Crónica de una muerte anunciada

Foto del futuro cadáver.

Resulta ser que la casa que alguna vez albergó a Fernando Rafful y la campaña del pasado aspirante panista a la gobernatura de Campeche (un carmelita idéntico al hijo feo de Vicente Fernández) estuvo durante muchísimo tiempo en renta. Pero ahora las cosas han cambiado, el perpetuo letrero de SE RENTA una mañana desapareció, trayendo consigo a una cuadrilla de albañiles. La cosa marchaba normal, hasta que noté algo extraño: o los nuevos inquilinos son de gustos muy estrafalarios o lo que se está montando en la fachada de la casa vecina es todo menos la fachada de una casa.

“¿Y qué están construyendo?”, le pregunté a los albañiles. “Una boutique”, me respondieron, “y por favor, hágase a un ladito que vamos a cortar el arbolito de la acera”, dijeron dispuestos a cegar la vida del inocente arbolito. “Ah no, de ninguna manera”, intervino mi tío que es un hombre de verdad. “No tienen autorización para cortar ese arbolito, es propiedad del Estado”, remató y al parecer al decir eso del “Estado” disuadió a los albañiles en sus deseos homicidas.

Ahora por favor vean la siguiente fotografía y noten las buenas maneras que tuvo el arbolito para crecer justo en medio de los dos lugares de aparcamiento.

Sin embargo, no sé por qué, pero tengo la ligera sospecha de que ésta boutique tendrá éxito, y tampoco sé por qué, pero también sospecho que el arbolito una mañana simplemente desaparecerá por arte de magia de la acera, porque si son observadores habrán notado cómo el arbolito bloquea perfectamente lo que podría ser un tercer lugar de aparcamiento para un tercer cliente.

¿Usted cree que vayan a talar el arbolito? Y lo que es más importante, si lo talan (como yo creo que lo harán), ¿será que el Estado encierre en la cárcel a los asesinos de la boutique, o cree usted que pagarán un soborno para quedar impunes luego de asesinar a un ser vivo que ayuda a que este contaminado mundo siga girando?