Sofi y José Antonio son unos santos. Accedieronrepartir Mala Racha en su café, a
sabiendas que al poner en un mismo lugar muchas Mala Racha los resultados suelen ser fatídicos.
Por fortuna, el resultado fue satisfactorio, pese a
la sorpresa de algunos lectores que se vieron sorprendidos al ser retratados
cuando recogieron su libro en el café Las
Puertas.
Naturalmente no todo fue felicidad, la maldición de
Mala Racha volvió a hacerse
presente.
Ya los sabes, si estás cansado de un vida perfecta,
Mala Racha es la novela ideal para
joderte la existencia (no es broma).