The Corporation es un documental dividido en tres partes con una duración de una hora cada una, que muestra tantas cifras escalofriantes y datos aterradores que vale la pena verlo varias veces para poder digerirlos.
En él nos narran la historia de la corporación empresarial desde sus orígenes, y de cómo llegó a convertirse en algo omnipresente, cuyo poder rivaliza con el que la monarquía o la Iglesia tuvieron en otro tiempo.
Un punto interesante que toca la película es el hecho de que a las corporaciones se les confiera el carácter de "personas" morales, adquiriendo con este derechos que de otra manera serían exclusivos de los individuos. Sin embargo, si se intentara diagnosticar la personalidad de esta aplicando los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales (DSM-IV, según sus siglas en inglés y su numeral romano) de la Asociación Americana de Psiquiatría, se llegaría a la conclusión de que dicha "persona" cumple con todos los requisitos para ser clasificada como un psicópata. Algunos de los rasgos que la caracterizan:
1. Cruel indiferencia por los sentimientos de los demás.2. Incapacidad para mantener relaciones duraderas.3. Temerario desprecio por la seguridad de los demás.4. Falsedad: mentir y engañar repetidamente a los demás para conseguir un beneficio.5. Incapacidad de sentirse culpable.6. Incapacidad para ajustarse a las normas sociales relacionadas con el cumplimiento de las leyes.
Prácticas como la explotación y subsecuente abandono de la población empobrecida de los países tercermundistas, el desinterés por el medio ambiente y la evaluación de riesgos y beneficios (donde, por ejemplo, el beneficio económico que nos reportaría omitir una medida sanitaria excede lo que costaría pagar una multa por hacerlo, así que lo hacemos como una estrategia de negocios, sin importar el perjuicio ocasionado a terceros) son cosa de todos los días para las corporaciones, y avalan el diagnóstico antes mencionado.
Finalmente plantean la pregunta: "Si la institución dominante en nuestro tiempo ha sido creada a la imagen de un psicópata, ¿quién tendrá la responsabilidad moral de sus acciones?". Y ese es sólo el primer capítulo.
Al concluir el último episodio nos dejan con una nota de optimismo, cortesía de Michael Moore:
“Saben, siempre he pensado lo irónico que es que pueda hacer todo esto y seguir dedicándome a lo mío, trabajo en la industria audiovisual, los estudios me distribuyen y son propiedad de grandes corporaciones, entonces, ¿por qué me siguen comprando cuando resulta que me opongo a todo aquello que ellos representan? ¿Cómo es que empleo el dinero que me dan ellos para oponerme a aquello en lo que ellos creen? Pues porque no creen en nada, me distribuyen porque saben que hay millones de personas que quieren ver mi película o ver el programa de televisión y ellos van a ganar dinero, y yo he conseguido distribuir mi material gracias a que voy conduciendo mi camión por esta enorme grieta que existe en el capitalismo, la grieta de la codicia; es como el hombre rico que te vende la cuerda para ahorcarle si cree que con ello va a hacer dinero, pues bien, yo soy esa cuerda, espero, soy parte de esa cuerda, también creen que cuando la gente vea mi trabajo o vea este documental, o lo que sea, se creen que ustedes lo verán y no harán nada al respecto porque ellos han conseguido ya anular sus mentes y ustedes no podrán reaccionar, no se van a levantar de sus sillones para cambiar las cosas, están convencidos de ello, y yo estoy convencido de lo contrario, estoy convencido de que algunas personas van a salir del cine o levantarse del sillón y van hacer algo, cualquier cosa, para recuperar el mundo y volverlo a tenerlo en nuestras manos.”
El documental termina y yo volteo a ver a mi primo. "¿Ya viste? Las corporaciones creen que anularon tu mente y que no vas a hacer nada y los vas a dejar hacer lo que quieran contigo", le digo. "Qué bien me conocen", fue su único comentario al respecto.
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