jueves, 28 de mayo de 2009

No es otra tonta película de judíos

Mato mi pavo. Imposible encontrar la puta foto de la portada de New York magazine con WA y LD.


Ya sé que con tanto deporte en el horizonte esto es lo último que quieren escuchar, pero se joden. Sería una irresponsabilidad no dirigir su atención hacia un maravilloso artículo que publicaron hace un par de días en New York Magazine (el equivalente neoyorkino de nuestro Magazine Universitario) que toma como excusa el estreno de la nueva película de Woody Allen y Larry David, Whatever Works, para hablarnos acerca de la evolución y el estado actual del humor netamente judío (descrito como "neurótico, depresivo, abrasivo, excluido") del que Allen fue el principal representante durante los setentas y ochentas para luego pasarle la estafeta a David, quien lo mantuvo en buena forma en los noventas y los 00's con sus series Seinfeld y Curb your enthusiasm.


Entre otras maravillas, en el artículo nos enteramos de que el guión de Whatever Works fue escrito por Woody hace mucho, mucho tiempo:
...es un guión tan antiguo que originalmente fue escrito para Zero Mostel, quien murió el año del estreno de Annie Hall. Allen lo actualizó ligeramente (incluyendo una referencia acerca del Presidente Obama), pero no se equivoque: Esta película es literalmente Woody Allen clásico.

En cuanto a eso del "humor judío", no se imaginen lo peor. Ya sé que aquí en México los únicos judíos a los que conocemos son los comentaristas de Televisa y su humor es casi tan malo como el de los humoristas de Televisa, pero no teman: el humor judío de los gringos es otro boleto. Les resumo la historia robando varias partes del artículo (estoy medio parafraseando, medio copiando literalmente y medio interpretando, así que no esperen una explicación coherente):

Si esa clase de humor está desapareciendo, la razón puede ser que emergió de una combiación de dolor y orgullo que ahora parece más histórica que contemporánea. En los cincuentas, la paranoia, pesimismo y el temor a llamar la atención* se definieron como las piedras angulares del humor judío.

(*les cuento una volada muy simpática que escuché ayer en un capítulo de la tercera temporada de Weeds y que se perdió en la traducción: en una escena, Nancy va a recoger a su hijo menor de la escuela de verano dirigida por cristianos fundamentalistas en la que lo inscribió para mantenerlo alejado de su casa (en la que tiene un baúl lleno de heroína que le dio a guardar un negro malvado, que puede ir por ella en cualquier momento). La ruca que le entrega al niño le pregunta si son judíos, a lo que responde que ella no pero el papá del niño sí era. La ñora le pregunta "did he passed?", y Nancy responde "la mayoría de la gente pensaba que era italiano". Como saben los menos chayos, "pass" se usa coloquialmente para decir que alguien falleció (es una forma corta de "passed away"), pero también puede significar "pasar" como en "hacerse pasar por algo que uno no es". Es un "quip" muy simpático cuando no se explica.)

En la edad de oro moderna de la comedia semita, dos personalidades reinaban: el "schnook" y el "bellower". Allen fue el Atlas de los "schnook", pudiendo elaborar el arquetipo en cientos de diferentes subcategorías, el filósofo, el hombre triste que anhela el romance, el infeliz que corre petrificado al doctor cada vez que nota una mancha en su espalda. El "bellower" es el neurótico, el tipo sin control de volumen o sentido de los límites, el hombre tan incómodo en su propia piel, ya no digamos en compañía de gentiles gentiles (o sea, amables no-judíos), que amenaza con desatar el caos simplemente diciendo algo inapropiado, algo para lo que tiene un talento incomparable.

En los sesentas, Allen refinó el personaje de "schnook" de un modo que nadie lo había hecho: le dio una dimensión intelectual -no teme a lucir o sonar más inteligente y culto que los demás- y un espíritu romántico. En los ochentas sus películas dejaron de girar en torno a este personaje, y comenzó a usarlo marginalmente con fines cómicos (como en Crímenes y pecados y Hannah y sus hermanas). Así fue que la comedia judía siguió madurando en otro lado: Seinfeld fue, generacionalmente hablando, el siguiente paso lógico del género -un tipo que tiene sus mañas, idiosincrasias y chifladuras personales, pero también es presentable, funcional y, en un sentido más radical, esencialmente feliz. Larry David (creador de Seinfeld) repartió la persona cómica judia en tres partes: a Jerry le tocaron las bromas, la inteligencia y las mujeres; a George las neurosis, la derrota y la exclusión (es tanto "schnook" como "bellower") y Kramer es el caos y lo impredecible.

Y el artículo sigue durante cinco páginas examinando la evolucion de la personalidad judía cómica en la época actual, en la que tenemos a los personajes de las películas de Judd Apatow (gordos fumetas perfectamente integrados en la normalidad americana, para los que la religión es apenas un matiz en su personalidad), a Jon Stewart (un hombre bien parecido, exitoso y carismático que adopta la persona judía cuando se le antoja, nada más para hacer un chiste) y a Sarah Silverman (que lleva el humor al extremo, explotando temas como el Holocausto para su comedia -que por cierto es una verga; si pueden, vean su película Jesus is Magic).

(le corto abruptamente, tengo que trabajar -qué hueva el trabajo, ¿no? Levanten las manos los que odian ir a trabajar)

5 comentarios:

Killer Movimiento dijo...

Woody Allen y Larry David, por Zeus, que genial! la tengo que ver.

Rodrigo Solís dijo...

Bravo, P. Es bueno que vengas a reactivar nuestras neuronas

Karate Pig dijo...

lo chido sería que hicieran una película porno:
1% sexo y 99 % culpa

Lechuga dijo...

apenas ayer, vi otra magnifica de el, "Annie Hall"... pinche W.A. es la ley...
"la masturbacion es tener sexo con alguien que uno realmente ama"... o alguna frase celebre asi.
saludos.

Eduardo Huchin dijo...

Maldita sea, yo también he perdido tiempo buscando esa portada del NY Mag.
Por cierto, la peli es una de esas razones para no morir hasta después del 2009.