"Publicidad" se escribe con "H" (de "hipócrita")

Nada más un pequeño comentario, que seguramente ya leyeron en otro lado pero que de todos modos quería compartir con ustedes:

Hace un par de años no había mujer que cupiera en sí misma de orgullo y felicidad cuando en alguna conversación salía el tema de la Campaña por la Belleza Real de Dove. Esa campaña, que fue implementada en todo el mundo, utilizaba como modelos a mujeres semi-viejas, semi-gordas, morenas, pecosas, etc., a las que peinaban, maquillaban y photoshopeaban hasta quedar irreconocibles para luego fingir que la empresa estaba interesada en promover un ideal de belleza diferente al convencional (léase bajo Alessandra Ambrosio).

¡Incluso hicieron una Fundación Dove para la autoestima! ¡Mi vida, cuánta nobleza la suya!

¿Por qué tendría un problema con todo eso?

A: La antes mencionada manita de gato con la que convirtieron a estas "bellezas reales" en versiones idealizadas de las mujeres de verdad. ¿No es exactamente lo mismo que hacen en todos los demás anuncios comerciales?

B: ¿Ya vieron su Zona interactiva de autoestima solo para chicas? ¿Notaron la ausencia de chicas gordas y de indígenas? ¿Por qué necesitarán subir su autoestima los culitos preadolescentes que aparecen en la portada? Mis vidas, siempre va a haber otra niña más bonita que ustedes. Eso no quiere decir que tengan que sentirse mal. Ahora a seguir creciendo, que van por buen camino.

C: Dove pertenece a Unilever, que también es dueño de Slim Fast, cuya misión en este mundo es hacerte creer que puedes dejar de ser un(a) gordo(a) si consumes sus malteadas (eso sí, combinándolas con una dieta balanceada, ejercicio y agua), y de Axe, la marca líder en publicidad que idealiza a las mujeres como unas ninfómanas flacas, pechugonas y frecuentemente encueradas.

Entonces qué, ¿seguimos alucinados con los esfuerzos de esa empresa por promover ideales de belleza saludables?