Fui yo... ¿y qué?

“MIENTRAS MÁS CORRUPTO ES EL ESTADO, MÁS
NUMEROSAS SON LAS LEYES.”

- Tácito

“EL QUE VOTA NO DECIDE NADA, EL QUE CUENTA LOS VOTOS DECIDE TODO.”

- José Stalin

“UNA DEMOCRACIA NO ES OTRA COSA QUE REGLA DE LA MUCHEDUMBRE, SEGÚN
LA CUAL EL CINCUENTA Y UNO POR CIENTO DE LA GENTE PUEDE ARREBATAR LOS DERECHOS
DEL OTRO CUARENTA Y NUEVE POR CIENTO.”

-Thomas Jefferson

Ocurre que no tenemos escapatoria, por los siglos de los siglos nos valdrá madre México, amén. Y el que crea lo contrario, vaya viendo al presidente municipal del Estado de Colima, quien montó una grúa para remover una obra de arte –a la postre fracturada- del escultor José Luis Cuevas, por simple capricho de su imbecilidad. El circo llegó a feliz desenlace con el Señor presidente municipal tirado en el pavimento como un niño de kinder, pataleando y pegando de gritos al tiempo que se aferraba como un chimpancé a los tobillos del operador de la grúa para impedir que a éste la policía se lo llevara esposado y detenido por infringir sabrá Dios cuantas leyes.

Lo primero que nos debiera venir a la mente es cómo semejante hombre del cuaternario pudo lograr la investidura de presidente municipal; lo peligroso y triste del asunto es que no hay que romperse mucho la cabeza: vía elecciones democráticas. El pensador vasco Fernando Savater planteó en el libro Política para Amador que la democracia es una paradoja, pues todos conocemos más personas ignorantes que sabias y más personas malas que buenas... luego es lógico suponer que la decisión de la mayoría tendrá más de ignorancia y de maldad que de lo contrario. Es decir que, si tal premisa la adaptamos a México, un país con una población de poco más de cien millones de habitantes donde el cincuenta por ciento vive en la pobreza y cuya prioridad es la de rajarse el lomo como burros para llevar un plato de frijoles a casa para que su familia no muera de hambre, no podemos esperar que esta mitad de la población (la cual tiene derecho al voto) tenga la capacidad de discernir qué diputado, qué senador, qué presidente municipal y mucho menos qué presidente de la república es el idóneo para sacarlos de una vez por todas de la miseria en la que viven.

El otro cuarenta y nueve por ciento de la población no es mucho más alentador: la clase media. Ya sea media baja, media media, media un cuarto, media tres cuartos, media alta o como quiera catalogarnos el INEGI, a fin de cuentas todas son medio idiotas, y quien se sienta aludido, vaya cambiando el canal de las telenovelas al canal de las noticias, donde te relatarán un nuevo acto de desfalco e impunidad por parte de nuestros mandatarios, los cuales nos son tan ajenos y anónimos como lo son Octavio Paz o Carlos Fuentes, todo gracias a la glorificación de la que hemos hecho objetos a Maribel Guardia, Anahí y Angélica Vale. Y para muestra basta un ejemplo: pregúntale a la persona que tengas a un costado si está conforme con los políticos que nos gobiernan. La respuesta será obvia: “todos los políticos son unos bandidos hijos de la chingada”, responderá el sujeto, mitad furioso, mitad valiéndole madre el asunto. Y bueno fuera que la mitad más uno de su respuesta hubiese sido con furia para que de una vez por todas el tipo apartara la mirada de las tetonas del Tv y Novelas y empezara a dejar de valerle madre su condición de idiota.

Pero resulta que ser un idiota es bien visto. Es más, ser un idiota te califica para aspirar a algún cargo público; a mayor grado de idiotez, mayor la envergadura del puesto público. Y si no lo crees escucha a los políticos que te dicen de corridito todos los días que eres un pobre tonto adiestrado a no quejarte: “Tapizamos tus ciudades con nuestras carotas horrendas y sonrientes y ni así recuerdas nuestros rostros después que votas por nosotros, y te robamos hasta el último peso de los bolsillos y eso gracias a que estás endiosado con los eventos que ocurren en el mundo de la farándula que sólo embrutecen tu mente y te dejan sin neuronas para que te importe poco que el día de mañana terminemos de podrir a tu país y sin tener siquiera que huir al extranjero, todo gracias a la democracia y a que te tomaste la molestia de que te valiera madre quién fue tu diputado y tu senador y tu presidente municipal y tu presidente de la república, y tenemos que agradecértelo tanto por ser tan imbécil y dejar que ahora sea tu jefe y te diga qué debes hacer y qué debes leer –aunque dudo que leas en absoluto- y qué debes comer y qué debes vestir y cómo debes comportarte, pues eres mi monito cilindrero que baila al ritmo que le toque, porque eres un cobarde e idiota al que nunca le dio la gana de leer un libro para salir de la inopia y descubrir que nosotros los políticos somos simples empleados tuyos y no al revés, y te repito sin el menor pudor que eres tan idiota e imbécil que seguirás siendo mi empleado hasta nuevas elecciones y no te preocupes, que en ese lapso tu ignorancia crecerá tanto que ni cuenta te darás y me elegirás nuevamente para que siga gobernándote desde el anonimato mientras tu sigues elevando a la escala de semiodioses a Lorena Herrera y a Jaime Camil y a Jorge Kahwagi, que aunque lo viste en Big Brother también en sus ratos libres es Diputado, y lo creerás o no pero no nos importa siempre y cuando sigas votando por nosotros, así tengamos la osadía de remover obras de arte que engalanan tus ciudades y cuando te indignes y preguntes quién fue el responsable de tal acto de estupidez responderemos nosotros los políticos al unísono: fui yo... ¿y qué?