Con ustedes el escrito que tanta controversia causó hace algunos meses entre algunos analfabetos e imbéciles.
GUÍA PARA NUNCA VISITAR CAMPECHE*
(* Título cortesía de nuestros queridos amigos de la revista Tierra Adentro)
Las murallas que en el pasado cercaron a la ciudad de Campeche para protegerla de invasores, rufianes y malandrines, hoy día permanecen de pie, emanando una imperceptible aura cósmica que la protege de la invasión del mundo moderno.
Ejemplos de este fenómeno los encontramos en todos los ámbitos del quehacer de sus habitantes. En cuanto al mundo empresarial, todavía no existe eso del marketing. Así, encontramos que la tienda “Bicipollo” no vende bicicletas ni pollos, y la pizzería “Xavier” distribuye su producto en cajas de una pizzería que quebró hace años en la ciudad vecina de Mérida, dejando al borde de la locura a una pobre señora meritense harta de levantar el auricular del teléfono todas las noches para responder a campechanos hambrientos. Quienes vivimos en la ciudad continuamos gozando del privilegio de joyas de la publicidad como la implementada por “Estética Isabella”, que busca seducir a amas de casa decentes y recatadas empleando la imagen (sin licencia) de Jenna Jameson, diva del séptimo arte protagonista de cintas como Up and Cummers 20 y Where the Boys Aren't 17, cuyo célebre rostro adorna los anuncios de la estética, invitando a las damas del público a sacar a su actriz porno interior. No obstante, Campeche es, ante todo, una tierra de contrastes: en el extremo opuesto del espectro (y hago énfasis en la palabra “espectro”) a pocas esquinas de distancia te puedes topar con “Studio Express Jacqueline Corral”, un anti-salón de belleza ("salón del terror", pudiera decirse) que obsequia a las mujeres la oportunidad de parecerse a la mamá de la Chimoltrufia o a la criatura nocturna de su elección (tendrían que ver el rostro que eligieron para representarles).
Otro fenómeno curioso es la sorprendente adaptación que tienen las cadenas y franquicias tanto nacionales como internacionales a la ciudad. Un caso concreto es el de la cadena de cines “Hollywood”, únicos cines comerciales en la entidad donde aún existe el intermedio, y no en mitad de la película, sino en el clímax de ésta, además de que los estrenos llegan antes a los videoclubes (no piratas) que a sus salas.
Para quien visita la ciudad por primera vez, Campeche presenta una gama tan extensa y variada de portentos arquitectónicos que sería imposible de describir en un espacio tan reducido, así que para ustedes presento una breve selección: Campeche´s Opera House, Los Jardines Colgantes de Panchito Brown, Las Pirámides de la Sectur, La Sandwichera Más Grande del Mundo, El Coloso de Bellavista, El Partenón Campechano, El Atorado, La Hija de la Estatua de la Libertad, El Monumento a las Madres Mutantes de Seis Dedos y El Monumento a “Papá por Siempre”, cada uno de ellos dotado de una truculenta historia propia. (Para ver todas las Maravillas dar clic aquí).
Igualmente no es necesario salir del hotel para divertirse en grande, ya que el orgullo del campechano le exigió no quedar detrás de metrópolis como Nueva York, Londres o el Distrito Federal en sus medios de comunicación, así que para hacer frente a la voracidad de entretenimiento de sus poco más de doscientos mil habitantes, la ciudad cuenta ni más ni menos que con cinco periódicos, cuatro televisoras y un número incalculable de revistas de todo tipo. Nada tan destacado como la televisión, cuya programación es tan bizarra que los mismísimos japoneses morirían de envidia.
