todos con aplomo y nervios de acero que se cagan en las patas nuestros rivales.

Al final, Bernal terminó levantando el trofeo. Tal como le dije a todos que ocurriría. Y si no ocurría, que más, es sólo un partido de fútbol, nuestros héroes seguirían siendo nuestros héroes.




7 comentarios:

Anónimo dijo...

Maldita sea, perdimos contra Pumas.

Ya ni pedo, será para la proxima.
Regocijense en su momentaneo triunfo, felinos del infierno.

Anónimo dijo...

recuerdo k tienes un escrito donde se la chupas a nadal. ya no te gusta o k p2? pk puta esos kambios d opinion tan vien menopausicos. chingado putito, de seguro t enkanta ver komo se saka los calzones.

Rodrigo Solís dijo...

Anónimo: si me muestras ese escrito donde se la chupo a Nadal, te doy mi palabra que te la chupo.

Dwarf dijo...

Uy, muchas chupadas para un solo dia no?

XD

Anónimo dijo...

Anónimo pendejo!!! El tenista al que Rodrigo respeta es Roger Federer!!! Pedazo de animal!!! Averigua bien antes de postear mamadas! se ve que te re urge que a ti te la chupen!!!
Buenos escritos mi rodro, saludos desde el centro del país compadre. Atte: Alex Z.

Anónimo dijo...

Rodro tiene marido, rodro tiene marido...

Karate Pig dijo...

anonimo
rodrigo no tiene un marido, tiene muchos y el que le pega a uno le pega a todos, es más, escuché que entre ellos pueden despedazarse, peo nunca se harán daño