MUJERES ENTRE LOS 25 Y LOS 29 AÑOS CON AL MENOS UN INCIDENTE DE VIOLENCIA REPORTADO : 52.2%
-INEGI
Permíteme iniciar este escrito diciéndote que esta columna es sagrada, al menos para mí, y que trato de utilizarla únicamente con fines humorísticos y de protesta; de ahí que tras reflexionar el acontecimiento tan desagradable del cual me hiciste presa en días pasados, en vez de dejarlo pasar como usualmente hago cuando tropiezo con situaciones imbéciles, he decidido redactarla, dedicándote estas letras, porque igual y algún otro lector se identifica con este embarazoso relato.
Por lo general, cuando dedico a alguien un escrito me valgo del clásico “querido amigo” o “querida amiga” según sea el caso, pero como no es el caso, pues ni eres querido, ni mucho menos mi amigo (para mi fortuna, porque tengo el placer de no conocerte en persona), pongo punto final a este asunto de la única manera en la que un ser humano puede hacerlo si es que se precia de ser un ser pensante: mediante un escrito.
Ignoro cuál sea tu nombre, y lo único que sé de ti –además de lo que me dices en los bellos mensajes que me has enviado por celular- es que eres el novio de una amiga mía, de la que empiezo a tener fuertes sospechas de que su salud intelectual y emocional están yéndose al carajo, ya que de lo contrario jamás se hubiera enrolado con un pensador como tú. Igual y todo este asunto es obra de los Legionarios de Cristo, con quienes estudia actualmente y donde seguramente te conoció, pues sé de primera mano que allí estudian los futuros líderes del mundo (en realidad, los líderes de la región).
Ahora bien, si es verdad que tu novia, o mejor dicho mi amiga, lee cada semana esta columna como me lo aseguró en aquella fiesta de la que todos los presentes salimos zigzagueando por la puerta como insectos fumigados para continuar con nuestro sano esparcimiento en un antro de moda, quiero creer que recapacitará en eso de ser “tu novia”, título posesivo que utilizaste el otro día en medio de gritos en un glorioso intento por intimidarme. Y déjame confesarte que lo lograste. No sabes el miedo que sentí y, te aseguro, no fue por la seguridad de mi persona.
Ya que estamos en eso del miedo, supongo que el de mi amiga es mucho mayor que el mío, pues de lo contrario no encuentro otro argumento para que un ser humano tan inteligente como ella se relacione y permanezca con un chimpancé al que sus domadores tuvieron la brillante idea de enseñarle cómo manipular un celular para que enviase las siguientes joyas literarias que a continuación reproduzco, incluidas las faltas ortográficas:
Mensaje 1: “Contesta señorita no seas tan miedosa. ten dignidad jodido.”
Mensaje 2: “Hay tienes porque una persona como (por prudencia omitiré el nombre, no quiero que me la golpees) jamas te haria caso . por que te faltan huevos. Ni un mensaje mas.por tu bien. déjala en paz.”
Vamos paso por paso.
Respuesta al primer mensaje: En tus propias palabras deberías encontrar la respuesta a por qué no volví a contestar tus incontables llamadas. Te sugiero que busques en el diccionario el significado de la palabra dignidad. Y en cuanto a lo de “señorita”, te diré, igual y tienes razón, con esos huevos tan grandes que tienes, es probable que los míos luzcan como los de una señorita.
Respuesta al segundo mensaje: A lo mejor en el cuaternario las hembras quedaban perdidamente enamoradas de sus machos por el tamaño de sus genitales. Sin embargo, hago de tu conocimiento que estamos en el siglo XXI, así que dudo que si a mi amiga algún día le apeteciera tener algún idilio conmigo, lo haría basándose en el tamaño de mis huevos. En cuanto a los mensajes no te prometo nada; por lo general los amigos se mandan mensajes para tomarse un café cuando están de visita en la ciudad donde el otro radica, y eso de dejarla en paz creo que deberías planteártelo tú. Ninguna persona tiene el derecho de condicionar a su pareja acerca de a qué persona debe o no debe ver. Ignoro cómo sean las relaciones en los zoológicos, pero en las sociedades civilizadas los seres humanos tienen la libertad de escoger sus amistades, le guste o no a los demás. Además, permanece tranquilo, mira que con paciencia todo se soluciona. En vez de andar de celoso (traducción: inseguro) deberías pedirle de la manera más atenta a mi amiga que instale una cámara en su celular para que puedas grabar hasta el último de sus movimientos, así podrás con toda tranquilidad comprobar que el último hombre que le quiere meter mano soy yo, y podrás concentrarte en amenazar a placer a la larga fila de hombres que se le acercan con una intención muy distinta a la mía (y que con la misma son mandados a volar) en esas fiestas en las que coincidimos.
Sin más me despido, con la esperanza de nunca volver a saber de tu persona –cosa que veo difícil porque los hombres con prominentes huevos todo lo quieren solucionar a golpes- y con la firme creencia de que mi amiga revisará la escandalosa cifra de mujeres abusadas física y/o sicológicamente que existen en nuestro país, para jamás pasar a ser un número más en esta bochornosa estadística, que crece día con día en México gracias a hombres que se precian de tener los huevos grandes, como tú comprenderás.
1 comentario:
muy bien hermanito.. me he reido muchísimo!! gracias por recordarme la cantidad de animales que hay en nuestra sociedad, y me deja tranquila saber que tú no eres uno de ellos. felicidades..
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