Cuando viene de fuera, la verdad duele más

Algo muy común en el mexicano es mofarse y sentirse orgullosísimo de sus defectos y errores personales: “Soy un borracho”. “Tengo un amigo millonario que es un chingón: es político”. “Cuando dejé a mi novia en su casa, regresé a la fiesta y me agarré a Laura”. “Le copié todo el examen de historia a Juan”. ”Mi negocio va increíble, descubrí cómo evadir impuestos”. Etcétera.

Aceptar que eres alcohólico o chupamedias o bígamo o tramposo o un grandísimo ladrón es motivo de orgullo, pero un caso muy distinto es que un tercero te diga alcohólico o chupamedias o bígamo o tramposo o grandísimo ladrón, porque aunque los adjetivos son los mismos, la cosa cambia y se enturbia, y más cambia y más se enturbia si el tercero en calificarte no es mexicano, y todavía cambia mucho más y se enturbia muchísimo más si quien te lo dice resulta ser un gringo.

Tal fue el caso del periodista Glenn Beck, que en su noticiero transmitido por la cadena CNN dijo hace unos meses una serie de linduras acerca de los inmigrantes ilegales mexicanos. Linduras (por no decir verdades) que hasta la fecha siguen calando hondo en la dignidad de los mexicanos que vieron este video en Youtube:

¿Te molestó lo que dijo ese señor? A mí, la verdad, no. En absoluto. Es más, dijo algo que me pareció digno de no olvidar: “Felipe Calderón es un Presidente flojo y un líder que no vale nada, si no lo fuera estaría más tiempo mejorando su país en lugar de hablar mal del nuestro; entonces tal vez la mayor exportación de México dejaría de ser… mexicanos”.

Muy cierto, aunque duela reconocerlo. Y el día que reconozcamos que somos unos chupamedias, tramposos, haraganes, ladrones, evasores de impuestos, ese día, queridos amigos, tal vez nos avergoncemos de nosotros mismos y hagamos algo para mejorar como individuos y como sociedad; luego entonces quitarán el muro de la infamia que nos separa como animales salvajes de los Estados Unidos (que dicho sea de paso, también son unos animales salvajes), y cuando ese milagroso día llegue, ya verán como los inmigrantes de los países del centro y sur de América, en vez de irse a Gringolandía, preferirán quedarse en México, y ya verán cómo construiremos un muro gigante como el de los gringos para que los escorias foráneas no nos quiten nuestros empleos.

Sin embargo eso es solo una idea personal, y es por ello que hoy en la Encuesta de la Semana la pregunta es:

Si los mexicanos no fuéramos tan corruptos, haraganes y tramposos, es decir, si México fuera un país del primer mundo, ¿qué crees que ocurriría con nuestras fronteras?

1. Siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, construiríamos un muro que no dejara pasar a la chusma.

2. Dejaríamos pasar a cuanto bueno-para-nada quisiera, hasta que en México hubiera 300 millones de habitantes y más del 30% del crecimiento anual de población se debiera a los inmigrantes.

3. Los culparíamos de la inseguridad, y en vez de luchar contra el narco nuestra principal preocupación sería crear una reforma migratoria para expulsarlos a todos.

4. Nuestras chachas y jardineros serían nicaragüenses y salvadoreños, y podríamos abusar de ellos pagándoles sueldos de hambre (como hacemos con nuestras chachas y jardineros mayas, olmecas o de donde sean).

5. A los campechanos nos pagarían 50 pesos por cada indocumentado que matemos con nuestro rifle de copitas.

6. Arjona sería proclamado profeta por su canción “Si el Norte fuera el Sur”.

Aquí otro video tiernisímo:

¡Arjona para Presidente de la ONU!