sábado, 14 de julio de 2007

Globos de Oro




“DUDO QUE A ALGUIEN SE LE TOME EN
SERIO POR DEMASIADO TIEMPO. EN SEIS AÑOS VOY A ESTAR EN UN REALITY SHOW DICIENDO
“HEY, TUVE UN GRAN AÑO EN 2006”…


- George Clooney (ganador del Globo de Oro al mejor Actor de Soporte)




De entre todos los premios, sin duda, los Globos de Oro son los más geniales, solo detrás de los AVN (Adult Video News) Awards. Durante dos horas, mi pulgar hizo hasta lo imposible por pulsar el botón off. Sucumbió ante Hollywood, pero quién no lo haría.

Hay que aceptar que los actores, desde Kate Winslet con los brazos abiertos como gaviota y los ojos cerrados en la punta de un barcote, hasta Halle Berry, rebotando sobre los testículos de Billy Bob Thornton como si fueran un juego inflable de fiesta infantil, hacen su mejor esfuerzo por seguirle el paso cada inicio de año a los insuperables AVN, que honran, solo por mencionar algunos, a la Mejor Escena de Sexo de Sólo Chicas, Mejor Película de Sexo Únicamente -sin trama- (nunca imaginé que las películas porno en algún momento hubiesen tenido una), Mejor Escena de Sexo Anal, Mejor Película de Temática Anal, Mejor Director Extranjero (al menos ellos tienen la decencia de premiar a los extranjeros), Mejor Escena de Sexo en Grupo, Mejor Película Interracial, Mejor Escena de Sexo Oral, Mejor Comedia Sexual, Mejor Escena de Sexo en Solitario (deberían nominarme), Mejores Efectos Especiales (sabía que los actores no lo podían tener de ese tamaño), Mejor Película Especializada BDSM (Ataduras y Sadomasoquismo), Mejor Película Especializada en Pechos Grandes, Mejor Película Especializada Fetiche de Pies, Mejor Película Especializada Otros Géneros (no quiero ni imaginar cuales), Mejor Película Especializada Nalgadas, Mejor Actor de Soporte (todo cobra nuevas perspectivas en el porno), Mejor Actuación Provocativa (parecida a la de Lucerito en Alborada), Mejor Escena de Sexo en Trío, Mejor Película Transexual, Escena de Sexo más Escandalosa…

Los premios al porno nunca perderán su hegemonía, al menos hasta que la HFPA (Hollywood Foreign Press Association) cambie su manera de juzgar quién merece ganar. El error es simple: los críticos entregan el premio a la mejor película del año dependiendo de cuantas lágrimas les haya hecho derramar durante la función. La academia del porno simplifica las cosas: meten a Pee-wee Herman a un cine para adultos y dependiendo de cuantas puñetas se haya hecho con cada película, obtienen a la ganadora.

A pesar de ello, repasemos por qué los Globos de Oro se aproximan, más que ninguna otra ceremonia de entrega de premios no-pornográfica, a ser tan buenos como un revolcón con Jenna Jameson.

Guía de los organizadores:

1. Elige un buen centro de mesa. Olvida los fruteros y los candelabros. Una botella de Moët será todo un éxito entre tus invitados, más aun si la mitad de ellos pertenece a doble A y la otra mitad pidió permiso para salir una noche del centro de rehabilitación de Beverly Hills.

2. Elige un buen local. Para tener el éxito garantizado hay que llevar a las superestrellas a un local digno del presupuesto de una graduación de estudiantes de preparatoria pública. Mientras más pequeño, mejor. No querrás que tu evento se convierta en los Oscares; el Kodak Theatre es tan grande que para recoger tu premio tienes que tomar un taxi que te lleve al escenario. Hay tantas categorías que a los ilustres desconocidos nominados les hacen pasar al escenario, enfilándolos como en certamen de Miss Universo, y allí mismo dicen el nombre del ganador, haciendo pasar la humillación de su vida a los perdedores que tienen que sonreír hipócritamente como una suplente de reina de belleza y regresar de vuelta a su lugar con las manos vacías. Si tienen suerte, para la próxima entrega la Academia abrirá un drive through como en Burger King, para que ni siquiera tengan que bajarse del taxi.

3. Elige mesas circulares. Cubrirán todos los pasillos y vías de acceso del local. Evitarás que Renée Zellweger vaya al baño al momento que se requiera su presencia en el escenario; también beneficiarás al gremio de quiroprácticos, por tener a la mayoría de tus invitados como Linda Blair en El Exorcista: nada como estar de espaldas al escenario durante toda la noche.

Peyton Manning y los Potros de Indianápolis hubieran deseado el fin de semana a un corredor tan habilidoso como los ganadores del Globo de Oro. Empujones, saltos, tirones, ¡Touchdown! Gracias por el premio y una disculpa a Johnny Deep y Eva Longoria por derribar sus mesas camino al escenario.

