“LA JUVENTUD ES UNA EMBRIAGUEZ CONTINUA; ES LA FIEBRE DE LA RAZÓN.”
-Francois de la Rochefoucauld
Te crees muy lista. El mundo está a tus pies. La mayoría de edad recién te ha alcanzado: el rimel, las sombras y los polvos ya no son más un disfraz para aumentarte la edad. Ahora eres toda una mujer. El cadenero del antro de moda te abre paso entre la gente que se aglutina en la entrada. Todos los días se han vuelto no cover para ti y la cintura de abeja que te mandas. La mejor mesa, el Jägermeister, el fino champagne, los caballitos de tequila, todo lo que quiera la reina. Tan sólo dieciocho añitos, pero bebes como el que más. Desde el sexto grado vienes pisándole a fondo al acelerador. Hay que vivir la vida, que vida sólo hay una.
Las luces se encienden y se apagan. El humo invade tus pulmones. Quien diga que esto no es el Paraíso es un imbécil. El apuesto mesero de blanca sonrisa te regala un vodka con naranja, tal como te gusta. “Pedí lo que quieras, nena”, te dice antes de despedirse guiñándote su pampero ojo. Sientes cómo los hielos anestesian tus labios. El jugo dulce recorre tu garganta perfumándola. Se siente bien. Demasiado bien. El primer galán de la noche se acerca. Los años te han dado la experiencia para no rechazar a nadie. Le sonríes. Él te devuelve la sonrisa y te convida un cigarro. Te platica de lo maravillosa, genial y súper ganadora que es su vida. No dejas de sonreírle a cada momento. El fulano se siente la luminaria más brillante de Hollywood. Te ha invitado a su mesa. Aceptas. Un amigo de tu nuevo amigo tiene la boca abierta. Se relame lo bigotes y te regala una rosa. Otro amigo del amigo de tu nuevo amigo se desvive por inventar otra forma de decirte que eres la más hermosa entre las hermosas. Las botellas de la mesa son consumidas a una velocidad vertiginosa. Tus nuevos amigos dejan de ser tan amistosos. La mirada se les nubla y creen tener derecho a sujetarte por la cintura. Nada de qué alarmarse, no pierdes la sonrisa. Brindas con ellos. Te piden tu número de celular y tú sin empacho se los das. Te proponen ir con ellos a otra fiesta, tú declinas con toda amabilidad porque tus amigas te están esperando en la mesa. Ya era hora que las dejaran pasar. Te despides y ellos prometen llamarte mañana para salir. Sonríes. Esto sí que es vida, piensas. Intentas ir a la mesa de tus amigas pero de inmediato eres abordada por otro galán. Repites la rutina de hace unos minutos y sin darte cuenta estás en otra mesa con otros nuevos amigos de tu otro nuevo amigo. Crees tener un deja vu. No es así. En menos de una hora han aniquilado un par de botellas. La música y el calor invaden tus sentidos. Tienes unas imperiosas ganas de bailar. El DJ toca esa musica electrónica que tanto te gusta. Intentas ir a la mesa de tus amigas para bailar con ellas, pero en el acto el rubio mesero argentino te ha regalado un par de caballitos de tequila. Argh. Fuertes pero ricos. Ahora no sólo tus labios están entumidos, también tu boca y todo tu cuerpo. No te alarmas, cada fin de semana tu organismo reacciona igual, nada que no se arregle sudando un poco.
Un par de horas después llegas a la mesa de tus amigas. Las saludas como si no las hubieras visto en mil millones años. Smuac, smuac. Doble beso para todas. Ellas no parecen estar tan eufóricas como tú. No es tu culpa que nadie se les acerque por feas, ya se les pasará el enojo. De inmediato otro batallón de David Beckhams, Robbie Williams y Ricky Martins invaden tu mesa. Bailas un rato con cada uno de ellos. Al regresar de la pista a la mesa te encuentras con la buena nueva que el mesero de telenovela te está esperando con una botella de Absolut. “Te lo manda el capitán, nena”. Tus amigas se emocionan. Les cambia el semblante. Ahora eres su heroína. Te animan para que le guiñes el ojo al capitán de meseros en muestra de agradecimiento a tan noble y caballerosa ofrenda. Igual y cuando termine la noche les invita a otra botella. No tienen que instruirte mucho, sabes perfecto cómo funciona todo aquí. Agitas las caderas y cierras los ojos al ritmo de la música. Te tocas las torneadas piernas y el impecable abdomen con la yema de los dedos. Eres una diosa.
Para tu sorpresa, ningún galán se acerca. Eso sí que nunca te había pasado antes. No puedes creer que a estas alturas de la noche nadie se esté babeando en tus tacones. Tal vez sea porque todos están demasiado ebrios. Sí, es eso. Casi ya no quedan mujeres, el lugar está atestado de borrachos. Es hora de irse, tu sexto sentido te lo advierte. Tus amigas están de acuerdo. Aquí se rompió una taza y cada quien para su casa. “¿Tan temprano?”, te dice el capitán de meseros, que aparece por arte de magia a tu lado, sujetándote con delicadeza el brazo. Le sonríes y le dices que tienes que llegar temprano a casa. Tus amigas miran el reloj y notan que es bastante tarde, mamá debe estar preocupada. “Tenemos que irnos”, te dicen al oído. El capitán, que tiene maestría en leer labios, chasquea los dedos y el guapote del mesero asienta en el acto una reluciente botella de Stolichnaya. Tu favorito. Decides quedarte unos minutos más, sin importar que tus amigas te hayan dado exactamente diez minutos de tolerancia antes de largarse de allí. Las rondas de tragos no le dan cuartel a tu organismo. Vas al baño trastabillando, te miras al espejo y una chica hermosa te devuelve la mirada. Le sonríes. Eres feliz. Al salir del baño descubres que se han marchado tus amigas y lo único en lo que puedes pensar es en compadecerte de ellas, de lo que se pierden las bobas. En cuestión de un parpadeo han cerrado el local, no queda nadie excepto el galancete del mesero, el capitán de meseros y el feo y gordo dueño del antro que se presenta sonriendo y diciéndote que no te preocupes, que no tienes que llamar a un taxi para que te lleven a casa, que ellos amablemente te dejarán en la puerta de tu santo hogar, sólo que antes tendrás que acompañarlos a un after en la playa. Aprietas los dientes y te excusas. Aseguras que mamá debe estar preocupada por ti, que ya es hora de llegar a casa. Pero ellos insisten y te suben a una lujosa camioneta. No tienes fuerza para resistirte porque hasta ahora descubres que estás totalmente borracha. Sin darte cuenta estás en la carretera. El sol empieza a despuntar en el horizonte. Unos dedos te acarician la espalda. Después invaden hasta el último rincón de tu cuerpo. Te adormecen. No te quedan fuerzas ni para mantener abiertos los parpados de los ojos. Todo es paz. Eres feliz. Una chica feliz. Alguien popular que tiene el mundo a sus pies. Sueñas que eres una gaviota que vuela libre por los aires. Cuando crees que no puedes caber en ti de tanta alegría, al punto que vas a estallar de felicidad, tus alas se vuelven pesadas. Muy pesadas. Como si tu fino plumaje fuese de plomo. Sientes que te precipitas al vacío. Como si te hundieras en arenas movedizas. Qué ocurre, piensas. Te falta el aire. No puedes respirar. No eres más una bella gaviota. Eres una niña. Una niña indefensa. Tan frágil como el tallo de una margarita. No puedes moverte. Te duele el cuerpo. Tus sentidos lentamente vuelven a ti. Escuchas unas carcajadas. Nítidas, claras. Palabras soeces que en tu vida habías escuchado. Hienas que se ahogan en sus risas. Tu garganta está seca. Tienes ganas de volver el estómago pero no puedes. Todo tu cuerpo está engarrotado. La misma sensación que tuviste después del primer día de ir al gimnasio, ese tan lujoso al que te dejan entrar gratis porque le gustaste al dueño. Tus extremidades no responden. Los muslos te arden, como si una lija se tallase sobre ellos. Siguen las risas. Esas malditas risas que celebran tu dolor. Tienes pánico de abrir los ojos. Te aferras en querer volver al sueño de ser una gaviota que vuela en libertad. Aprietas los parpados con todas tus fuerzas pero te asfixia un asqueroso hedor a whisky que un cerdo bufa sobre tus cabellos. Abres los ojos. Crees verte en un espejo siendo violada por varios hombres. No eres tú. Es otra niña. Una niña que te mira con el mismo asombro con que tú la miras, con los mismos ojos de horror. Una niña más guapa que tú. Más lista que tú. Que creía controlar las riendas de este maravilloso mundo. Que creía que el mundo estaba a sus pies.
