viernes, 15 de agosto de 2008

El informe que fue jueves Parte II.

Para Metis

Así
estabamos todos: lleno todo el centro de convenciones, una parte siguiendo con los lentes de la cámara a Beatriz paredes, otras a Alito, y otros más a Mouriño. En estos dos, recaían las ideas morbosas de los fotografos de los periódicos, como si se trataran de fotografos de revistas porno de gays, ya que querían que los dos hombres más sexys del centro de convenciones, estuvieran juntos “podrían juntarse más?así Eso. ¿Ahora, podrían sonreir con una mirada de águila? Eso.Ahora, Sr. Mouriño, ¿podría desabotonarte la camisa, así como Alito?ándale. Así. Deja ver esos pelos. Miren la cámara. Es toda suya. Ahora, ¿ podrían darme un beso? Para la cámara, por supuesto”.

Todo era como un mercado. Con la virtud de que todos llevaban guayaberas, y los que menos, un saco (el que usan cada 24 y 31 de diciembre. O los que usan para el funeral de algún familiar o político. No hay pierde). Cuando un silencio estremecedor, se apoderó del lugar. Ese era la señal de que el bueno había llegado. De que el Pedro Navajas de la política campechana, había arribado al lugar.

Mouriño alzó el cuello para buscarlo, Alito se puso serio, María blum parecía reir, llorar y estornudar al mismo tiempo, según del ángulo que la hubieras visto. Jorge Carlos Hurtado entró por el centro del centro, así que se me había caído la posiobilidad de tomarle una foto de cerca. Saludaba a todos los lambiscones que se acercaban a él, como si fuera Su Santidad. Tardó cerca de 30 minutos en llegar a su lugar, donde fue agasajado de vino y de reses asadas.

La lluvia de flashes se dejaron venir, pues los más codiciados estaban en escena, el golum y mimoso el ratón.


"Rata de dos pataas"-"¡My Precious!"


"¡Mimosooo!", "Mimoso tu papá"

Mientras tanto, un silencio despreciable se anidaba a mi alrededor. Eran los reporteros de altura, que me acechaban y tachaban de principiante reportero de cabotaje, pues yo era el único que llevaba una libretita para apuntar, y mi credencial en el pecho, que me acreditaba como reportero.Entendí la indirecta, gracias a las burlas exageradas de un bigotón de mierda, y guardé mi credencial de foto deleznable.

Por un momento, creí que caería en la penosa necesidad de irme corriendo al baño, antes de que empezara el evento. Pero la figura de una hermosa extraña (bueno, ni tan extraña) me hizo olvidar cualquier reacción fisiológica (bueno, casi todas). Se trataba de Emma Watson, ¡sí!, ¡la Hermione de Harry Potter!. Estaba a cinco metros de mí, la misma distancia que llegó a estar María Blum. Les juro que era Emmita Watson. No lo podía creer. Desde ese momento, sólo quería tomarle una foto a esa mujer. Pero mi enorme pena, y mi enorme celular, no pudieron ponerse deacuerdo para sacar una foto descente. Sólo tengo una que la retrata de medio perfil y de espalda.


Esta es la única foto con que cuento de Emma Watson. A poco no está Ricarda. Si estiraba la mano, le podía tocar un chucho.

He de reconocer que fui un cobarde. No así, los reporteros que estaban a mi lado, que se la comían con los ojos, y con la lengua, pues se decían entre ellos “¿quien es esa preciosura?¿ah, sí? pues qué buena está… por lo menos ya es mayor, y ya le puedo dar”. Horribles comentarios provinientes de horribles personas. Pero hay que reconocer que sí estaba rebuena la chiquilla. Y todos rezamos porque no la viera Dombuldor Mouriño.

Pero regresando al informe, empezó con los clásicos saludos a la bandera. Todos saludaron, excepto yo, y eso fue señalado por mis buitres. Vino el canto del himno Mexicano, y fue cantado por todos, menos por mí. Eso fue otro detalle que no dejó de ser resaltado por mis colegas de la noticia. Me sentí como en la película “Malena”, en donde las feísimas mujeres del pueblo señalaban cada cosa que hacía el personaje de Monica Bellucci. Pero la razón del porqué no saludaba a los labaros patrios no era por un acto de rebeldía, no, sino era más por una flojera mental , porque tenía la mente ocupada por la mujer que tenía frente a mí.

