Estoy
dentro de un edificio que alberga oficinas ejecutivas, mismo que se hace llamar
“el centro de negocios, el centro del éxito”. Delante mío están las 30 personas
más despreciables del universo, es decir, 30 señores que pertenecen a las 5
casas inmobiliarias más prestigiosas de la ciudad.
Mi
terrorífica misión es presentar con pelos y señales todas las campañas
publicitarias que la agencia ha lanzado para un residencial de lujo, cuyos
lotes son incapaces de seducir al público para que abran sus billeteras y
paguen entre 2 y 3 millones de pesos por ellos.
-Les
prometo que seré breve –inicio mi presentación-, en dos horas comienza el
Alemania contra Estados Unidos.
Nadie se
inmuta con mi comentario. Ni siquiera el público masculino, cuyos rostros
impertérritos clavan la mirada en mi humanidad temblorosa de saberme haciendo
el más colosal de los ridículos.
Entonces recuerdo que soy un publicista,
básicamente me gano la vida vendiendo humo tal cual lo hacen los vendedores
inmobiliarios. Entre gitanos no debemos leernos las manos. Paso las
diapositivas a la velocidad del rayo. Los vendedores se dedican a mirar sus
celulares en un patético intento por impresionar a sus colegas de que son ellos
los número uno en ventas, ya que sus potenciales clientes no dejan de pedirles
información vía Facebook y WhatsApp.
Al
finalizar la presentación ocurren dos sucesos: uno bueno y uno malo. El bueno
es que ningún vendedor me hizo una sola pregunta sobre las campañas realizadas,
de lo contrario me hubiera quedado mudo, sin saber dar una respuesta verosímil
del por qué hicimos carteleras, vídeos y anuncios de prensa para un residencial
invendible; la mala es que me perdí de principio a fin la victoria de los
alemanes contra los norteamericanos.
Argelia
logró la clasificación a octavos de final por primera vez en su historia. Me
hubiera encantado ver rodar las lágrimas de emoción sobre las mejillas de sus
aguerridos jugadores y aficionados. Lástima que mientras ocurría este emotivo
momento yo me encontraba muriendo por dentro en otra junta.
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