Desde que Rafa
se volvió loco (más de lo que está) y decidió publicar mi novela Mala Racha, mi vida decidió hacerle
honor al título de mi primer libro.
Así lució el jueves pasado mi pierna
momentos antes que los señores de Correos de México me informaran que si no
pasaba a buscar 3 cajas cargadas de libros a mi nombre, tendrían que
regresarlas a España porque el diligenciero no podía encontrar mi domicilio
desde hacía dos semanas.
Por fortuna pude recoger las cajas
momentos antes de que fueran enviadas de vuelta a España. Lo que no esperé que
ocurriera fue que al llegar a casa pasara esto:
Así es, es un hecho probado que cuando se
juntan un montón de Mala Racha en un
mismo lugar el Universo conspira para joderme la vida, si no, ¿cuáles eran las
probabilidades de que se echaran a perder al mismo tiempo la puerta principal
de casa y la del portón delantero?
Lo primero que hice una vez que logré
entrar a casa fue firmar y dedicar todas las novelas que me compraron mis
amados lectores y deshacerme de ellas lo más rápido posible con la ayuda de mi
querida Fiera, pues como dije, es un hecho probado que Mala Racha es un ave de mal agüero, un nubarrón negro que te perseguirá
y joderá la vida.
Otra prueba de ello es el caso de Eduardo
Huchín, personaje neurálgico de la novela y gran amigo escritor
encargado de hacer el prólogo. Esto fue lo que le pasó hace uno días al
enterarse que Mala Racha estaba
camino a su casa:
Si quieres experimentar lo que es sentir
que tu vida se vaya a la mierda, te recomiendo comprar la novela, Rafa tuvo la
gentileza de enviarme algunas novelas de más para que las venda personalmente.
Si vives en México y quieres que te envíe
la novela, escríbeme a rodrosolis@hotmail.com. Ojo, en menos de 24 horas
ya se han vendido casi todas, así que no te lo pienses mucho, al parecer todos
se mueren de tener consigo un amuleto de la mala suerte, eso, o quieren ver
personalmente a Fiera, quien es la encargada de repartir las novelas en Mérida.
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