Hurtado empezó a lanzar saludos y otras mamuquetadas. Resaltó el hecho de que Beatriz Paredes estuviera ahí, y más, que Mouriño hubiera sido el representante que mandó nuestro presidente, “eso habla bien de la inteligencia del presidente de nuestro país, y de que quiere estar bien informado de lo que pasa en Campeche”, a lo que Mouriño contestó con una reverencia al estilo japonés. Las mujeres dieron un pequeño alarido. Como si el secretario de gobernación les hubiera rozado su punto “G”con la yema de los dedos.

Eché una scaneada a los presentes, noté que María Blum y Beatriz Paredes se habían puesto deacuerdo para vestir de color azul; talvez para hacerlas de coristas deMouriño, pero eso no les gustó a los Campechanos, que la mayoría son Priistas; noté que Ivonne Ortega, coqueteaba con cada cámara que la enfocaba;y es que le quería sacar provecho a su nueva figura, que ha de haberle costado mucho(cada quién le puede poner la respuesta que crea correcta a)esfuerzo b)sudor c)dinero) y he de admitir que por un momento se me antojó esos rizos rubios cenizos en mi pecho; Ortega Bernés me recordó a alguien, pero no pude dar con el parecido; Oznerol se sacaba los mocos cada que podía, y los secretarios de defensa, conversaban y se reían.


¿A poco no se parece a Ortega Bernés?


"¡Tu puta madre!"



"¡Uta!, este mocasín es de basquetbolista. ¡Ya está!¿Dónde lo pongo?"


"Ahh, en la manga. Pues atrás de mi oreja está mi chicle. Total"


Todo era como una misa, incluso había un par de angelitos que se durmieron en cuanto el gobernador empezó a lanzar números como cuerno de chivo iraquí.

Con una mirada general me pregunté, si se pudiera saber, cuántos personas habrán muerto por órdenes de alguno de los políticos y demás concurrencia de ahí, con un numerito arriba de cada cabeza del presente, nos podríamos dar cuenta. Aunque no creo que haya esa cultura en nuestro estado. Aquí hay gente muy noble, deshonrada talvez, pero noble. (¿Por qué tan serios?)

"Besitos para Mouriñito"


"Sí, yo también le mando besos"


"Ñeee!"


A la mitad del informe ocurrieron, según tengo entendido, varias reacciones, pero sólo me percaté de una. Resulta que mientras Carlos Hurtado daba su informe, el señor Luis de la Vega Villanueva, se desmayó. El conductor que es conocido como “Luigi” cayó fulminado, quizá por la cantidad que destinó el gobernador a los funcionarios de gobierno; o por una sonrisa de Mouriño, nunca lo sabremos, y no me mal interpreten, Luigi se puso bien, sólo que no creo que nos diga laverdad.

Para no alargarme, todo terminó. Creí por un momento que nos darían algo para picar, pero nos dieron pura verdolaga, algunos estuvieron muy contentos. Yo perdí de vista a Hermione, y sólo reconocía, entre tanta gente, a María Blum. Víctor Méndez Lanz fue acediado por la prensa, y él, gustoso, empezó a contar chistorretes al estilo chilango. Mouriño se afanó del brazo de Hurtado; que a su vez, se afanó del brazos de Doña Carmita; que asu vez, se afanó de Gonzalez Curi. Yo terminé mi labor, con más sueño y hambre quecon el que había iniciado. Salí por la puerta principal, y derrepente, una ovación se dejó oír. Por un momento pensé que eran los miles de lectores d mi blog, pero para mi desgracia, atrás de mí se encontraba Alito.

Di la vuelta al Centro de Convenciones Campeche Siglo XXI, y noté que habían militares resguardando la puerta trasera del recinto. Noté que el número de militares era escaso. Pude ver que salían los personajes más importantes que habían estado ahí. Salieron Mouriño, Beatriz Paredes, Hurtado, por supuesto, Víctor Méndez Lanz, Ivonne Ortega, el gobernador de Quintana Roo, etc. Y me di cuenta por un momento, de la facilidad que tenía uno para matar alguno (o a todos) los políticos de campeche. Sólo era cuestión de acercarse, saludarlo, pedir un autógrafo, y balearlo, al puro estilo de Mark David Chapman; o si uno quisera llamar la atención de todo el mundo, acercarse a todos, pedir una foto grupal, y reventarse con kilos de dinamita. O si quisiera ser un misterio, podría haberse subido al techo de los comercios de enfrente, y con un sniper, volar sesos.

Con esa idea me fui a mi casa, pues un bistek con papas me esperaba.


Esta es la salida, notese a los marineros atrás.


Nótese a los políticos de altura. Uno podía acercarse sin más obstáculo que el intelecto.


En frente, las tiendas de la plaza Ah-kim-pech, podían ser excelentes escondites. ¿Lo pueden creer?


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