Fiel a su costumbre, el Mundial ha comenzado flojito. Pocos goles, pocas emociones. Como siempre, el show está fuera de la cancha, o sea, en las tribunas con los trompetazos ensordecedores de las vuvuzelas, en las calles con los ebrios mexicanos enmascarados y siendo arrestados por la policía gracias a sus brillantes picardías, en los balcones de la plaza Mandela con los magníficos análisis de José Ramón Fernández, Mario Kempes, Fernando Palomo, “El ruso” Brailovsky, Rafa Puente y compañía, pero sobre todo, en el ciberespacio.
Sí, leyó usted bien. En el ciberespacio. En ese misterioso lugar se está llevando un partido bestial, de un derroche técnico exquisito. Supremo. Un duelo de titanes que no ha dejado a deber. Partidazo. El juego del siglo XXI.
¿Acaso creen que me he vuelto loco, que he empezado a desvariar por pasarme el día entero conectado a Internet, pegado a la pantalla de mi computadora subiendo posts para Replicante?
Puede ser, pero por si acaso, ignoren mi locura, sigan mi consejo y entren al blog de LETRAS LIBRES, busquen la sección JUGADAS DE PARED y maravíllense.
Caparros vs Villoro
Un mano a mano de antología. Un partido diario. De ida y vuelta. Plagado de taquitos, túneles, chilenitas, inglecitas, cuauhtémiñas, y otras fantasías para el deleite de la pupila.
Obligatorio para los amantes del fútbol.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario