sábado, 14 de julio de 2007

El plagio



“UN VERDADERO AMIGO TE APUÑALA POR EL FRENTE.”
- Oscar Wilde

Hay que tener huevos. Y unos bien grandes. El otro día me habló un amigo que vive en Mérida para informarme que me habían plagiado. Salvo los insultos habituales que digo cuando algo me indigna, la verdad no le di mucha importancia al asunto porque hoy día el mundo está más que nunca infestado de oportunistas, es decir, de tipos ávidos de robar el aplauso y el respeto ajeno. Respeto y aplauso que se gana con sangre, lágrimas y una que otra advertencia que si la lees entre líneas es una amenaza de que si sigues por el mismo camino, importunando a gente poderosa por decir verdades incómodas, muy pronto vas despertar a la orilla de los manglares con la piel del cuerpo adornada con huellas de tortura y el infalible tiro de gracia en el cráneo. Claro, lo mío no llega a tanto (benditas sean la mayoría de las revistas y los periódicos que no tienen los huevos para publicarme sin censura), pero debo admitir que también he pagado con algo de sangre, lágrimas y una que otra amenaza ciertos escritos.
Decidí viajar a Mérida para investigar el caso. “Un tal Conrado Roche tuvo las pelotas”, me dijo encolerizado mi amigo, mostrándome el periódico Por Esto! donde aparecieron publicados no uno ni dos, sino cuatro de mis escritos firmados efectivamente por el tal Conrado Roche del que me hablaba.
No soy un hombre que eche mano de la venganza para saldar los platos rotos que siempre rompen los canallas. Es por eso que no les voy a hablar del hombre que se tomó la libertad de plagiarme, o mejor dicho, de robarme porque cobró los escritos; un hombre al cual conozco desde hace muchísimos años y que creí conocer más que nunca al leer tres de sus libros. Tres magníficos libros. Tres libros que me enseñaron desde joven que la literatura desayuna, almuerza y cena injusticia porque muy pocas personas fuera de Mérida los leyeron. Por eso no voy a desperdiciar esta columna en hablar del grandísimo sinvergüenza que los escribió, sino del contenido de los libros, o más bien, de uno de ellos: Emeterio o la gloria comprada, que fue el primero que leí del autor y que ayer me di a la tarea y el placer de leerlo una vez más. Porque una cosa es el libro y otra muy distinta el autor, muy independientes el uno del otro, pues un libro cuando ve la luz o cae en manos de un lector deja de inmediato de pertenecer a quien lo escribe.
Emeterio o la gloria comprada es una novela que en menos de 100 páginas resume con maestría la historia de cómo era la vida en las haciendas de Yucatán a principios del siglo pasado; la vida de nuestros bisabuelos y abuelos, que forjaron las maneras y las formas de esta Mérida racista, doble moralista, llena de taras y vendida al mejor postor, donde siempre han triunfado y triunfarán los malos. Leer la vida de Emeterio es comprender de dónde venimos y a qué se debe que nos comportemos como nos comportamos; es sumergirnos hasta las entrañas en nuestra propia historia y descubrir por qué en el sureste somos tan distintos a nuestros compatriotas del centro y norte del país (gracias en parte a la mezcla y convivencia con la raza sirio-libanesa, erróneamente conocida como “turca”), no por ello dejando de ser iguales en muchos aspectos al resto de la población mexicana, que donde quiera que sea al parecer lo único que tiene en común es eso de alardear por cosas que no se poseen, asesinar con la lengua (por la espalda, desde luego), y aprovecharse del más débil y explotarlo. Emeterio es un espejo de nosotros mismos, un desgraciado que no duda un instante en soportar cualquier tipo de humillación o de vender o sacrificar a quien sea necesario (da igual que sea amigo o familiar) con tal de obtener dinero, poder y finalmente la gloria. La suya es una historia que se sigue repitiendo aun en nuestros días, lo que a pocos les gusta reconocer, en la que los indígenas ya no son víctimas de azotes con duras sogas de henequén pero siguen siendo explotados y tratados como si fueran animales que no son capaces de comprender su realidad; donde las familias poderosas (La Casta Divina) ya no son las mismas de antaño pero no por ello son menos sinvergüenzas en el arte de figurar y amasar más y más fortuna; donde el gobierno tampoco tiene los mismos colores de años pasados pero prevalece en su feroz e insaciable apetito de poder. Es por eso que Emeterio o la gloria comprada sigue siendo uno de mis libros favoritos, escrito en un estilo sencillo, cínico y descarado, que no deja sin derramar una sola gota de rabia por parte del autor que vivió la historia en carne propia, pues Emeterio existió. Y tan existió (con otro nombre) que Conrado lleva en sus propias venas su sangre. Sangre que para mi desgracia corre también por mis venas, pues en caso de que no lo haya mencionado antes, Conrado Roche es mi tío. Y ahí es en donde me queda clarísimo que un escritor al que siempre admiré por sus escritos (nunca por su estilo de vida) no le pide nada a Emeterio, ese grandísimo hijo de puta al que no le tembló la mano cuando despojó a su familia de todo cuanto poseía.
Si algún día tienes la suerte de toparte con el libro, cómpralo, róbalo o ve la forma de hacerte de él, que en sus páginas lo más probable es que te encuentres a ti mismo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No se de que hayan sido los comentarios que te hayan plagiado, mucho menos de cuanto le hayan pagado a tu tio por ponerlos, lo que si se es que si el mensaje que transmitias era valioso y tuviste el chance de tener esa exposicion, pues valio la pena entonces, no si buscabas el reconocimiento pero sí, si tu fin era exponer tu forma de pensar a los demas.

Anónimo dijo...

El tuyo es un punto muy válido, David, pero al mismo tiempo entiendo la frustración de quien no está jugando a escribir, sino intenta ganarse la vida mediante la escritura, y un buen día se encuentra en esta situación. Deberías demandar al cabrón.

Anónimo dijo...

si sentiste ravieta por exponer uno de sus libros, no lo deberias de hacer, si robo tu escrito , pudo haberlo hecho con
el libro “Emeterio o la gloria comprada” , y si no es asi ps ni pedos, pero que huevos de tiote mandas.

Anónimo dijo...

AH, CHINGA... ES TU TÍO JESÚS SOLÍS ALPUCHE, PUES DEBISTE OÍR EL RUIDO DE SU CASCABEL, YA VEZ QUE HASTA LLEVA ESE NOMBRE EN SU MAIL. TE LO PASO PARA QUE LE MARQUES COPIA DE TU QUEJA: chantzacan@hotmail.com

PS: Un escritor puede incluso no publicar nunca su obra,quemarla, publicarla con seudónimo (dejando pistas de quién es realidad), pero nunca, nunca deberá callarse y debe hacerla de pex si descubre algún plagio, cuantimás si es contra él.

ps (bis) efectivamente, se escribe urbi et orbi

Cosas del camino Real dijo...

Publicado en:

http://cosasdelcaminoreal.blogspot.com/2008/03/el-plagio-por-rodrigo-sols.html

Peru.com dijo...

Publicado en:

http://pildoritadelafelicidad.blogs.peru.com/2007/12/04/el-plagio/