Durante los
poco más de 5 años que viví en Campeche, mi segundo hogar fue la cafetería-restaurante
Las Puertas. No en balde, es un escenario recurrente en la novela Mala Racha.
Los dueños, Sofi y José Antonio, son las
personas más buenas y nobles de la ciudad, por ello, abusando de su confianza,
envíe a su café-restaurante-casa todas las novelas que me compraron en preventa
los lectores campechanos, de tal suerte al leer la novela podrán respirar la
gran atmosfera que se siente allí, como cuando era yo un joven soñador de
cabellos largos.
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