Guillermo era un afable futbolista que se vestía de rosa.
“Ash, che, en el bolso llevo la albiceleste”.
Hasta que un día tuvo un horrible accidente:
"¡aaaaaaaaaaaaaaaaaah!"
Entonces, un científico loco salió en auxilio de Guillermo.
Después de una larga operación, Guillermo regresó a las canchas.
Lástima que nada volvería a ser igual.
“Uuuuuuuuuy, algo me pasa”
“¿Qué tendré?”
“¿Qué me sucede?”
“Grrrrrrrrrrrr”
“Es esta puta remera verde de mierda”
“Debo quitármela…”
“antes de que…”
“sea…”
“demasiado…”
“tarde”
“!Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!”
Guillermo se convirtió en ¡El Increíble Guille!
O tal vez no.
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