“La hora del aficionado”, como su nombre lo indica, es el programa ideal para los amantes de la música, quienes participan interpretando sus canciones predilectas. Lo peculiar del asunto no es el hecho de que tomen el escenario amas de casa vestidas como si las hubieran capturado camino a la tiendita de la esquina, sino que el conductor del programa es un señor cincuentón, con unas cejas depiladas que le dan la apariencia de un muñeco de ventrílocuo, maquillado y peinado como una dama de sociedad, cuyo patiño es una botarga del burro de la película Shrek que cuan largo es el programa permanece erotizada y no tiene empacho en montar al conductor cada vez que éste “accidentalmente” deja caer sus notas al suelo (y cuando digo “accidentalmente” quiero decir “con toda la intención de ofrecerle sus posaderas al animal, diciendo incluso al hacerlo ‘mira, burrito, voy a dejar caer mis papeles’, porque Campeche no es un lugar políticamente correcto, al menos no del todo”). Si el show antes mencionado no fue lo suficientemente erótico, tenemos el programa “Desvelados”, conducido por la respuesta campechana a Don Francisco, sólo que un poco más libidinoso y panzón, quien no duda en ofrecer a su público y televidentes justo lo que merecen, como a las amas de casa que fueron lo bastante ingenuas para ir al programa del Día de las Madres, en el cual fueron agasajadas para su sorpresa con una tripleta de nudistas fortachones que como parte del show subieron por la fuerza al escenario a una señora inocente, a la que procedieron a victimar mediante el “remolinillo”, movimiento que consiste en frotar el tridente de genitales de los bailarines en las caderas de la dama, que aterrada intentó escapar tirando manotazos. El escape fue frustrado por sus captores, que lo impidieron aumentando las revoluciones del remolinillo y aderezándolo con unas poderosas y no solicitadas nalgadas. No obstante, la televisión campechana es algo más que sexo: existe un canal dedicado a transmitir durante horas los videos musicales (que ya los quisiera MTV) de un ex gobernador. En uno de ellos, se encuentra declarando su amor a Ciudad del Carmen cuando de buenas a primeras aparecen en escena tres jóvenes ninfas enfundadas en provocativos bikinis, a las que el caballeroso ex mandatario saluda con un casto apretón de manos, sin dejar de cantar y viendo al mar con mirada soñadora, mientras las chicas danzan alrededor suyo cual sirenas.
Las crónicas deportivas no podían quedar fuera de este sin igual recorrido. Si bien en sus orígenes, Campeche fue cercada por poderosas murallas para evitar que piratas, corsarios y bucaneros saquearan los negocios y las casas de sus habitantes, en la actualidad, para beneplácito y tranquilidad de la población, los rufianes ultramarinos han desaparecido excepto por los nombres de todos los equipos deportivos de la ciudad (o al menos de aquellos de las tres disciplinas atléticas más populares: fútbol, béisbol y básquetbol), cuyos aficionados han vivido apoyando masoquista y estoicamente pese a una nutrida dieta de sinsabores y derrotas, que por su naturaleza pintoresca han sido documentadas incluso por televisoras de cobertura internacional, (para ser más específicos, por “Los Protagonistas”, el muy visto programa deportivo de Televisión Azteca). Al parecer a estos buenos señores de la capital les quitaba el sueño descubrir cuál era el peor equipo profesional de fútbol del país, así que se embarcaron en una exhaustiva investigación para descubrirlo, que dio por resultado un emotivo reportaje que reveló la ubicación y el nombre del equipo más malo de México. Suponen bien: juega en el Estado de Campeche, y pese a no haber ganado un solo partido en un torneo se hace llamar Real Victoria.
La inmensa mayoría de los jóvenes que visitan la ciudad de Campeche coinciden en algo: que es aburridísima, y quizás tengan algo de razón, pues ir a un antro en Campeche es como ver una fotografía: siempre son las mismas personas, en las mismas mesas, en la misma pose, con las mismas parejas; lo único que cambia cada fin de semana es su guardarropa, y eso, a veces. Sin embargo, esto no es un condicionante para aburrirse. Existe un antro que se llama “Millenum”, que como su nombre lo indica (y esto es algo raro en Campeche) abre sus puertas cada milenio, única y exclusivamente para celebrar tres magnas fiestas: la Noche de Espuma (del cual seguramente saldrás intoxicado y/o con urticaria en toda la piel), el Baile Al Revés (no porque los campechanos bailen al revés, sino porque es el día en que las mujeres tienen la oportunidad de sacar a bailar a los hombres, como si no pudieran hacerlo los otros 364 días del año) y la Fiesta de Pijamas (a la cual tienes que ir en pijama, pero al llegar al antro descubres que la mayoría de los jóvenes campechanos duermen disfrazados con sus mejores galas de diseñador). Otra opción es el Malecón, donde está prohibido beber en la vía publica, no así en el interior de los automóviles en movimiento, o al menos así lo parece, pues la calle se convierte en la peregrinación de cantinas ambulantes más grande del mundo. El visitante notará las diferentes secciones que dividen al malecón, como la Zona VIP (fresas del subdesarrollo e hijos de políticos), o la Zona Rápido y Furioso (gente a bordo de Tsurus, Vochos y Jettas decorados con calcomanías, tubulares, luces de neón y demás accesorios que viste en los Lamborghinis, Aston Martins y Ferraris de la película), entre otras. Si aún así no parecen divertidas las noches en Campeche, queda un as bajo la manga: los burdeles y tumbaderos, donde con seguridad te toparás con tu papá, maestros y/o el párroco de la iglesia.
