jueves, 27 de marzo de 2008

Todos somos tiernos

Hay pasquines que, muy dignos ellos, se hacen llamar periódicos. Publicaciones que venden carretadas de ejemplares diarias (un volumen de ventas que ya lo quisieran periódicos de verdad) que no son más que el reflejo del tipo de personas que somos. Es decir, gentuza.

El pasquín “La i” junto con “De a peso”, son las publicaciones más famosas en el sureste. Y cómo no podrían serlo, si sus páginas están plagadas de notas chuscas, amarillismo, descuartizados y mujeres semidesnudas. Imposible resistirse a tal festín informativo y visual.

Esta semana les traemos una nota que nos llamó poderosamente la atención, aunque para ser francos todos los días nos llaman la atención las notas de estas publicaciones, pero la decencia y aquello de los derechos de autor nos impiden subirlas a este blog, aunque en esta ocasión haremos una excepción, esperando que nuestros queridos amigos de “La i” no se enfaden.



Es curiosa la doble moral con la que vivimos en este país y en el resto de Latinoamérica. Decimos ser muy tolerantes y respetuosos pero a la primera de cambio los medios de comunicación, que son quienes marcan la pauta en eso de expresarse correctamente, llaman a los negros "hombres de color" o a los discapacitados "personas de capacidades diferentes", y ya ven, a los homosexuales les dicen "tiernos" o cualquier otro calificativo burlón. En el tercer mundo (y en particular en el sureste mexicano) seguimos haciendo mofa de las preferencias sexuales de los demás con la mayor naturalidad del mundo, porque aquí, aunque exista un superávit de hombretones que arañan las puertas del closet para salir corriendo como Priscilas, reinas del Desierto, somos los primeros en hacer burla de dos hombres que se demuestran afecto en la vía pública, o mejor dicho, “se tocan sospechosamente” y “se procuran afecto” como redactan los escritores de la i.

Aquí la nota:


Desde luego que el venerable anciano Romualdo Vázquez Gallareta no es el único blanco de los paparazzi; la finísima revista Vanidades también ventanea a hombres muy respetables y poderosos como John Travolta, quien asegura ser un hombres muy macho. A fin de cuentas deslices como este los tiene cualquiera, y para ocultar y apagar escándalos nada como ser cienciólogo, que en ese culto se pintan solos para eso.




En fin, ojalá que la policía detuviera a todos (famosos y no famosos) por demostrarse afecto, en especial al incontable número de parejas adolescentes y no tan adolescentes (hombre y mujer, cual marca la Biblia) que como animales se devoran los rostros en pleno malecón, donde las castas y puras familias campechanas salen a caminar teniendo que soportar semejantes arrumacos indecentes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

y no haces tú, básicamente, lo mismo?

Mario Carrillo

saludos.