El sol luce radiante en un cielo limpio de nubes. La brisa fresca acaricia la copa de los árboles y los pájaros trinan alegres. Todo ha terminado. Hogar, dulce hogar. Entras a tu habitación sin que nadie te escuche y te pones la pijama. Mamá te llama para el desayuno. Te sientas a la mesa. Apenas pruebas bocado. Mamá se acerca y con ternura te dice mientras acaricia tu cabello revuelto: “Siempre serás mi niña, la niña más guapa y lista del mundo”.
7 comentarios:
No entiendo como es que no hay comentarios en este relato.
He estado leyendo atentamente tu blog desde hace unas horas y he quedado sumamente satisfecho por muchas de las cosas que he tenido oportunidad de ver por acá.
Un amigo, (fan del Maikol, por cierto y que ademas es mi amigo por que en algun momento de mi vida me senti identificado y hasta fan del mismo) me invito a conocerlo despues de una interesante riña por MSN de que eres "mas de lo mismo" y tambien un quejumbroso con un poco de conocimiento de letras a lo cual solo pude declarar que "cada quien opina lo que quiere y que lo haces muy bien" para no hacer mas grande el hecho de que mi amigo es un intolerante y que muy en el fondo le ofende (no tanto como a tus fans de mjjhideout y mjjlatino) tus declaraciones en contra de su Mesias Afroamericano Desteñido.
Me detuve en este relato y me anime a poner algo para hacer catarsis y declararme en un unanime y absoluto acuerdo de que muchas de las cosas que visto por aca concuerdan con muchas de las ideas que pasan por mi cabeza dia a dia y que erradamente han permanecido ahi y me he limitado a participar en esta "blogosfera" como un soñador vacilante que solo postea de vez en cuando y que cuando lo hace es para vertir una bola de sentimientos rosas y un tanto erraticos pero que al final no dejan de ser sinceros y absolutos. (Si linkeas un poco, te daras cuenta)
Me gusta que te muestres critico y un tanto sarcastico; quiza hasta un poco arrogante cuando escribes.
Llego un momento en que pense que yo ya habia pensado, dicho y/o comentado lo mismo que estaba leyendo en alguna de tus lineas con alguna persona.
Solo puedo concluir que este relato me hizo dibujar una sonrisa (o que no era esa la intencion?) sobre lo decadente y banal que se ha tornado la situacion de mucha de la gente que nos rodea y de lo tangible que lo percibo justo hoy que estoy retomando los estudios universitarios que debi de terminar hace algunos años; rodeado de escuinclas huecas y estupidas que lo unico que les interesa es lo mismo que citas en tu cuento.
Me da gusto encontrar gente que escribe como tu.
Estare siguiendo tus letras con interes de ahora en adelante.
Gracias por compartir tu opinion y tus capacidades como escritor.
Suerte.
Mi ciudad está llena de chicas listas y Ricky Martins y Robin Williams que son tan felices! "Ignorance is Bliss"
Nauseabundo desde el inicio.
EXCELENTE!!!!!!!!!
ESTAS BIEN ENFERMO , PERMITIAS QUE PASara eso , que pedo con tu vida!!!! simpre seras un loser , pinche "cosa" escribe mejor sobre tu apestosa vida, eso si lA debes de odiar y eso no se le desea a nadie ,chicas listas..... sera por que no tenia a un chico que la cuidara? tu que hacias solo la llevavas a comprar droga y permitias que otros bailen con ella , tas muy jodido brother , o realmente estabas buscando una historia interesante que contar ya que tu perra vida campechana y sedentaria , no te dejan nada interesante que escribir, mas que puras MAMADAS, QUE VANIDADES , EL PRINCIPE Y SUS MAMADAS , ERES UNA MIERDA DE SER HUMANDO , DEJA ALGO POSITIVO Y NO HAGAS DEL PLAGIO UNA FORMA DE TRABAJO , Y SI EL FINAL DE TU HISTORIA LO DESEAS O LO PIENSAS , REALMENTE NO LA QUIERES , SOLO ES UN CAPRICHITO QUE NO PUDISTE TENER , MAS BIEN ELLA JUGO CONTIGO , SOLO POR LA HERMANA , ESTUVO CONTIGO 3 MESES AGONIZANDO Y ABORRECIENDOTE!!
PINCHE COSA!!!
TAS JODIDO WEY,
PD YA NO TE PREOCUPES , I WATCH HER BACK ,ALL THE TIME , SHE IS MY SOULMATE UNTIL THE END
PROPUESTA: ESCRIBE ALGO DEL "VENDETTA WHIT B", SE LO DEBES, ES TU ADMIRADOR, ES NOTORIO ESO.
Publicado en:
MILENIO NOVEDADES 1 MAR 09
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