Si tienes suerte, visitarás la ciudad cuando se esté llevando a cabo alguno de sus eventos importantes: “El Carnaval”, donde nadie pierde la oportunidad para travestirse o protagonizar el escándalo del año; “Los Antifaces de Cristal”, ceremonia que emula a los Premios de la Academia, cerrando calles del centro y poniendo la alfombra roja sobre las banquetas, donde, a diferencia de los premios de Hollywood, se premia a las estrellas del Carnaval, es decir, desde la Reina hasta la vieja chancluda de tu vecina; o “Señorita Campeche”, certamen al cual Campeche es el único lugar que pudo mandar a concursar, en años consecutivos, a unas gemelas idénticas, dejando a los jueces del evento por demás confundidos: ¿estoy drogado o no fue esta a la que eliminamos en la primera ronda el año pasado?
La ciudad está inundada de personajes tan irreales que en verdad cuesta creer que no hayan sido producto de la imaginación chiflada de un genial escritor. Tenemos como ejemplo a Regina, señora con poderes sobrenaturales que predijo a mediados de los ochentas que un diluvio de proporciones bíblicas acabaría con la humanidad. Armada de valor, recolectó donativos entre sus vecinos para construir un Arca tan impresionante como la de Noé, con la diferencia de que los tripulantes, en vez de ser animales, serían campechanos. Sin embargo, los conocimientos de Regina en materia de construcción de arcas eran aún más limitados que en materia de predicciones apocalípticas: ¿cómo pensaba que flotaría aquella cosa teniendo cimientos de concreto similares a los de una casa, fijos al suelo? Tampoco podría pasarse por alto al “Exorcista de Bellavista”, un pastor que aseguraba haber sido curado de su homosexualidad por el Espíritu Santo, que al hacerlo lo había dotado de poderes sobrehumanos para liberar a los jóvenes de los sucios deseos de la carne. “¿Quién de ustedes se masturba?”, preguntaba a sus jóvenes feligreses, y cuando alguno confesaba hacerlo, el pastor lo tomaba con fuerza de la entrepierna y comenzaba a frotarla enérgicamente, exigiendo a los demonios que abandonaran el cuerpo del muchacho.
Todo esto y más es lo que podrás encontrar en Campeche si algún día la visitas; sitios y personajes que desde luego no aparecerán publicados en los directorios turísticos convencionales, tal vez por miedo (muy justificado) a que la UNESCO rectifique su decisión (muy acertada) de haber designado a la ciudad amurallada como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
7 comentarios:
El texto es excelente, qué risa. Noto con tristeza lo desactualizada que estoy (¡cómo no, si ya pasaron como quince años de mi última visita!). Agendaré pronta visita.
Ciudad como Campeche no hay dos. Sin duda nuestra Ciudad se encuentra entre esas rarezas del mundo. No sé si todo el universo conspira o hay en campeche algún poder sobrenatural que ocaciona todo tipo de situaciones raras/chistosas/insólitas. Al analizar un poco la conducta de los campechanos no sé si hecharme a reir o ponerme a llorar.
Mussgo
No alcance la revista, pues la ultima de las 5 que llegaron a Campeche la compro Eduardo Huchín.
Excelente manera de describir la ciudad de Campeche, sus pintorescos sitios y sus folckloricos habitantes.
Todavia hay tanto que decir de Campeche que llenarías un libro.
Saludos.
Muy padre tu post, seria genial que escribieras un libro sobre Campeche y sus rarezas.
muy mal, qie tienes contra campeche,nos e si eres campechano, quizasno por eso hablas, es comico lo que escribes, pero aunado a las rarezas de campeche, aun tiene cosas lindas que mostrar,obviamente no llevarias a los turistas a los lugares mas bajos,creo q el turista cuando viaja e smuyraro q busque lugares d mala muerte, a menos q tu si
Publicado en:
http://www.conaculta.gob.mx/tierra/images_cont/revista/121_150/revista_148.htm
Publicado en:
http://sincalumnia.blogspot.com/2008/06/el-peor-estigma-de-un-campechano.html
Publicar un comentario