4. Elige un buen discurso. Los malos actores por lo general tienen un discurso planeado, que incluso preparan desde el momento que saben de su nominación. Lo preparan tanto y se lo toman tan en serio que deberían nominarlos a la mejor actuación en un discurso.

Un discurso planeado comienza dando las gracias y asegurando que no esperabas ganar. Acto seguido, de los bolsillos aparece mágicamente una hoja con una lista de nombres más larga que la de los involucrados en el FOBAPROA. Para evitar ser tachado de cínico, tienes dos opciones: demandar al diseñador de tus pantalones o ser Steve Carell y echarle la culpa a tu esposa por meter en tus bolsillos un discurso. De paso, matarás de risa a la audiencia sin que siquiera note lo ególatra que eres.

En cuanto a los buenos actores, ocurre todo lo contrario. El escenario parece tener poderes mágicos; estar sobre él les convierte en hombres tan vulnerables como cualquier persona auditada por Hacienda. A Joaquin Phoenix, al darse cuenta que se encontraba frente a una multitud de celebridades y con el premio a mejor actor en comedia o musical entre las manos, lo único que se le ocurrió decir fue: “¿Quién hubiera pensado que ganaría en esta categoría? Tengo que agradecer a muchas personas pero no las recuerdo en este momento.” Philip Seymour Hoffman, otra victima de los poderes del escenario, a pesar de ser desde hace años uno de los más versátiles actores del mundo -por ende subestimado por la critica hasta hoy en la noche-, al recoger el premio al mejor actor dramático, se puso tan colorado como un niño obligado a recitar una poesía frente a todo el alumnado de la escuela, cerró los ojos, se pasó desesperado la mano sobre la albina cabellera y después de unos angustiosos segundos bajo el escrutinio del distinguido auditorio, logró proferir al micrófono: “Ojalá esto fuera un podio, así no verían temblar mis rodillas. ¡Oh, Dios!”.

5. Elige un buen guardarropa. De preferencia un moño. Los moños jamás pasarán de moda. Nada como presentarte con un moño a un evento visto por millones de personas. Si Yves Saint Laurent, Calvin Klein, Louis Vuitton, Hugo Boss, Tommy Hilfiger, Karl Lagerfeld, Donatella Versace o Ralph Lauren te ofrecen vestirte para la noche más importante de tu vida, recházalos y elige un moño. La oportunidad de parecerte a tu dibujo animado preferido de Hanna Barbera está más próxima de lo que crees.

6. Imagina ser una estrella ganadora del Globo de Oro. No te sientas mal, y echa a volar tu imaginación. De cada diez televidentes, nueve imaginan serlo. Los premios están diseñados para ello, no te limites.

Lo único que necesitas es un buen discurso. Recuerda que los ganadores del Globo de Oro en algún punto de su vida fueron unos perdedores y unos Don Nadie como tú. Por algo la vida, sabia como es, les ha brindado el éxito hasta ahora, pues de lo contrario los resultados serían catastróficos:

“Este premio está dedicado a mi cirujano plástico por mi maravilloso trasero nuevo. También quiero agradecer a la compañía farmacéutica que me suministra el Prozac y el Valium. También a todos los paparazzi, pues sin ellos no me hubiera vuelto adicto al Prozac y al Valium. También quiero dedicarlo a mi primer representante, el negro proxeneta que me sacó del tabledance donde comencé mi carrera artística. También a mi publicista, que sugirió nunca demostrar en público y menos declarar a la prensa mis preferencias sexuales. No quiero olvidar a mi primera esposa, que me ayudó a superar todos los traumas injertados por mis compañeros de secundaria porque era raro. También a mi segunda esposa que murió por causas misteriosas. También a la tercera, desaparecida desde hace algunos años. Esto también es para ti, mi ardiente, juvenil e ilegal novia actual. Quiero agradecer al cuerpo de policía por declarar como suicidio la muerte del transexual al que ofrecí aventón a su apartamento. Esto también es para ti, madre, aunque no me estés viendo porque no tienes televisor en el remolque donde vives, pero cooperaste para que yo esté aquí. Y para ti, hermana, gracias por ocultarme por más de veinte años que eras mi verdadera madre biológica. Gracias a todos, en verdad. Tampoco puedo olvidar a las grandiosas compañías de cine y a sus magníficos productores ejecutivos, con los que amanecía todas las mañanas en moteles de paso de la carretera interestatal; son tantos que no podría mencionarlos a todos. Espero no olvidar a nadie. Gracias, y que Dios los bendiga. Gracias también a Dios, que sin él no estaría aquí, sosteniendo este premio y llevando la fabulosa vida que llevo actualmente”.

7. Consigue una vida. Tira al bote de la basura tu discurso. “Wey, no se que decir, quiero agradecer a mi mamá, a mi papá, a mi hermano. También a mi gato. A mi novio también, te amo chiquito. Wey, esto es lo máximo, también a todos mis amigos. Las amo loquis”.

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