Entre las desgracias y las injurias, el insulto se yergue como paladín de las causas justas y nobles. Sin ornamenta de pretensión, y sin cobertura amarga, el insulto se convierte en el detalle más significativo de la naturalidad.
El insulto, mal denominado, es el fuego que derrite hielos de silencio, es la pimienta que le cambia lo insípido a las pláticas, y todo, sin las ganas de serlo.
Pero hay que decir, que aquel dicho griego, todo el exceso disgrega, y sí, el insulto en momentos incongruentes, se convierte en el merengue más empalagoso, o para los amantes de los dramas, en el momento eterno más incómodo de nuestra historia, llegando a costarnos grandes momentos por culpa de una mala integración.
Repudiada por los desconocedores hipócritas, vuelta medicina por los psicólogos “toditas”, el insulto (mal llamado) es parte integral de nuestra existencia. Si antes dije que es un detalle de “naturalidad”, por conjunción, es parte íntegra de nuestra naturaleza. Seguramente los animales tienen insultos y nosotros lo desconocemos completamente y les aislamos ese elemento. Mal definimos las agresiones y las provocaciones y decimos que son sus formas de insulto. No podríamos estar más equivocados. El insulto no tiene que se una forma de agresión o provocación, es la situación, la forma, y lo que queremos conseguir lo que los hace agresivos o provocativos. El loro que aprendió a decir Puto, no la utilizará para provocar o agredir, sólo se encarga de utilizar aquella palabra que aprendió, para hacer uso de su instrumento gutural.
Pero mejor reformador es aquel escritor laureado, aquel que ya no está con nosotros porque la dulce muerte se lo llevó. Me refiero al genial Roberto Fontanarrosa. Vean este par de videos en donde, para mi gratísima fortuna y ganas de reivindicación de las “malas palabras, hizo este genio. Supe que no estaba diciendo “Pendejadas” cuando defendí los insultos. Gracias Fontanarrosa. Sobra decir que su postulación es mucho mejor que la mía, e infinitamente divertida:
Parte primera
http://www.youtube.com/watch?v=2X6Kq7PYaU4
Parte Segunda
http://www.youtube.com/watch?v=4d-EcSoh4R0
5 comentarios:
Chinga tu madre
chinga la tuya que s eme abre (queriendo que el tiempo de primaria regrese)
No sabía que Fontanarrosa estaba muerto. Mis hermanos grandes tenian cuentos de "Boogie el Aceitoso" que yo leía cuando tenia unos 12 años.
Bueno, de por si pensaba que ya eran cuentos viejos.....
Sí, Charlie, lamentablemente, el "negro" se nos fue el 2007. Es una pena. Boogie el aceitoso" está poca madre. Una verga peluda.
Un saludo
Que buenos videos Wil. Fontanarrosa es un maestro de la comedia.
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